La crisis del COVID-19 ha revolucionado la forma de trabajar y en lugares como San Francisco, Ámsterdam, Londres, Singapur o París muchos esperan seguir trabajando en casa en el futuro, según una encuesta internacional presentada por Actineo.
La encuesta fue encargada por Actineo, un observatorio de la calidad de vida en el trabajo, creado en el 2005 por la industria francesa del mueble.
Se llevó a cabo en cinco grandes ciudades o grupos de ciudades: Gran París (12 millones de personas), Gran Londres (9.3 millones de personas), Ámsterdam-Rotterdam-La Haya (7.5 millones de personas), San Francisco-Seattle (11.2 millones de personas) y Singapur (5.7 millones de personas).
Entre enero y febrero se interrogó a unos 3,000 empleados y autónomos, que representaban diferentes sectores, grupos de edad y tamaños de empresa.
El 85% de los encuestados afirma que el trabajo desde casa se convertirá en una parte cada vez más importante de su vida laboral en el futuro, independientemente de que tengan experiencia previa, y que la situación ideal sería “dos o tres días a la semana”.
Alrededor del 24% de ellos querría incluso trabajar a tiempo completo desde casa, una forma de trabajo que consideran “bien percibida y fomentada” por su empresa en un 67%, e incluso “muy fomentada” según el 24% de los encuestados.
Los principales obstáculos para el teletrabajo, aparte de las tareas que no se adaptan (26%), son un empleador que no lo apoya mucho, según el 29% de los encuestados.
Otros no quieren teletrabajar por la interferencia de su vida laboral en su esfera privada (22%).
La mayoría de los encuestados admiten que les resulta difícil mantener el equilibrio entre el trabajo y la vida privada, o que no tienen el equipo o el espacio adecuados en casa.