Realidades paralelas

La mandataria también ofreció “soluciones” a las críticas por el pobre manejo de los sectores educación y salud, pero en vista que su mensaje tenía como objetivo ofrecer una visión optimista del país –y que sus fallos estructurales se resuelven con leyes o buenos deseos–, no mencionó dos grandes obstáculos. “Mi Gobierno continuará impulsando la meritocracia y revalorizando la carrera docente”, aseveró, frente a un Congreso que aprobó una ley que dicta el nombramiento automático de profesores contratados (con tres o más años en esa condición), sin que medien criterios de evaluación de desempeño.

Es cierto que el Ejecutivo observó la autógrafa de dicha ley, pero el Parlamento hizo caso omiso de los argumentos en contra y la aprobó por insistencia. El desmantelamiento de la reforma universitaria tampoco mereció atención en el discurso. Ese despropósito también es obra del actual Congreso, cuyas constantes muestras de abuso de poder también incluyen la reinstauración del bachillerato automático. Pero para la realidad paralela en que parecen vivir la presidenta y su premier (trascendió que fue el artífice del discurso), la involución universitaria no importa.

En salud, Boluarte respondió a las críticas por la falta de medicinas oncológicas anunciando que las que compre el Minsa, vía Cenares, serán entregadas gratuitamente a los pacientes “sin distinción de tipo de seguro de salud que tengan”. Hablando de seguros, ni una palabra sobre el caos que impera en Essalud. En los diez años previos al régimen Castillo-Boluarte, la entidad tuvo cuatro presidentes ejecutivos, en los dos últimos años, nada menos que ocho; para variar, el nuevo enfrenta graves cuestionamientos.

Eso ha deteriorado el ya pésimo desempeño de la entidad, debilidad que también alcanza al Minsa. ¿Será posible que en medio de ese marasmo se pueda modernizar la salud, incluida la compra de equipos de última generación, como aseguró la presidenta?