Diana Nelson quiso que el fotógrafo la retratara con su tabla de surf. La embajadora de Australia en Perú y Bolivia aprendió a correr olas en nuestro país hace dos años. A pesar de que su lugar de origen se caracteriza por ser cuna de surfistas, nunca se había animado a enfrentar al mar allá. ¿Le fue difícil? “No tanto, tengo un buen profesor. Además, las olas en Perú son muy buenas, muy consistentes. Y la gran ventaja es que, a diferencia de Australia, no hay tiburones”, señala.
¿Cómo se acerca a la vida diplomática?
Era abogada, pero siempre tuve dos intereses claves en mi vida: el amor por viajar y una fascinación por los asuntos internacionales. Así que al terminar la universidad tomé dos años de vacaciones, compré un pasaje de ida a Indonesia y ahí empecé a mochilear por el mundo. Allá decidí que quería vivir afuera de Australia y experimentar otras culturas representando a la mía.
¿Cuál ha sido su viaje favorito?
Al terminar mi puesto en Chile en el 2009. En esa época fui a mochilear con mi esposo e hijo de 4 años. De México a Colombia, pasando por todos los países de Centroamérica con dos mochilas y el carrito del bebé.
¿Qué fue lo más divertido?
Ir en buses locales, alojarnos en pensiones muy básicas. Para mí fue una experiencia única. Y a mucha gente le llamaba la atención ver a una familia viajando así, con un niño crespo y pelirrojo que hablaba muy bien el español.
¿Y le provoca hacer aún esos viajes?
Claro. A principios de enero hicimos uno en auto por Perú, de más de 3,000 kilómetros.
¿Qué conocieron?
De Lima a Chicama, donde está la ola más larga del mundo para correrla con los chicos. Y luego fuimos por Chiclayo hasta Chachapoyas, a la catarata de Gocta. Regresamos por Cajamarca y Caral.
Parece una mujer de aventuras, ¿la vida diplomática no es lo contrario?
Es una carrera que nunca me ha aburrido, siempre hay algo nuevo por hacer. Aprendes mucho del mundo y conoces gente de todos los ámbitos de vida, políticos, funcionarios, académicos, gente humilde, común y corriente que trabaja en proyectos.
¿No debe ser a veces demasiado políticamente correcta?
Creo que lo importante como diplomática es escuchar, leer y conocer al país anfitrión sin juzgarlo. Como australiana, soy honesta y directa, digo lo que pienso, pero respeto la soberanía del otro país.
Y sin ánimo de juzgar, ¿qué es lo que más le ha costado aprender de la forma de vivir de los peruanos?
¿Además de cómo manejan? (ríe) Me encanta, por cierto, conducir en Lima. Lo que más me ha costado creo que es entender el sistema político. Requiere estudiar, leer y tener muchas conversaciones con amigos peruanos.
¿Qué tanto los jóvenes australianos están inmersos en la política?
Diría que son un poco más desconectados de la política. Tenemos una política más aburrida y básicamente dos partidos que dominan la escena. Así que es todo más predecible y menos complejo.
¿Usted es de derecha o de izquierda?
Australia es un país muy centrista. Yo soy funcionaria. Mi trabajo es implementar políticas, pero no me meto en política.
FICHA TÉCNICA
- Nombre: Diana Nelson.
- Cargo: Embajadora de Australia en Perú y Bolivia.
- Tiempo en el cargo: Dos años.
- Hobbies: Viajar y correr olas.
EN CORTO
Misión. Diana Nelson es “la primera mujer en ese cargo”, enfatiza. Por eso, para ella es importante alentar a otras jóvenes a cumplir sus sueños. Lo hace en Women In Mining (WIM), por ejemplo. “Me inspiran las historias de peruanas que hacen carrera en el sector minero, aquellas a las que sus papás les dijeron que no era un campo para mujeres”, explica.