A medida que las naciones y empresas latinoamericanas recaudan montos récord del floreciente mercado de deuda sostenible, Moody’s Investors Service está señalando una serie de riesgos de índole ambiental, social y de gobierno corporativo (ESG, por sus siglas en inglés) relacionados que enfrentan los prestatarios y prestamistas en la región.
Si bien el impacto crediticio general de los factores ESG en América Latina y el Caribe es menor que en otros mercados emergentes, la mayoría de los emisores de la región tienen puntajes de impacto crediticio negativos, escribieron analistas liderados por Gabriel Torres en una nota la semana pasada.
Los puntajes miden el grado en que los factores ESG influyen en la calidad crediticia de un emisor o transacción y varían desde un puntaje de impacto crediticio no negativo de 1-2, moderadamente negativo (3), altamente negativo (4) a muy altamente negativo (5).
De los 29 soberanos que Moody’s calificó en la región, 15 soberanos tienen puntajes muy altos o muy negativos, “lo que refleja severas presiones ESG en sus perfiles crediticios”.
Argentina y Surinam tienen puntuaciones muy negativas, “lo que refleja una gobernanza muy débil en ambas naciones”.
“Una historia de incumplimientos, instituciones débiles y la falta de previsibilidad de las políticas en ambos países contribuyen a sus bajos puntajes de gobernabilidad”.
La alta exposición a los riesgos ESG explica en parte por qué la región está vendiendo deuda para financiar proyectos sostenibles a un ritmo récord. Los soberanos y las corporaciones de la región han recaudado alrededor de US$ 21,400 millones en acuerdos de deuda internacional vinculados a ESG este año, casi el doble de lo que pidieron prestado el año pasado, según datos compilados por Bloomberg.
Los riesgos ambientales son mayores en el Caribe debido a sus muchas pequeñas economías insulares que están expuestas a huracanes y al aumento del nivel del mar.
Los riesgos sociales, concentrados en salud y seguridad, vivienda y acceso a servicios básicos, son más altos en la subregión de Centroamérica, que tiene la tasa de homicidios per cápita en tiempos de paz más alta del mundo.
“Estas preocupaciones son a menudo una barrera contra la inversión extranjera directa y son el principal impulsor de la emigración de la región”.
Ante fuertes demandas sociales, países como Chile, Colombia y Perú han experimentado protestas populares y agitación política impulsadas por la incapacidad de los gobiernos para abordar esas demandas de manera efectiva.
Las exposiciones crediticias relacionadas con la gobernanza varían de positivas en las Islas Caimán y Chile, a muy negativas en Argentina, Ecuador y Nicaragua.