Periodista
Son varias las preguntas que muchos se hacen en estos días.
¿Qué va a decir el Presidente en Fiestas Patrias?, ¿se vienen anuncios populistas y clientelistas?, ¿habrá cambio de gabinete?, ¿quién podría ser el próximo Primer Ministro?, ¿quién ocupará la Presidencia del Congreso?, ¿cómo se formarán los bloques para la elección de la Mesa Directiva?
En otras épocas estas preguntas tendrían respuestas más o menos ciertas, o por lo menos habría indicios de qué podría pasar. Sin embargo, en estos días, no es fácil tratar de adelantarse.
No sabemos qué dirá el Presidente, y quizás él tampoco lo sepa todavía, pero no esperamos un discurso muy alentador en materia política y económica.
Las últimas noticias sobre los proyectos que maneja el gobierno, en temas como el laboral (empoderamiento de los sindicatos) o ambiental (cierre de operaciones o toma de control de industrias extractivas), por ejemplo, nos van indicando que el Ejecutivo no cesa en su afán de dar medidas populistas, o en su intento de andar por un camino radical de supuestas reivindicaciones o de control y confrontación con el sector empresarial.
Claro que en este “esfuerzo” de contentar a ciertos sectores de la población no está solo. El Congreso pone entusiastamente su parte, como ha sucedido ayer con la rebaja del IGV a un sector del turismo, y con muchas otras leyes que aprueba a pesar de la oposición de otros sectores y del mismo MEF, que parece no tener la autoridad suficiente para parar los entusiasmos políticos.
Lamentablemente parece que el populismo y el clientelismo han llegado para quedarse un tiempo. Y no solo en el Ejecutivo y el Legislativo. No va a ser fácil rectificar este comportamiento político que no se inicia hoy, pero que se ha profundizado en los últimos tres años hasta llegar hoy a situaciones realmente irresponsables.
La población se está acostumbrando, o la están acostumbrando, a normas que van contra la estabilidad jurídica y económica, y contra los intereses del país, pero que se dan para “contentar al pueblo”, y para ganarse bolsones electorales.
¿Tendremos en estas elecciones regionales y municipales, y en las próximas elecciones generales, líderes políticos y candidatos que sean capaces de decir la verdad y de corregir todo ese comportamiento irresponsable ofreciendo lo que realmente pueden cumplir y lo que responsablemente se puede y se debe hacer?, no lo creemos. La espiral de promesas no va a parar por un tiempo.
Tampoco podríamos apostar por un cambio total del gabinete. Pero se presume que podría llegarle la hora de descansar al Primer Ministro. ¿Podría reemplazarlo el actual ministro del Interior, que muestra una actitud distinta a los otros miembros del gabinete? Si así fuera, sería una ligera corrección; pero si se persiste en la lógica de los últimos 11 meses, entonces podrían promover a alguno de los “escuderos” del actual gabinete o traer a algún congresista leal.
Cualquier cosa puede pasar, como en el Congreso, donde se pueden dar las más increíbles alianzas, hasta llegar a una Mesa Directiva “inédita”.