Quién está más obligado a rendir cuentas?

Quién está más obligado a rendir cuentas?

Felipe Gutiérrez /CEO Concertum 

La Administración Tributaria no cesa de actuar arbitrariamente contra los contribuyentes, especialmente las empresas que más pagan. Recientemente la SUNAT pretende desconocer las remuneraciones y honorarios de altos directivos, con contratos vigentes, poderes inscritos, etc, alegando que sus servicios efectivos no están bien “acreditados”, criterio arbitrario y discrecional que aplicado por los (perversamente) interesados constituye un despropósito y un abuso. Además es necesario agregar que si hay alguien incapacitado para poner en tela de juicio los servicios profesionales o directivos, es el estado.  Si se aplicara a todas las instituciones públicas responsables del retraso, ejecución defectuosa, corrupción y pésimos resultados de la inmensa mayoría de proyectos y obras públicas, las planillas estatales no serían reconocidas en absoluto. Pongamos de ejemplo las de Petro Perú que bate el récord mundial de incompetencia y malos manejos o las compras en los programas de alimentación de varios ministerios y organismos, o las planillas de los ministerios responsables de haber creado una maraña absurda de requisitos inútiles que retrasan y desaniman la inversión minera formal. O las de los municipios que no cesan de hostigar y extorsionar a las empresas formales a las que clausuran por pretextos sin amparo legal. O las de los responsables de no haber ejecutado las mínimas obras para garantizar un acceso razonable al nuevo aeropuerto y podemos seguir con las fiscalías y el Poder Judicial y ponernos a llorar.

Esto tiene que parar si queremos que prime el sentido común y se deje de hostilizar a quienes producen la riqueza y sostienen el país y así desbaratemos toda la maraña de normas absurdas que destruyen competitividad y alientan la informalidad/ilegalidad que hoy florecen descontroladas. Pero sobre todo, que desterremos esa mentalidad anti-empresarial y anti-inversión formal y sana que caracteriza a una inmensa legión de políticos, autoridades y burócratas.

No basta con de-regular un poco por aquí y otro por allá. Se trata de hacer un cambio radical e integral.

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