Alonso Vera
Socio del Estudio Muñiz
La última película de Rocky Balboa (Creed 2 “defendiendo el legado”), trata la historia de un joven campeón de boxeo que desea defender el legado y nombre de su padre, el otrora y ya fallecido boxeador Apollo Creed.
¿Qué tendría en común esta película con las empresas familiares? Pues creo que mucho. En la película, como ya se mencionó, el joven campeón quería defender el legado y nombre de su padre.
En el mundo empresarial lo que más desea el patriarca de un grupo familiar es que su nombre y legado permanezcan en el tiempo a través de sus herederos. ¿Qué toca de estos herederos? Es muy simple: hacer que el legado del patriarca y su familia se mantengan vigentes en el tiempo.
La pregunta es: ¿cómo lograr esto en una empresa familiar? La primera respuesta que me viene a la cabeza es implementando un protocolo familiar.
Y ¿en qué consiste o qué es un protocolo familiar? Es aquel instrumento que amplía las posibilidades de las relaciones entre la propiedad y la gestión del negocio familiar. Constituye un acuerdo que recoge una serie de normas y códigos de conducta, a los que se someten todos los miembros de la familia de mutuo acuerdo y que, en cierto modo, permite profesionalizar la manera en la que estos gestionarán el negocio.
El protocolo regulará y normará los siguientes puntos: (i) valores de la empresa, (ii) visión de la empresa, (iii) forma de funcionamiento de los órganos de gobierno: la junta de accionistas y el directorio, (iv) sistemas de dirección: evaluación, remuneraciones, planeamiento y control, (v) regulación para la transferencia de acciones y (vi) los criterios a seguir para el ingreso de familiares a la empresa como parte de la administración de la misma.
En tal sentido el protocolo familiar permitirá definir:
• La actuación de la familia en la gestión de la empresa.
• La retribución de los miembros de la familia y condiciones laborales de los familiares en la empresa; contratación, promoción, jubilación, cese, etc.
• La sucesión en la empresa.
• Los requisitos y formación académica requerida por los miembros en función del cargo a desempeñar.
• Otras cláusulas para facilitar el control social de la empresa familiar: pactos de no agresión, restricciones a la transmisión de participaciones a personas ajenas a la familia, compromiso arbitral para evitar los tribunales, etc.
• La regulación del patrimonio familiar.
Es por ello que la implementación de un protocolo familiar permitirá que los “patriarcas” o fundadores tengan la tranquilidad de que las políticas de sucesión de la empresa son claras y permiten la profesionalización de la misma; por su parte, los herederos tendrán también claros los requisitos con los que deberán contar para poder formar parte de la administración de la empresa familiar. Con esto, el legado familiar estará garantizado.