César Puntriano
Por profesor de la Maestría en Finanzas y Derecho Corporativo de ESAN Graduate School of Business.
Pese al impacto de la pandemia y a la crisis económica, la formalización laboral registra un crecimiento importante durante el último año. Sin embargo, hacen falta más iniciativas por parte del Gobierno para insertar a más negocios en el sector formal.
La informalidad laboral es uno de los problemas persistentes del Perú, que se agravaron más durante el 2020, debido a la pandemia por la COVID-19. A pesar de ello, las cifras registradas durante el primer semestre del 2021 lucen más esperanzadoras. Por ejemplo, hasta la segunda semana de mayo, la Superintendencia Nacional de Fiscalización Laboral (Sunafil) reveló que se han formalizado más trabajadores de los que pudo formalizar en todo el año pasado.
Este avance responde al efecto rebote de la economía peruana, que los expertos afirmaban que ocurriría en el transcurso de este año, conforme se reabrieran más negocios y se vacunara a un porcentaje cada vez mayor de la población. Sin embargo, la fiscalización por parte de la Sunafil no basta para mejorar aún más este panorama. ¿Qué nos hace falta?
Fiscalización efectiva
En el Perú, existen empresas formales, pero una parte de su fuerza laboral trabaja de manera informal (empleo informal). Estas personas giran recibos por honorarios propios o a nombre de sus familiares y amigos. En algunos casos, todavía se les entrega el dinero en efectivo de manera directa. La Sunafil puede detectar estas situaciones, mediante denuncias o acciones de inteligencia inspectiva, y exigir a la empresa que incorpore a este grupo a su planilla.
Por ejemplo, las cifras de la Sunafil revelan que el mayor porcentaje de formalización se registró en el sector servicios, gracias a los trabajos de fiscalización. El rubro agrícola presentó una situación similar, tras la promulgación de una nueva ley que sustituyó a la antigua Ley Agraria y que añadió el pago de un bono del 30% del sueldo mínimo para cada trabajador. En ambos casos, existen negocios formales con una parte de su personal que trabaja de manera informal.
Facilidades para la formalización
Durante el año pasado, el Estado intentó paliar el aumento de la informalidad mediante acciones como el financiamiento de una parte de la remuneración del personal joven que contratasen las empresas. Sin embargo, esta medida no tuvo el impacto deseado por la escasez de mano de obra en algunos puestos y lo difícil que aún resulta la práctica judicial en lo referido a la estabilidad laboral.
En ese sentido, y tras un análisis costo-beneficio, muchas empresas no se acogieron al beneficio señalado y prefirieron contratar personal fuera de planilla.
En las empresas informales (sector informal de la economía), es decir, sin RUC ni domicilio fiscal, la labor de la Sunafil es más complicada. Más allá de inspeccionar y emitir multas, es necesario incentivar a estos negocios a que se formalicen mediante programas de capacitación, amnistías tributarias y el aligeramiento de la carga administrativa, fiscal y municipal que conlleva el proceso para obtener una licencia y que desincentiva a muchos emprendedores.
La informalidad no solo evita que los trabajadores gocen de beneficios laborales, sino que también les priva de una pensión para su retiro, ya que no aportan a ningún sistema. Por ello, el próximo Gobierno debe emprender iniciativas que permitan revertir esta situación y asegurar un futuro mejor para todos.