Estados Unidos recupera algo de optimismo según muestran los gastos de consumo que subieron en enero, mientras el presidente Joe Biden redobla esfuerzos en pos de su plan de estímulo de US$ 1.9 billones, que sin embargo genera temores de un recalentamiento de la economía.
Las ventas minoristas subieron fuertemente en enero luego de tres meses de baja, impulsadas por los cheques de ayuda a los hogares y apoyo a los desempleados en el marco del plan de estímulo de US$ 900,000 millones adoptado a fines de diciembre.
Así en el primer mes del 2021, los consumidores estadounidenses gastaron US$ 568,200 millones, 5.3% más que en diciembre, según datos divulgados por el Departamento de Comercio. El incremento es de 7.4% sobre enero del 2020. Los analistas esperaban un alza más modesta, de 0.8%.
Los datos son positivos para un país en donde el consumo representa dos tercios del PBI.
“La única explicación lógica es que la segunda serie de medidas de estímulo dio en el blanco y [el dinero] se gastó casi inmediatamente”, destacó el economista Joel Naroff.
Los cheques de US$ 600 por persona y las ayudas por desempleo prolongado permitieron a los estadounidenses comprar electrodomésticos, muebles y artículos para el hogar, pero también libros, instrumentos musicales, artículos deportivos y gastar en ocio.
Incluso bares y restaurantes, que sufren particularmente con la crisis, registraron un alza de ventas de 6.9% en enero, por primera vez desde setiembre, aunque siguen 16.6% por debajo de su nivel de actividad de enero del 2020.
Demasiado o demasiado poco
El presidente Joe Biden opina que se debe hacer más para superar esta crisis, y aboga por que el Congreso apruebe su proyecto para inyectar US$ 1.9 billones a la economía.
El plan prevé liberar fondos para acelerar el ritmo de vacunación contra el coronavirus, la reapertura de escuelas y ayudas a empresas y hogares en dificultad, pero también pretende liberar dinero para ciudades y estados para que puedan pagar salarios de bomberos, policías y maestros.
La Casa Blanca sostiene que es mejor hacer más de lo necesario que quedarse corta, una tesitura sostenida por varios economistas que consideran indispensable esta intervención ante la cifra de más de 20 millones de desempleados que tiene el país.
Otros sin embargo, temen que se produzca un exceso de gasto que impulse al alza los precios. Es el caso de Larry Summers, ex secretario del Tesoro de Bill Clinton y principal consejero económico de Barack Obama, quien advirtió que el plan de Biden podría desatar “presiones inflacionarias inéditas desde hace una generación”.
La sombra de la inflación
Los miembros del comité monetario de la Reserva Federal (Fed) estadounidense, que siguen la inflación como parámetro para decidir la política monetaria, consideran que podría producirse una inflación temporal, según extractos de las actas de su última reunión de enero, divulgados este miércoles.
“Muchos participantes (en la reunión) destacaron que es necesario distinguir entre variaciones puntuales de precios y variaciones de la tendencia subyacente de la inflación”, detalla el resumen.
“Las variaciones de precios relativos podrían temporalmente aumentar la inflación pero probablemente no tendrían efecto duradero”, consideraron.
Los precios aumentaron 1.3% solamente en Estados Unidos el año pasado.
Pero, como muestra de que la amenaza existe, el índice de precios al productor, que mide los precios que pagan los fabricantes, trepó 1.3% en enero, su alza más importante desde que existe este indicador lanzado en diciembre del 2009.
Los precios de los servicios impulsaron este incremento. El economista Ian Shepherdson, de Pantheon Macroeconomics, señala en particular un aumento puntual de reembolsos de gastos médicos.
Esta suba llega “cuando los mercados observan los riesgos de inflación” de cerca “y refuerza la idea de que el alza de la actividad económica luego de la pandemia conllevará una inflación más alta”, indicó.
El mercado obligatorio, en línea con esta visión, dio una señal de alarma desde el martes, con la suba de las tasas de interés sobre los bonos del Tesoro a 10 años a su nivel más alto en casi un año.
“Es poco probable que las presiones sobre los precios se mantengan, considerando la capacidad excedentaria de la economía” (ndlr: para producir y consumir), estimó de su lado Rubeela Farooqi, economista de HFE.