Para las envasadoras de balones de gas licuado de petróleo (GLP), la logística de almacenamiento y de transporte se ha convertido en un problema crítico en los últimos años. A esta situación, se suma la competencia del gas natural. Sin embargo, estas empresas siguen expandiendo su presencia en el país.
Abel Camasca, presidente de la Asociación de Empresas Envasadoras (Aseeg), señaló que este sector sigue creciendo al ritmo de la expansión urbana y de la creación de nuevas familias. Y es que, por sus características, el balón de gas puede emplearse en zonas alejadas o de difícil acceso.
“En cada región y zona del Perú hay nuevas familias. Tenemos un aumento anual de 3% en la población y cada hogar nace con un balón de gas”, comentó a Gestión, tras recordar que el GLP es el segundo combustible más usado del Perú, por detrás del diésel.
Según los censos del Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la tasa de crecimiento promedio anual del número de viviendas entre el 2007 y 2017 fue 2.9%. Al 2021, esta entidad estimó que Perú tenía 9.9 millones de hogares.
Para atender tal demanda, recordó que el número de envasadoras de GLP se incrementó de 30 a 117 desde la privatización de Solgas en el 1992. En tanto, cada año se abren entre dos y tres nuevas envasadoras en el país, refirió.
En la actualidad, hay 8 millones de hogares que consumen balones de GLP en Perú, además de vehículos. Y si bien el gas natural representa una competencia, destacó que ambos son productos complementarios y atienden la misma necesidad.
Sin embargo, consideró que el GLP también debería contar con medidas de incentivo para su comercialización en zonas donde la llegada de otros combustibles aún es compleja.
Asimismo, declaró que este sector sigue afrontando una creciente informalidad generada por la liberalización en la fabricación de balones de gas en las empresas metalmecánicas, la falta de fiscalización a los centros de venta informal y el ingreso de balones de envasadoras no operativas al circuito de comercialización.
Cabotaje frente a paralizaciones
Frente a la congestión de las carreteras nacionales y el riesgo que implica el transporte de mercancías peligrosas, Camasca afirmó que el cabotaje de GLP entre los diferentes puertos del país viene cobrando importancia. Ahora, su urgencia se ha visto incrementada a raíz de los recientes bloqueos de vías tras el cambio de Gobierno.
“Por los problemas sociales de los últimos meses se perjudicó el abastecimiento en la zona sur. Siempre se ha mantenido sin tocar la necesidad de un cabotaje nacional para atender a las zonas costeras”, mencionó.
En ese sentido, refirió que han planteado al Ministerio de Energía y Minas la necesidad de elaborar una norma que viabilice el cabotaje de GLP para mejorar la logística de transporte. En la actualidad, el desembarque se realiza principalmente en Lima, Talara y Pisco.
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Mayor capacidad de almacenamiento
De otro lado, el representante de la Aseeg recordó que el abastecimiento de GLP enfrenta la poca capacidad de almacenamiento. Y es que, mientras las normas peruanas exigen que los terminales y empresas mayoristas tengan tanques para atender al país por 15 días, los stocks alcanzan solo para tres días cuando hay problemas de desembarque.
Cada año, recordó que los oleajes anómalos dificultan la recepción de GLP en los terminales en ciertas temporadas, generando riesgos de desabastecimiento.
“Es muy importante asegurar la capacidad de almacenamiento. Si los privados no lo han hecho porque ellos ven más las ganancias, debería hacerlo el Estado, garantizando la tranquilidad y el desarrollo del país”, finalizó.