A un mes para concluir el año muchos padres de familia han comenzado a hacer cuentas, especialmente de aquellos jóvenes que están por concluir la secundaria o que tras dos años de preparación en una academia preuniversitaria (cuya demanda ha aumentado tras dos años de pandemia) se alistan a postular el 2023 a una universidad.
Justo Zaragoza, director del Grupo Educación al Futuro (GEF), explicó a Gestión que actualmente los padres de familia buscan una universidad “no muy costosa y con buena calidad educativa”. La pensión mensual -al momento de elegir una universidad- es un punto gravitante, tomando en cuenta que existe una oferta de 48 universidades privadas, según Sunedu.
LEA TAMBIÉN Limeños que buscan estudiar pregrado dispuestos a pagar al mes 22% más que en el 2021
Justamente, las pensiones de las universidades privadas han vuelto este año a sus niveles prepandemia (con un ligero incremento de 5%), afirmó Zaragoza, tomando cuenta que durante la época del covid hubo descuentos o facilidades a favor de los padres de familia para que los jóvenes continúen con sus estudios superiores.
Para el próximo año, refirió, es muy probable que estas suban.
¿Cuánto destinan los padres de familia en la educación superior de sus hijos? En el sector socioeconómico C, explicó, la pensión que se paga cada mes oscila entre S/ 800 y S/ 1,000.
LEA TAMBIÉN Conozca cuáles son las universidades preferidas por los jóvenes limeños
“Si fuera S/ 1,000 serían S/ 10,000 por año. En cinco años, los padres de familia habrán invertido por la educación superior de sus hijos S/ 50,000 en promedio. Ello coincide con el presupuesto per cápita del Minedu, es decir, cada estudiante le cuesta el Estado alrededor de S/ 1,000 mensuales”, arguyó.
En el sector socio económico A/B puede variar (el monto del presupuesto que se destina para la pensión mensual) entre S/ 2,500 y S/ 4,000. Si fuera S/ 4,000 sería S/ 40,000 por año y S/ 200,000 en cinco años que dura una carrera universitaria.
¿Cuánto es el rango de pensiones en las principales universidades privadas? El Grupo Educación al Futuro (GEF) realizó un análisis -a inicios de este año- al respecto. Estas son:
- Universidad del Pacífico: su matrícula es de unos S/ 245. La pensión mínima y máxima va en el rango de S/ 1,143 - S/ 4,985. Cuenta con 6 escalas.
- Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas (UPC): su matrícula es variable. La pensión mínima y máxima va en el rango de S/ 1,114 - S/ 4,728. Cuenta con 8 escalas.
- Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH): su matrícula es variable. La pensión mínima y máxima va en el rango de S/ 920 - S/ 4,500. Cuenta con 6 escalas.
- Pontifica Universidad Católica del Perú (PUCP): su matrícula es variable. La pensión mínima y máxima va en el rango de S/ 1,157 - S/ 4,435. Cuenta con 9 escalas.
- Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC): su matrícula es variable. La pensión mínima y máxima va en el rango de S/ 1,919 - S/ 4,053. Cuenta con 5 escalas.
- Universidad ESAN: su matrícula está en unos S/ 350. La pensión mínima y máxima va en el rango de S/ 1,531 - S/ 4,034. Cuenta con 5 escalas.
- Universidad de Lima: su matrícula está en unos S/ 250. La pensión mínima y máxima va en el rango de S/ 1,609 - S/ 3,570. Cuenta con 5 escalas.
- Universidad San Martín de Porres (USMP): su matrícula está en unos S/ 530. La pensión mínima y máxima va en el rango de S/ 882 - S/ 3,083. Cuenta con 18 escalas.
- Universidad Ricardo Palma (URP): su matrícula es variable. La pensión mínima y máxima va en el rango de S/ 1,415 - S/ 2,600. Cuenta con 4 escalas.
- Universidad César Vallejo (UCV): su matrícula está en unos S/ 350. La pensión mínima y máxima va en el rango de S/ 350 - S/ 1,100. Cuenta con 3 escalas.
Cabe precisar que, generalmente, son cinco mensualidades por semestre o 10 mensualidades por año y una carrera dura 5 años.
LEA TAMBIÉN Estas son las universidades de las que egresa la mayoría de CEO en Perú
Particularidades
Sobre las pensiones/mensualidades de las universidades, el director del GEF especificó que está es variable. Por ejemplo, en el caso de las universidades Pacífico, Lima y Católica, las pensiones a pagar están en función a la evaluación socioeconómica del estudiante, así como a la escala, independiente de la carrera.
También hay universidades, agregó, que no hacen una evaluación socioeconómica del estudiante, sino que tienen pensiones diferenciadas por carrera como es el caso de la Universidad Ricardo Palma (URP).
Luego hay otro grupo de universidades que tienen una tarifa única como la Universidad Jaime Bausate y Meza, la Universidad Católica Sedes Sapientiae, la UPN o UTP que tienen una o dos escalas, pero no hay una variación importante.
LEA TAMBIÉN Pensiones en universidades e institutos para el 2023: ¿irán al alza o a la baja?
Del colegio a la universidad
Daniel Alfaro, exministro de Educación, detalló que la tasa de tránsito de la educación básica a la superior -es decir, la cantidad de egresados de quinto de educación secundaria que ingresan a la educación superior- aumentó de 20.8% el 2020 a 27.7% el 2021 aunque todavía está por debajo de niveles prepandemia, que era de 36.6%.
“Antes del covid, de cada 10 egresados de quinto de segundaria, 3.5 ingresaban a la educación superior, pero por la pandemia cayó a 2″, detalló. Esta cifra es baja en comparación de otros países de América Latina y de la OCDE.
Esta resultado se debe principalmente por un factor económico, ya que las familias y los propios jóvenes no podían pagar una pensión y tenían que destinar su tiempo a buscar un puesto de trabajo. Situación que todavía se mantuvo en 2021. “La tasa de transición del 2022 todavía no va a recuperar los niveles prepandemia”, acotó.
LEA TAMBIÉN Lo que invierten las familias en educar a sus hijos: desde inicial hasta la universidad
No solo el acceso a la educación superior es un factor de preocupación, sino la calidad educativa de los jóvenes que terminan el colegio, tras dos años de virtualidad y baja enseñanza. “Lamentablemente los estudiantes que hicieron cuarto y quinto de secundaria durante la pandemia no han podido completar las competencias correspondientes para tener una exitosa vida universitaria. La educación secundaria está en crisis”, agregó el también fundador de Pirka Consultoría.
Una muestra de ello son los resultados del Estudio Virtual de Aprendizaje del Minedu -realizado el 2021-, que indica que el 52% de los estudiantes de segundo de secundaria no pasan una prueba de sexto de primaria. La educación secundaria ha retrocedido tres años, si no es más. Lo que traerá consecuencias futuras a los propios estudiantes.
“La agenda del Ministerio de Educación se está politizando y no se están abordando los problemas de aprendizaje, por lo que se ameritaría tomar atención a lo que es más urgente, promoviendo la capacitación de los docentes y que se mejoren algunas áreas curriculares. Ya que tampoco se está valorando el factor socioemocional, ya que -entre los alumnos de segundo secundaria- la encuesta reveló que solo uno de cada 10 puede sobreponerse a una adversidad”, puntualizó.
LEA TAMBIÉN Educación y tecnología para cerrar las brechas de género en zonas rurales
En tanto que para el educador y fundador de The Learning Factory, Paul Neira, si bien las cifras de matrículas están recuperando el ritmo de la etapa prepandemia, un problema latente es la baja preparación académica de los jóvenes que están ingresando a la educación superior, ya sea universitaria o técnica.
“Si bien este problema se ha arrastrado desde antes del covid, ahora se ha agudizado. ¿Qué sucede con eso? Los ratios de estudiantes desaprobados en los primeros semestres de las carreras tanto técnicas como universitarias están aumentando, lo que termina siendo invisible, ya que tienen chance hasta en dos oportunidades de llevar el curso. Situación que esconde el problema”, afirmó.
LEA TAMBIÉN Títulos ‘bamba’: ¿Hay herramientas para combatir el mercantilismo en las universidades?
A este contratiempo se añade que los estudiantes que están ingresando a las universidades “están llegando más inmaduros”, es decir, sin contar con habilidades básicas como concentración; atención al detalle; pensamiento crítico; manejo emocional y rendimiento académico.
“Esta situación coloca en una disyuntiva a los docentes universitarios ya que si exigen más rigurosidad, terminan trayéndose abajo a todos los estudiantes”, indicó.
Para Neira, este es un problema que no debe ser ignorado, ya que se va a sentir con fuerza cuando estos jóvenes terminen la universidad o el instituto y no puedan ser contratados por empresas formales que requieren trabajadores no solo con habilidades profesionales sino también con madurez emocional, terminando en la informalidad y ganando por debajo del sueldo mínimo.
Un punto a tomar en cuenta es el factor edad, ya que ahora -detalló Justo Zaragoza, director del Grupo Educación al Futuro- los jóvenes que ingresan a las universidades privadas, principalmente, están entre los 17 y 18 años, prácticamente tras concluir el colegio.
En cambio a los jóvenes que buscan ingresar a una universidad pública les toma dos años prepararse para el examen de ingreso, que es más competitivo, por lo que ingresan entre los 19 y 20 años.
LEA TAMBIÉN Licenciamiento de institutos en stand by, solo 93 cuentan con condiciones básicas de calidad