En el Perú, la noción de sembrar para cosechar no solo se instala en un refrán. La agricultura de un país que cubre el 70% de su consumo de alimentos exige un óptimo recambio generacional a fin de cuidar a sus protagonistas: los productores agrarios. Sin embargo, los resultados de la Encuesta Nacional Agropecuaria (ENA) del 2023 mostraron que el grupo más representativo de esta población —con un 34.6 %— tiene entre 50 a 64 años.
El envejecimiento de la mano de obra ha provocado que el promedio de edad de un trabajador del campo pase de 49 a 57 años en la última década. La problemática se acentúa porque los jóvenes buscan puestos de trabajo lejos de las hectáreas de los campos agrícolas, lo que incide en su escasa participación en el agro familiar. ¿A qué se debe?
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Aproximaciones sobre las políticas públicas
Eduardo Zegarra, economista investigador de GRADE, explica que una causa del lento recambio generacional es la falta de sistemas de jubilación para los agricultores. Este es un factor que les impide trasladar la tierra a una edad prudente y, por el contrario, los obliga a esperar hasta tener una avanzada edad para recién tomar una decisión con respecto a su propiedad. En suma, la ausencia de políticas públicas que aborden esta problemática.
Ante ello, sugiere un programa especial para los productores de más de 60 años: “Pensar en algún sistema de pensión de jubilación no remunerativa y mucho más ambiciosa que Pensión 65, que permita trasladar la tierra de manera más rápida a los hijos o a los nietos que quisieran quedarse en la producción agraria”.
Aun así, aclara que un peligro de esta salida es la desfragmentación de la propiedad. Coincide con él Juan Manuel Benites, exministro de Desarrollo Agrario y Riego del Perú (Midagri): “La atomización enorme de la propiedad hace que cada vez sea menos rentable subsistir solo de la agricultura; entonces, empiezan a surgir segundas o terceras actividades entre los jóvenes”, refiere.
De esta variable, el extitular encuentra una influencia de la migración: “Por esta dinámica, cada vez hay menos jóvenes. Se van quedando más en la costa, más en las ciudades intermedias o importantes y van dejando el campo. El cierre de brechas es una política miope porque no se está mirando la dinámica de las migraciones, de cuáles son los intereses de los más jóvenes frente a las limitaciones de infraestructura, agua, energía”, puntualiza.
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¿Y el financiamiento?
Zegarra menciona además la importancia de los instrumentos financieros. “Darles a los agricultores jóvenes acceso al crédito para la compra de tierras y ganado es fundamental. Es decir, un tipo de crédito orientado a que asuman riesgos e ingresen a la innovación”.
El especialista detalla que, en el Perú, hay un 40% de agricultores en condición de pobreza. “Con esa situación, es muy difícil atraer a los jóvenes al sector”, agrega. Por eso, insiste en promover la modernización en las redes del mercado, las capacitaciones crediticias y los mecanismos de financiamiento. Esto, en un contexto de limitado acceso a los créditos en el rubro del agro.
Incluso, en la ENA 2023, se calculó que solo el 10.2 % de los productores agropecuarios solicitó algún tipo de crédito durante los últimos 12 meses.
Al respecto, Hugo Wiener, exdirector de Agrobanco, esclarece que este dato se ha mantenido sin alteraciones durante los últimos 10 años y no responde, precisamente, a trabas en el sector financiero, sino a una fuerte aversión al riesgo: una deuda representa una preocupación porque prevalece una “actitud de mucha cautela frente a la posibilidad de quedar mal y no pagar el crédito”.
Winer señala que también hay una responsabilidad de la banca, destacando medidas como la iniciativa de las cajas municipales para ser promotoras de microfinanzas. “Una actitud de ese tipo puede ser mucho más eficaz para conectar a la gente con el sistema financiero. Se ha avanzado bastante, pero no lo suficiente”, acota.
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Cambio de paradigma
Benites encuentra también una explicación en las tendencias sociales. Señala a la perspectiva sobre el rubro como uno de los componentes que agudizan la desmotivación de los jóvenes frente a la responsabilidad en la producción agraria y aboga por un cambio.
“Hay que dejar de ver a la agricultura con un tinte de pobreza. Tiene que ser vista como un negocio, como una actividad que es una oportunidad. No son solo productores, son emprendedores agrarios. La visión del joven necesita reforzarse en los aspectos de autoestima, se trata de una capacidad de cambiar vidas a partir de una actividad”, menciona el extitular de Midagri.
Wiener contribuye con esta idea y resalta la importancia de fomentar el compromiso con las nuevas tecnologías, de tal manera que haya una mejora tanto en la tierra como en los ingresos posteriores.
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Tardío recambio generacional, una amenaza
Benites advierte que habría un desbalance en la seguridad alimentaria del país si no se toman acciones a tiempo. “El Perú produce el 70% de lo que consume. Casi todo lo producimos aquí gracias a la agricultura familiar”, recuerda.
El exministro estima que una lenta y cada vez más escasa transición en el mando de las tierras podría ocasionar, eventualmente, que se observen campos vacíos.
“El tractivo que tiene la ciudad sobre los jóvenes del campo es muy alta. Muchos no regresan”, concuerda Wiener.
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