Los emprendimientos son una actividad económica que sostiene, en gran medida, el PBI del país. Debido a la rentabilidad y el desarrollo empresarial que otorgan, Cedro y la Agencia para el Desarrollo de los Estados Unidos (USAID), a través del proyecto “Alianza por la Amazonía”, impulsa la capacitación y asistencia técnica para en diferentes zonas de la selva. Hasta la fecha, se han consolidado 149 bionegocios.
Gestión conversó con Fabiola Céspedes, gerente de Crecimiento Sustentable en Cedro, para conocer más detalles sobre los bionegocios que las comunidades nativas están realizando y las estrategias que presentan para vincularlos con mercados internacionales.
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El inicio de los bionegocios en la Amazonía peruana
Los bionegocios son aquellos emprendimientos que aprovechan de manera sostenible los recursos de la biodiversidad, en este caso de la Amazonía. Se caracterizan por tener un impacto desde una perspectiva social, económica y ambiental. Una de las cualidades más destacables es que dinamizan economías locales aprovechando sosteniblemente los recursos de la biodiversidad.
Fabiola Céspedes explica que los bionegocios que Cedro apoya iniciaron por las necesidades que se presentaron en la pandemia de la COVID-19. Debido al éxito y rentabilidad que tuvo, se extendió el apoyo hasta la fecha.
“Actualmente, estamos en una cuarta fase de implementación y tenemos incubando 149 bionegocios en cinco regiones de la Amazonía. El 60% de ellos, son liderados por mujeres. Básicamente, pertenecen al sector agropecuario, al sector artesanal y al sector de producción y transformación de alimentos”.
Ella comenta que las personas con las que trabajan no poseen alguna formación técnica o profesional, no son asalariados ni tienen ingresos fijos, por lo que apoyan a estos emprendimientos de manera integral bajo el siguiente esquema:
- Educación financiera: para que los emprendedores puedan manejar los negocios y puedan decidir de manera responsable frente a la rentabilidad que generan.
- Modelación de negocio: se les otorga equipos e insumos. Además, se les brinda asistencia técnica productiva.
- Acceso al mercado: impulsan a los bionegocios a ingresar a mercados nacionales, de manera física o virtual; y también a mercados internacionales.
“Hemos empezado a trabajar desde el 2022 con el emprendimiento. De las de los 149 proyectos que hemos trabajado, tenemos un portafolio de 60 emprendimientos que son los que más han acelerado su crecimiento. Generan ingresos individuales superiores 3.7 veces más de lo que es el ingreso promedio rural en el Perú. Todos los emprendedores del proyecto han incrementado sus ingresos en al menos 40%”, rescata Fabiola Céspedes.
En cuanto a los requisitos para ingresar, la gerenta del proyecto Cedro comenta que, actualmente, se encuentran trabajando en Ucayali junto a los promotores y los equipos técnicos.
“Se convocan a capacitaciones en educación financiera para identificar potenciales bionegocios, algunos en funcionamiento y otros nuevos. Cualquier persona que quiera ingresar, puede comunicarse mediante las redes sociales, ya sea en Facebook como en Instagram. Con quienes trabajamos mayormente es con comunidades nativas en la Amazonía peruana”, señala.
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Tres bionegocios de éxito en el Perú
- Inin Rao
Este proyecto es liderado por una mujer shipiba coniba llamada Alemerce Amasifuen Agustino. Fabiola Céspedes comenta que Amasifuen empezó a cultivar el Piri-piri gracias a la enseñanza de su padre y, posteriormente, inició un emprendimiento familiar en la Comunidad Nativa de San Francisco, Ucayali.
Iniciaron elaborando aceites esenciales, jabones y perfumes; pero el aceite de Piri-piri tuvo una mayor demanda, ya que en la región es utilizado para crear vínculos amorosos, amicales, pero básicamente, para brindar relajación y como fuente medicial.
“La emprendedora trabaja extrayendo el aceite de piripiri que es una planta medicinal y sagrada para la Amazonía. Con este aceite se ha logrado un incremento de 400% en los ingresos de este emprendimiento. Actualmente, se está exportando a Israel y Francia como esencia para perfumes de primera gama y se exporta distribuidores que facilitan estos aceites a cadenas en Europa”, relata Céspedes.
La representante de Cedro explica que en el proceso productivo de la extracción de aceite, la organización apoyó con el objetivo de duplicar su capacidad de producción. Con ello, tuvieron la oportunidad de acceder a mercados externos.
- Sanken Beka
Esta es una asociación de artesanas, liderada por Lucilla Ramírez Cauper, y se ubican en la Comunidad Nativa Santa Rosa. Actualmente, venden en tres tiendas de Ucayali, han vendido en Lima y han estado en el buque BAP Unión de la Marina. En este último recinto, tres de las emprendedoras promocionaron los productos en 17 países y eso las ha ayudado a que reciban pedidos del extranjero.
Fabiola Céspedes comenta que “al inicio, esta era una iniciativa de dos personas. Ahora son más de 10 artesanas que han consolidado el bionegocio; algunas son artesanas y otras promueven el aceite de coco. Nosotros hemos apoyado con la asistencia técnica para que puedan acceder a mercados. Ellas incrementaron sus ingresos por ventas en 72% desde que las acompañamos en el proyecto”.
- Piscigranja Flor de Ucayali
Mariela Guimares es la fundadora de este proyecto ubicado en la Comunidad Nativa Flor de Ucayali, Ucayali. Fabiola Céspedes comenta que ya había construcciones de piscigranjas cuando Cedro llegó a la zona, pero había baja productividad.
“Nosotros mejoramos la crianza de animales, alimentación, seguridad y en la inocuidad de los alimentos. Cuando entramos al proyecto había baja productividad, ahora ha incrementado y los ingresos también en un 50%. También les hemos brindado asistencia técnica directa y continua, facilitándoles el tema de los alevinos, los pececitos para sembrar”.
Actualmente, este bionegocio produce peces Paco, Gamitana y Paiche, y, aparte de la crianza de peces, también se encargan de transformar estos productos, dando como resultado pescados al vacío, embutidos de paiche, e incluso helados.
“El proyecto produce más de 100 toneladas de pescado en los 113 estanques que hay; y se acaba el mercado local. En el caso de las comunidades, parte de este producto se consume en la comunidad, y otra parte sale a los mercados. Apoyamos mucho la participación en ferias tanto locales como regionales”, agrega Céspedes.
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¿De qué manera un bionegocio combate el narcotráfico?
Ante las pocas oportunidades que tienen las comunidades para tener un negocio o generar ingresos, algunas personas cultivan de coca, por ello, la necesidad de brindar asistencia y asesoramiento para apostar por productos alternativos.
Solo en Ucayali, existen más de 5,000 hectáreas de cultivo de coca ligadas con el narcotráfico y cada año, esta cifra se multiplica. Con ello, se incrementan los riesgos sociales como la trata de personas, la minería ilegal, la extorsión, entre otros actos delictivos.
Por ello, Cedro trabaja e impulsa en la creación y/o el acompañamiento continuo de los bionegocios, para que las comunidades puedan aprender a cómo iniciar con un proyecto empresarial y administrarlo responsablemente.
“Tener un pequeño bionegocio es la única opción para tener una vida lícita y la oportunidad de vida digna porque hay lugares donde no hay mercados y hay un alto índice de narcotráfico. Tener un bionegocio les brinda la oportunidad de tener un ingreso lícito, los aleja del narcotráfico y del cultivo de coca como única opción de supervivencia. Sobre todo, les asegura paz y bienestar. A veces, esta es la única oportunidad de desarrollo digno que tienen las personas”, finaliza Céspedes.