Trujillo, una de las ciudades con más estrés hídrico, ¿qué otras enfrentan esto?

En primer lugar, el reporte de The Economist precisó que de 51 ciudades evaluadas a nivel global, 23 tienen una deficiencia en el suministro de agua extremadamente alto. Entre esas 23 ciudades se ubican tres de América Latina: Ciudad de México, Santiago de Chile y Trujillo.

Según indica el “City Water Index”, que tiene en cuenta diferentes indicadores que reciben un puntaje del uno al 100, la ciudad peruana tuvo una puntuación baja en la reducción de residuos, gestión y coordinación de la sostenibilidad y la calidad del agua.

En esta evaluación se tuvieron en cuenta diferentes factores y se identificó que, por ejemplo, Trujillo sí tiene un plan para proteger los recursos hídricos, pero no está financiado y no hay un presupuesto definido ni indicación de costos potenciales. Además señalan que las fuentes de agua de la ciudad solo están moderadamente diversificadas, pues entre 40% y 60% del abastecimiento de agua proviene de una sola fuente.

Esto coincide con lo identificado recientemente por el Centro Nacional de Planeamiento Estratégico (Ceplan), que indicaba que en La Libertad se evidenciaba una demanda insatisfecha de red pública de agua potable para los hogares de la región. Además, señalaba que si bien la región tiene el megaproyecto Chavimochic en proceso, que abarca cuatro de sus cuencas más importantes, muy pocas personas tienen acceso las 24 horas del día al agua por red pública.

¿Qué otras regiones están en riesgo?

El año pasado Ceplan ya advertía que el Perú es uno de los países con mayor probabilidad de enfrentar escasez de agua dulce para el 2040, al ubicarse en el puesto 66 del ranking de estrés hídrico.

Para la Superintendencia Nacional de Servicios de Saneamiento (Sunass), hasta agosto del año pasado, la ciudad más vulnerable en un escenario de crisis hídrica era Lima, que registraba el volumen de almacenamiento de agua potable más bajo de los últimos cinco años.

A mediados del 2023 se advertía que las lagunas que regulan el caudal del río Rímac, de donde se abastece la ciudad, tenían acumulados 190.17 millones de metros cúbicos (m3), por debajo del promedio de 220 m3 debido a los problemas climáticos que retrasaron las lluvias.

Si bien han pasado varios meses de ese diagnóstico, el exministro de Vivienda, Construcción y Saneamiento y expresidente del Servicio de Agua Potable y Alcantarillado de Lima (Sedapal), Francisco Dumler, coincide en que la capital del país vive en constante riesgo de estrés hídrico.

Dumler precisa que en Lima se necesitan aproximadamente 25 m3 por segundo de agua para uso poblacional, comercial e industrial, pero esa también es la máxima capacidad de respuesta de las plantas de tratamiento y pozos subterráneos que tiene Sedapal.

“Sedapal abastece un territorio muy extenso que va desde Pucusana hasta Ancón, el problema está en que un solo año de sequía podría hacer que entremos rápidamente a un esquema de estrés hídrico. En Lima vivimos al ‘filo de la navaja’, estamos con las justas, cualquier desequilibrio ocasionado por el cambio climático o una sequía profunda van a romper con la capacidad de suplir el déficit de agua”, comentó a Gestión.

Incluso señala que actualmente hay una falta de eficiencia hídrica por parte de la empresa prestadora del servicio de saneamiento de Lima, pues de cada 100 litros que producen en sus plantas, llega a los caños de los limeños solo 67.5 litros.

“Tienen pérdidas, fugas, porque 32.5 de cada 100 litros que produce Sedapal se pierden en el camino por falta de eficiencia hídrica. Solucionar esto aumentaría la facturación en más de 200 millones de soles y reduciría las pérdidas de 32.5 litros a 22%, esa agua haría que finalmente tengan una disponibilidad hídrica mayor”, explicó.

El experto señala que otras ciudades con problemas de estrés hídrico son Cusco y Arequipa. En el caso de Cusco, indica que tienen problemas porque sus fuentes principales dependen de un solo sistema que es la laguna Piuray, mientras que en Arequipa incluso se reportaron problemas de abastecimiento porque el agua que se produjo resultó insuficiente.

Además de lo señalado, el presidente de la Asociación Peruana de Ingeniería Hidráulica y Ambiental, José De Piérola Canales, agrega que regiones como Tacna, Moquegua e Ica, son las que tienen mayor riesgo.

“De acuerdo con el World Resources Institute, la zona central y sur de Perú está entre las zonas de mayor estrés hídrico que hay actualmente y la proyección al 2050 es más crítica. En la zona sur del Perú tenemos una tendencia a disminución de la lluvia, eso haría más crítica la situación en Arequipa, Tacna, Moquegua, Puno y Cusco, que podrían estar afectadas en los próximos 50 años”, precisó.

Para los especialistas, el problema de estrés hídrico que tiene el país es estructural. Según Dumler, el Perú es uno de los países con más agua dulce en el mundo, pero el 98% del agua del Perú está hacia el lado de los Andes y solo el 2% del está al lado del Pacífico, donde están más de dos tercios de la población peruana.

“Nos hemos ubicado en donde naturalmente la oferta hídrica es menor y donde tenemos altas posibilidades de tener estrés hídrico. No es un problema de que haya mayor o menor cantidad de agua dulce, el problema es donde están creciendo los núcleos poblacionales y comerciales en el Perú y todo ese desarrollo abona al gran centralismo de la costa peruana y de ahí viene el problema de estrés hídrico estructural”, refiere.

¿Qué acciones se necesitan?

El expresidente de Sepadal considera que para lograr vencer el estrés hídrico en la próxima década se requiere, en primer lugar, incrementar las fuentes de agua no convencionales en la costa, es decir, aumentar la cantidad de plantas desalinizadoras para suplir el déficit hídrico en la ciudad.

Otras medidas que se podrían aplicar, indica, es aumentar las fuentes de aguas que están en las alturas y retomar las alianzas con las empresas mineras para implementar sistemas de reutilización de agua.

“Gran parte de la minería que está en altura vierten sus aguas al Atlántico, para que en vez de que en viertan su agua, que no es de relave, esa agua pase al Pacífico. Si hacemos una alianza de largo plazo con la industria minera lograríamos que en los próximos 10 años aumentemos 10 m3 a los 25 m3 que ya hay de oferta hídrica en la ciudad”, agregó.

Por su parte, De Piérola señala que se necesita mejorar la eficiencia del uso de agua en el sector agrícola, que usa el 80% de los recursos hídricos.

“En el sector agrícola se usa el agua con una eficiencia entre 30% a 40%, esto quiere decir que de cada 100 litros que utilizan solo 30 o 40 van para la planta y el resto se pierde. Nuestro país necesita mejorar su eficiencia de riego en general, es algo urgente”, comentó.

Teniendo en cuenta que el sector agrícola usa cerca de 16,000 millones de m3 al año, señala que se necesita trabajar en la capacidad de regulación del agua. Para ello, el reto es construir reservorios para reservar el agua.

“Los proyectos de irrigación son muy importantes porque construyen grandes reservorios para regular el agua, retenerla y usarla adecuadamente, pero junto con esta disponibilidad del agua necesitamos mejorar la eficiencia del riego. Estos proyectos sí se podrían ver frenados (si empeora el problema)”, indicó.

Además, indica que es importante darle mayor rentabilidad a cada metro cúbico de agua usado tanto en la agricultura como en otras actividades extractivas para que, por cada metro cúbico de agua usado se pueda tener recursos para implementar la infraestructura de riego que necesita el país.

Cabe mencionar que, según el estudio “Perú Acciones Estratégicas para la Seguridad Hídrica -2023″ del Banco Mundial, las brechas de seguridad hídrica en el país implican una pérdida económica de entre 1.3% y 3.5% del PBI por año.