Desde pequeña, Venuca estuvo rodeada de pinceles, colores y madera, elementos que se convirtieron en herramientas para preservar y renovar las historias de su comunidad. La artista forma parte de una familia de pintores que ha transmitido de generación en generación el arte de las Tablas de Sarhua, una tradición ancestral originaria de su comunidad de Sarhua en Ayacucho. Venuca cuenta que su padre, Primitivo Evanán Poma, fue pionero en expandir esta tradición al introducir temas de la vida cotidiana en las tablas, que originalmente solo registraban las genealogías de las familias locales.
“La tradición de las Tablas de Sarhua se remonta al siglo XVIII y consiste en plasmar escenas familiares y comunitarias en tablas de madera. Mi padre fue pionero en impulsar la difusión de este arte, innovando con escenas de la vida diaria, lo cual permitió que el arte de Sarhua llegara a más personas y conectara con nuevas generaciones”, indicó.
Perspectiva de género y diversidad en el arte tradicional
Al trabajar en este arte, Venuca ha querido integrar también temas de género y diversidad, algo que considera necesario para abrir el arte andino a nuevas voces. Según la artista, el enfoque tradicional en las Tablas de Sarhua no incluía estos temas, pero ella ha encontrado en esta técnica una forma de representar identidades y luchas que antes no tenían espacio.
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“Quiero visibilizar historias que han sido segregadas, las de las mujeres y de la comunidad LGTB. Nuestra herencia cultural es más amplia de lo que muchas veces se piensa. Al incorporar estas historias, el arte andino se vuelve más inclusivo y representativo de nuestra sociedad actual”, señala.
Evanán destaca que, al provenir de una escuela que no es académica, ha logrado mantener una autenticidad y una conexión directa con las expresiones andinas. Esto, a su juicio, es lo que hace que su trabajo resuene tanto en Perú como en el extranjero. “Muchos curadores y museos valoran esta mirada que no está influenciada por las técnicas de la academia, sino que emerge directamente de nuestras raíces”, afirma.
Exposición en Madrid y proyectos internacionales
La artista llega a Europa con su primera muestra individual “Cuerpo y tierra: el universo femenino de Verónica Evanán” a través de la galería Enhorabuena en Madrid. La muestra, asegura, ha tenido una cálida acogida por parte del público. “La recepción ha sido muy buena; la gente se ha conectado mucho con estas expresiones andinas y la visión que ofrezco como mujer”, comenta.
Pero Madrid es solo el comienzo. Venuca ha sido invitada a participar en diversos proyectos internacionales para el próximo año, incluyendo una exposición en una bienal en Porto Alegre, Brasil, y una muestra individual en Nueva York, con el Instituto de Visión. Sobre estas próximas exposiciones, la artista expresa con entusiasmo:
“Voy a seguir llevando estas historias andinas a otros contextos, mostrando que el arte tradicional puede tener un impacto global y conectar con diferentes culturas. Lo que más me inspira es saber que este arte es un legado que nos permite contar historias no solo de nuestras familias, sino también de nuestra cultura, de quienes somos como comunidad,” comenta.
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Empoderando a la comunidad
En paralelo a sus actividades en el extranjero, Venuca también mantiene un compromiso activo con su comunidad en Perú. Ha desarrollado talleres de arte para niños y niñas, así como actividades culturales y artísticas en Lima y en su comunidad de origen. “Hemos hecho actividades culturales y murales en la misma comunidad, trabajando con niños y niñas para que también se sientan parte de esta herencia cultural. Para mí, es fundamental que el arte andino siga vivo y en contacto directo con su comunidad”, dice con orgullo.
En el marco de estos proyectos, la artista también ha sido invitada a una exposición en Perú sobre mujeres emancipadoras. En sus palabras, se trata de un proyecto donde la voz de las mujeres peruanas resuene y se conecte con las luchas históricas de nuestras antepasadas.
Venuca Evanán sostiene que el camino del arte está entrelazado con la memoria, la identidad y la justicia social, valores que seguirá plasmando en cada una de sus Tablas de Sarhua. “Al final, el arte andino es un legado vivo que necesita visibilización y nuevas lecturas para sobrevivir y seguir creciendo”, concluye.
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