El presidente estadounidense, Joe Biden, volvió a declarar este miércoles su apoyo al sector automovilístico durante una visita al salón del automóvil de Detroit en la que anunció la inversión de centenares de millones de dólares para crear redes de recarga de coches eléctricos.
De momento, su Administración destinará unos US$ 900 millones para construir estaciones de recarga de vehículos eléctricos (VE) en 35 estados.
Esos US$ 900 millones forman parte de los US$ 7,500 millones incluidos en la Ley Bipartidista de Infraestructura, que entró en vigor en noviembre del 2021 y que destinará US$ 1,2 billones en inversiones.
“Me complace anunciar que hemos aprobado la financiación para los 35 primeros estados, incluido Michigan, con el fin de que construyan su propia infraestructura de recarga”, declaró Biden en un discurso tras recorrer el Salón Internacional del Automóvil de Norteamérica (Naias, en inglés), que se inició hoy en Detroit.
La red nacional llegará a contar con 500,000 estaciones de recarga, que facilitarán el funcionamiento de vehículos eléctricos en todo Estados Unidos.
El presidente también explicó que esa red terminará con las limitaciones a las que se enfrentan hoy en día los propietarios de vehículos eléctricos y permitirá circular de un extremo a otro del país con facilidad y sin preocupaciones.
Una vez que las redes de recarga estén construidas en los 35 estados anunciados hoy, las estaciones para VE cubrirán 85,300 kilómetros de autopistas y darán servicio a 47 millones de automóviles cada año.
Biden no sólo es un declarado admirador del sector del automóvil, al que considera responsable de la creación y mantenimiento de la clase media estadounidense, sino también de la transformación del sector para abandonar la producción de vehículos de gasolina en favor de coches eléctricos.
El padre del mandatario estadounidense, Joseph Biden Sr., pasó gran parte de su vida trabajando en el sector del automóvil, vendiendo vehículos en Wilmington (EE.UU.), algo que su hijo recuerda frecuentemente, incluido hoy.
Biden no oculta su satisfacción de que, primero cuando era vicepresidente de Barack Obama (del 2009 al 2017) y ahora que ocupa la Casa Blanca, el sector automovilístico estadounidense ha empezado a recuperar su pasado esplendor.
Según los datos de su Administración, desde que ocupa la presidencia del país en enero del 2021 las ventas de vehículos eléctricos se han triplicado en Estados Unidos y las compañías del sector han anunciado hasta el momento inversiones de US$ 85,000 millones para producir VE.
Por su parte, el Ejecutivo ha destinado US$ 135,000 millones en varios conceptos, desde préstamos a las compañías a créditos fiscales para los propietarios de vehículos y para el desarrollo y creación de VE en el país, aseguró hoy el presidente.
Biden destacó durante su discurso en NAIAS que el estado de Michigan, donde se localiza Detroit, “está construyendo el futuro del vehículo eléctrico” en el país.
Los tres grandes fabricantes de automóviles de Estados Unidos, General Motors (GM), Ford y Stellantis, saben que el presidente demócrata es uno de sus principales partidarios.
Hoy, los principales directivos de esas tres compañías recibieron a Biden en los pabellones que tienen instalados en NAIAS y en donde exhiben los modelos que próximamente llegarán al mercado o que ya están en los concesionarios.
Biden se reunió con la consejera delegada de GM, Mary Barra; el presidente ejecutivo de Ford, Bill Ford, así como el consejero delegado de Stellantis, Carlos Tavares, y el presidente de su Consejo de Administración, John Elkann.
En los pabellones de estos fabricantes, observó los nuevos vehículos híbridos de la marca Jeep, parte del grupo Stellantis, y se subió en coches como el deportivo Corvette Z06 de GM, o las camionetas “pickup” eléctricas Silverado (de Chevrolet) y F-150 Lightning, de Ford.
También aprovechó para probar el Cadillac Lyriq, un vehículo eléctrico de GM que condujo unos metros, lo que le permitió bromear con los periodistas: “Vamos, suban. Les llevaré hasta Washington. Es un Uber”, dijo junto al agente del Servicio Secreto sentado a su lado.