El Gobierno anunció recientemente que ampliará el programa Impulso Myperú de S/ 5,000 millones a S/ 15,000 millones a fin de expandir el número de beneficiarios y el monto de créditos a los negocios. Sin embargo, no sería incentivo suficiente para que las empresas soliciten estos recursos.
“Son bienvenidos todos los mecanismos de ayuda a la micro y pequeña empresa, pero estos empresarios no se van a endeudar si no ven una mejora en la venta de sus productos, porque la gente (consumidor) está priorizando sus gastos”, dijo a Gestión Jorge Delgado, presidente de la Asociación de Instituciones de Microfinanzas (ASOMIF).
La economía no está creciendo, y hay una desconfianza generalizada desde la micro hasta la gran empresa que no permite generar más puestos de trabajo ni promueve el consumo, recalcó.
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En esa dirección, el gerente de división de estrategia y Finanzas de Financiera Confianza, Víctor Blas, consideró que la brecha entre el monto asignado a entidades prestamistas en las subastas de Impulso MyPerú (S/ 4,150 millones) y lo efectivamente colocado en créditos a mypes (S/ 1,498 millones), obedece a que estas empresas no quieren arriesgarse a endeudarse pues temen que la demanda y las ventas no respondan.
Si las familias y empresas no tienen certeza de que mantendrán sus ingresos, no van a tomar nuevos créditos pues luego no tendrían capacidad para pagarlos, incluso pese a las favorables condiciones de Impulso MyPerú, sostuvo.
¿Qué se necesita para que el programa fortalezca a los negocios?
Para Walter Leyva, gerente central de Operaciones y Finanzas de Caja Ica, este programa es una de las estrategias de ayuda del Gobierno, pero solo no va a arreglar la situación por la que atraviesa el país, pues “el gran punto” está en que la economía se reactive.
“Si el mercado no responde, no sería recomendable insistir en estas líneas de crédito. La recuperación económica debe ser un programa articulado; si funciona bien este engranaje de canalización de recursos pero los demás engranajes no se activan, la economía seguirá trabada”, expresó.
Consideró que, aunque tengan el capital a la mano y con buenas condiciones crediticias, los empresarios se van a endeudar con base en las expectativas de consumo, pero hoy no se observan medidas para fortalecer dichas perspectivas.
Asimismo, Blas enfatizó que “ningún agente económico va a tomar deuda, si no tiene certeza sobre el futuro de la economía (que se contrajo 0.6% hasta agosto)”.
Las tasas de interés de ese programa son muy competitivas, pero a pesar de ello se observa una reacción negativa de las mypes, porque temen endeudarse en un contexto en que no mejoran las perspectivas, manifestó al citar la última encuesta del BCRP, en que las expectativas de empresas y de demanda siguen en zona pesimista.
Recientemente, la superintendente de la SBS, Socorro Heysen, afirmó que “la reactivación no se consigue con crédito” y que “cuando no hay demanda, no hay inversión, darle crédito a alguien que va a tener poca capacidad de pago es una mala decisión”.
¿En qué utilizan las mypes los recursos del programa?
Blas consideró que por las bajas tasas de interés de este financiamiento con garantía del Estado (13%, en promedio), los créditos de Impulso MyPerú serán usados, en parte, para consolidar deudas anteriores más caras.
Según Delgado, se busca que -responsablemente- la gente tome crédito para que su negocio funcione, crezca y tenga los flujos necesarios para pagar sus obligaciones o anteriores reprogramaciones.
Sin embargo, es factible que los negocios estén usando estos fondos para consolidar sus deudas, pues si no cumplen con sus compromisos vigentes pueden tener problemas mayores, comentó.
“Las mypes pueden estar saldando otras deudas (consolidación) con estos préstamos más baratos, pero eso no representa que se esté mejorando la confianza en el país o moviendo la actividad económica; eso se necesita para recuperar la demanda”, acotó.
Impulso Myperú debe ayudar también a negocios deteriorados
Por su parte, Joel Siancas, presidente de Directorio de Caja Sullana, refiere que la ampliación de este programa de créditos debería apuntar también a empresarios cuyo negocio muestra un mayor deterioro por eventos en el año como Yaku, conflictos sociales y como reforzamiento ante El Niño.
“Hoy se mira y se entregan fondos a quienes están en buena condición, pero eso es ayudar a los que están bien. También se debe ayudar a los que necesitan sostenerse en un corto plazo para luego salir a flote con la recuperación económica”, expresó.
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Economista de la Universidad de Piura. Actualmente se desempeña como redactor de Finanzas en Diario Gestión.
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