Landing page informativo, correo electrónico corporativo o redes sociales. Son muchos los caminos con los que cuenta una empresa para ingresar al ecosistema digital, en el cual no solo se deben adquirir herramientas, sino también adoptar competencias para desenvolverse con comodidad entre las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC). Ante este requerimiento global, el Perú aprobó, en el 2023, la Política Nacional de Transformación Digital al 2030 (PNTD), un instrumento de mecanismos públicos que incluye a la economía y al talento entre sus objetivos.
En esa línea, “el nuevo perfil del consumidor exige que las empresas de todo tamaño tengan una presencia digital adecuada que ayude a generar confianza y sea de fácil uso”, argumentó Christian Cahuas, especialista en exportación de servicios de Promperú. No obstante, todavía existe entre algunos negocios —en especial las microempresas— una percepción de reticencia frente a este escenario.
Al respecto, Patricia Larios, miembro del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico, detectó dos causas de dicho comportamiento: el costo del servicio a internet y la infraestructura. En julio del 2024, en la encuesta de Transformación Digital de las Empresas, el Ministerio de la Producción (Produce) recogió que, en el segmento de las microempresas, la brecha digital era del 52%; mientras que en las grandes empresas, del 38%.
LEA TAMBIÉN: El balance que se necesita en los negocios: las lecciones de la reestructuración de WeWork
Una fisura en el acceso
Al referirse a las brechas en la transformación digital, la vocera de la UP hizo hincapié en la cobertura del internet. “Si bien es cierto, de acuerdo con Enaho, existe un 90.7% de cobertura de internet, se trata del móvil, a través del celular”, señaló. La distinción es fundamental para entender que, en el caso de que una empresa necesite desarrollar su página web o plataformas de seguimiento de clientes, precisa de un internet fijo; y en el Perú, solo el 48.5% de familias cuenta con este servicio.
Las razones pueden ser geográficas o económicas. Y, a veces, ambas: “Si una empresa en una localidad rural no tiene internet, pero tampoco lo tienen sus clientes, entonces, definitivamente lo verá como un gasto más que como una inversión. No representa una rentabilidad ni un incremento de ventas, ni en el corto ni en el mediado plazo”, clarificó.
Mencionó también la tendencia autodidacta en el segmento de las microempresas. “En el Comercio y Servicio, el microempresario vive el día y a día y maneja sus negocios no desde un modelo empresarial; es decir, no maneja tal vez sus costos, el inventario de sus elementos o la planilla de recursos humanos. Por eso, ellos no ven la necesidad de tener un proceso de transformación digital”, detalló. En suma, sin una gestión empresarial, el salto a las TIC no parece obligatoria.
LEA TAMBIÉN: Economía plateada en el Perú: ¿hay oportunidades o solo retos para las personas mayores?
Profesionalización de las empresas
Vincular la economía digital a los procesos productivos sostenibles del país es un reto. Por ello, el sector público y el privado están implementando distintas iniciativas relacionadas con los objetivos prioritarios del PNTD para brindar, por ejemplo, capacitaciones gratuitas en colaboración con grandes firmas tecnológicas a los ciudadanos. “Asimismo, actualmente, hay fondos concursables para que las empresas presenten sus proyectos y obtengan recursos para la implementación de la transformación digital”, acotó Cahuas.
En Produce, además, hay una dinámica de acercamiento y un movimiento de sensibilización hacia el microempresario, remarcó Larios. En estos esfuerzos, la adopción de una cultura digital en las empresas, independientemente de su tamaño, está estrechamente relacionada con la iniciativa y compromiso de su alta dirección.
“Ellos (la alta dirección) deben estar convencidos del cambio positivo que tendrá la empresa a través la adopción de nuevas metodologías de trabajo y herramientas digitales. Es responsabilidad de ellos proporcionar los distintos recursos para que toda la organización sea parte de ese cambio”, sostuvo el especialista de Promperú.
Para que esta transformación digital sea medible —agregó— son claves los indicadores y metas que ayuden a dar seguimiento al cambio.
LEA TAMBIÉN: DiDi mira al Perú como “laboratorio” para innovación de nuevas líneas para la región
Incorporación de las billeteras móviles
El Índice Mundial de Innovación, desarrollado por la OMPI (Organización Mundial de Propiedad Intelectual), mostró que el Perú ocupa en la región el séptimo lugar en el proceso de innovación. Y aunque todavía el trabajo restante es colosal —porque gran parte del tejido empresarial conformado por los microempresarios requiere de herramientas de apoyo a la gestión—, hay un primer paso que consiguió masificarse a nivel formal e informal: el uso de billeteras digitales como Yape y Plin.
La investigadora reconoció que el sistema financiero privado ayudó mucho a la incorporación de un proceso de digitalización. Aun así, recalca que, en un país que se aproxima al 80% de informalidad, es difícil abrazar como prioridad el empleo de herramientas digitales: “En este campo incluso el manejo de la información no llega a la digitalización”, indicó.
Aprovechó su intervención, asimismo, para poner sobre la mesa una arista c: el talento digital, el cual sí está considerado en los objetivos del PNTD. Desde su experiencia, Larios determinó que la brecha generacional muchas veces interfiere en la universalización de las habilidades. Sobre ello, sugirió que en la empresas se promueva una cultura de resiliencia con respecto al tiempo que una persona pueda tardar en familiarizarse con la tecnología. “No es tan fácil que todos puedan quitarse el miedo al uso de excel, drive y demás”, puntualizó.
Comienza a destacar en el mundo empresarial recibiendo las noticias más exclusivas del día en tu bandeja Aquí. Si aún no tienes una cuenta, Regístrate gratis y sé parte de nuestra comunidad.