Las infecciones por chikungunya se calcula que costaron unos US$ 49,900 millones al mundo, entre 2010 y 2020, con la mayoría de casos en América Latina y el Caribe. La lista total la encabezan Brasil (3.2 millones de casos) y la República Dominicana (2,7 millones).
Un equipo internacional dirigido por la Universidad Airlangga (Indonesia) publica un estudio BMJ Global Health en el que combinaron datos de organizaciones internacionales y nacionales junto a modelos matemáticos, para establecer aproximadamente los números de esta enfermedad, cuya prevalencia puede estar subestimada.
El estudio calcula que, en 110 países y regiones durante el periodo estudiado, había unos 18.7 millones de casos; de los que se considera que 7.9 millones desarrollaron una enfermedad crónica y además fallecieron unas 13,000 personas a causa de la infección en su fase aguda.
Los investigadores calcularon que el coste económico de esta fiebre transmitida por mosquitos fue de US$ 49,900 millones, de los cuales 25,100 millones correspondieron a enfermedades crónicas y 24,800 millones a agudas.
Los costes directos, que incluyen la atención médica (diagnósticos, estancias hospitalarias, atención ambulatoria y medicamentos), ascendió a unos 2,800 millones (6% del total), y los indirectos, relacionados con el absentismo laboral de pacientes y cuidadores, fue de unos US$ 47,100 (94%).
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América Latina y el Caribe se llevaron la peor parte en cuanto a gastos, más de US$ 2,400 millones directos, y 40,300 indirectos, pero además en infecciones, con casi 15 millones.
Los países con mayor número total de casos fueron: Brasil (3.2 millones); la República Dominicana (2.7 millones) y Polinesia Francesa (1.6 millones).
Europa Central y Oriental, y Asia Central registraron el menor número, con 202 repartidos en seis países y que se atribuyen principalmente a viajeros que regresaban de zonas endémicas.
Los casos alcanzaron un máximo de 8.7 millones en 2014, cuando se notificaron brotes en la República Dominicana, Guadalupe, la Polinesia Francesa, la Guayana Francesa y varias islas del Caribe.
El estudio también estima el número total de años de vida ajustados en función de la discapacidad, es decir los años de vida perdidos a causa de una discapacidad/enfermedad/muerte. Estos ascendieron a 1.95 millones, lo que equivale a una pérdida media anual de 195,000 personas.
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Brasil encabezó esa clasificación, con 329,000 años, cifra que representa el 17% del total mundial entre 2011 y 2020.
Los investigadores reconocen en su estudio que la calidad y disponibilidad de los datos varía de un país a otro, y que la modelización se basó en ciertas suposiciones y simplificaciones, debidas a las limitaciones de los datos, lo que puede haber influido en la precisión de las estimaciones.
Además, representan una instantánea de las consecuencias sanitarias y económicas del chikungunya durante un periodo concreto, por lo que es posible que no reflejen con exactitud los cambios a lo largo del tiempo.
Con todo, el “estudio revela una carga económica y sanitaria considerable del chikungunya en todo el mundo, especialmente en América Latina y el Caribe”, dicen los autores.
El primer brote notificado se produjo en 1952 en Tanzania, pero en las últimas décadas se ha convertido en un grave problema de salud pública y su propagación se ve favorecida por la globalización, la urbanización y los cambios medioambientales, según el estudio.
Además, es posible que su prevalencia real sea subestimada debido a diagnósticos erróneos, infraestructuras de diagnóstico limitadas o problemas de acceso a la atención sanitaria.
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