Sucede con frecuencia que las necesidades de relacionamiento de una determinada empresa con las autoridades del sector que la regula no son necesariamente bien representadas o gestionadas por el gremio que agrupa a todas las empresas “similares”, causando desazón y malestar. La explicación de esa situación generalmente no radica en la falta de voluntad de los gestores del gremio por atender a su asociado o en una desidia o incompetencia, sino más bien en la multiplicidad y muchas veces contradicción de intereses al interior de los integrantes de dicho grupo institucional. Esa diversidad de intereses ocasiona que el gremio como tal no pueda “tomar partido” por una u otra posición, porque eso desbarataría la unidad gremial que debe quedar incólume para la defensa de los intereses COMUNES de sus integrantes.
Imaginemos como ejemplos el gremio de energía que reúne a proveedores de energías renovables con las no renovables, a generadores con transmisores y distribuidores, a empresas transnacionales y locales, a grandes y chicas, a empresas situadas en Lima o en provincias y un largo etcétera. Pongámonos a analizar el gremio de Infraestructura que aglutina telecom, puertos y aeropuertos, energéticos, servicios viales, marítimos y otros. En ambos casos hay al interior del gremio intereses distintos y a veces contrapuestos, lo que impide la gestión de relacionamiento individual o específica. Para esta última, se debe desplegar una gestión de intereses propia, individual, diferenciada que defienda la posición de cada interesado, buscando influir en los marcos normativos y las condiciones de competencia que lo afectan directamente. Muchas veces encontramos en las comisiones ordinarias del Congreso o en los despachos de los ministerios o de los reguladores, pronunciamientos contradictorios formulados por miembros de un mismo gremio y ello no debe llamar la atención ni considerarse un cisma al interior del mismo. Se trata del arbitrio de intereses respecto de actores que tienen pleno derecho a su individualidad y a la defensa de sus propios puntos de vista.
Es importante tener en cuenta esta diferencia y ser conscientes que hay gestiones de relacionamiento generales y comunes a todo un sector- para las cuales el gremio puede y debe actuar- y las hay específicas que requieren un enfoque y un tratamiento individual.
El mundo del lobbying profesional es amplio y debe fomentar un intercambio bien fundamentado y transparente.