Por Gary Shilling
Las acciones han caído casi a territorio de mercado bajista. Los bonos han sufrido grandes disminuciones de precios. Las monedas extranjeras han caído en picada frente al dólar estadounidense. Las criptomonedas, los SPAC y otras inversiones especulativas se han derrumbado. Pero los productos básicos han tenido una buena racha. El índice Bloomberg Commodity Spot ha subido un 33% este año y los precios de la energía, los metales y los productos agrícolas registran grandes ganancias.
Los inversionistas, asustados por una inflación más rápida, los crecientes riesgos geopolíticos y la acumulación de pérdidas en sus carteras, están apostando por fondos cotizados en bolsa (ETF) de productos básicos para cubrir sus carteras. Este año hasta abril, fluyeron US$ 21,400 millones hacia ETF de productos básicos en contraste con las salidas de capital por US$ 63,000 millones observadas en los primeros cuatro meses del 2021, según Morningstar. Los alcistas de las materias primas pronto podrían arrepentirse de su entusiasmo, ya que parece que las fuerzas de la oferta y la demanda pronto comenzarán a deprimir los precios.
El COVID-19 ha llevado a bloqueos continuos en China, causando drásticos recortes de producción en la segunda economía más grande del mundo, que representa el 18.1% del producto interno bruto mundial y el 23.9% de las manufacturas. El dolor se ha extendido a las importaciones chinas de productos básicos —tales como el petróleo, el cobre y el mineral de hierro— de países como Brasil, Chile y Australia; así como a los exportadores de manufacturas como Alemania, Corea del Sur y Taiwán. Según Nomura Holdings Inc., las importaciones chinas de hierro cayeron un 13% en abril con respecto al año anterior, las de cobre bajaron un 4%, y las importaciones de automóviles y chasis cayeron un 8%.
La invasión de Rusia a Ucrania también ha perturbado la demanda mundial y la solidez del dólar ha reducido la demanda de productos básicos por parte de los países en desarrollo, ya que sus monedas se han debilitado un 3% en promedio desde abril. De los 45 principales productos básicos comercializados a nivel mundial, 42 tienen su precio en dólares. Las únicas excepciones son la lana (dólares australianos), el ámbar (rublos rusos) y el aceite de palma (ringgit malasio). Las importaciones de productos básicos de las economías en desarrollo también se ven deprimidas por su creciente necesidad de utilizar las escasas divisas para pagar las deudas denominadas en dólares. Del 2018 al 2021, la deuda en dólares no bancaria de Chile pasó del 34.7% del PIB al 50.3%; la de México, del 21.9% al 30.1%; y la de Turquía, del 23.0% al 28.2% del PIB.
Los productos básicos también se ven afectados debido a que el crecimiento económico favorece los servicios sobre los bienes. Desde la Segunda Guerra Mundial, el gasto estadounidense en bienes se ha reducido del 61% de su gasto total al 35%, mientras que el gasto en servicios aumentó del 38% al 65%. Lo mismo ocurre con los países en desarrollo como China.
Por el lado de la oferta, los precios de los productos básicos siguen enfrentando vientos en contra. Excepto por breves alzas durante guerras y los embargos petroleros de la década de 1970, los precios ajustados a la inflación han caído sostenidamente desde mediados del siglo XIX, en un total de 83%. Los sustitutos y los aumentos de productividad siempre han vencido las amenazas de escasez de productos básicos.
Los precios de los productos básicos agrícolas e industriales muy diferentes a menudo bajan juntos, ya que los operadores tienden a estar del mismo lado en el mismo comercio de productos básicos y al mismo tiempo. Por ejemplo, un especulador que está teniendo grandes pérdidas en posiciones de zinc se ve obligado a vender las tenencias de trigo para preservar el capital, al igual que los otros.
Además, los precios altos son el mejor fertilizante para los cultivos agrícolas, así como para otros productos básicos. Los altos precios de los granos inducen a los agricultores a sembrar de punta a cabo. Pero luego, las abundantes cosechas deprimen los precios. De manera similar, los altos precios del cerdo inducen a la reproducción de crías, especialmente si los precios del maíz son bajos. Luego, la oferta excesiva de cerdos deprime los precios de las chuletas. Incluso los precios bajos pueden estimular una mayor oferta. Los bajos precios del azúcar alientan a los agricultores brasileños a plantar y cosechar más caña de azúcar para mantener su nivel de ingresos totales.
No obstante, también se debe estar atento a los factores no económicos. El mal tiempo puede disipar cosechas robustas de granos. Los carteles también pueden promover interrupciones. Como ejemplo clave, las acciones de la OPEP+ dificultan los pronósticos de los precios del petróleo. Además, los frackers estadounidenses no están respondiendo a los altos precios del crudo con más perforaciones. En cambio, los accionistas y sus propios incentivos de compensación alientan a los frackers a enfatizar la rentabilidad. Se les paga para mantener bajos los costos y retener efectivo para cancelar deudas, pagar dividendos y recomprar sus acciones.
En las carteras agresivas que administramos, estamos cortos en futuros de cobre, que ya han bajado un 14% desde su máximo de principios de marzo. El cobre se usa en casi todos los bienes manufacturados, desde automóviles hasta maquinaria, electrodomésticos y computadoras, por lo que es un gran referente de la recesión global que he estado pronosticando. Además, el cobre no tiene cartel ni en el lado de la demanda ni en el de la oferta que pueda perturbar las fuerzas económicas fundamentales. Después de sufrir algunos años oscuros, los precios más altos del cobre y las sólidas previsiones de demanda han estimulado, como de costumbre, nuevas minas y capacidad de refinación. El Grupo de Estudio Internacional del Cobre espera que el mercado del cobre refinado tenga un enorme superávit de 328.000 toneladas métricas este año después de un déficit de 475.000 toneladas métricas en el 2021.
Los alcistas del cobre pronostican una demanda exuberante en los próximos años para la fabricación de baterías de vehículos eléctricos y otros usos eléctricos. Pero recuerdo cuando pronosticadores serios pensaban que el incremento de la distribución de electricidad estaba limitado porque no había suficiente cobre en la superficie de la tierra para hacer todos los cables necesarios. Luego vino la fibra óptica hecha de silicona, el segundo mineral más abundante del mundo. Apueste por el ingenio humano, no por los aumentos crónicos de precios provocados por la escasez.