El crédito para las empresas de todo tamaño sigue disminuyendo afectado por la inestabilidad interna, el encarecimiento de la deuda y la cautela del sistema financiero.
Incluso el financiamiento se contrajo en enero (respecto de diciembre del 2022) en todos los segmentos empresariales. Así, para corporaciones y grandes empresas se redujo en 1.9%; para medianas empresas, en 1.4%, y para micro y pequeñas empresas disminuyó en 0.7%, según estadísticas del Banco Central de Reserva (BCR)
La contracción mensual de los préstamos del sistema financiero a empresas de todo tamaño empezó en diciembre último.
Asimismo, el financiamiento total a empresas se redujo 2.1% interanual en enero (frente al mismo mes del 2022), con lo cual encadena el cuarto mes consecutivo de disminución (interanual).
Así, el crédito al sector corporativo y gran empresa retrocedio 0.1% interanual en enero del 2023, y en -13.3% para la mediana empresa. Además, el crédito a la micro y pequeña empresa continúa enfriándose y solo creció 6.5% interanual.
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Se vive un escenario local de debilitamiento económico con elevadas tasas de interés, que lleva a las empresas a esperar un poco antes de asumir un compromiso caro y de largo plazo para realizar nuevas inversiones, dijo a Gestión Luis Eduardo Falen, head de Macroeconomía de Intéligo SAB, firma que pertenece al conglomerado financiero IFS.
¿Cómo postergan las empresas decisiones de financiamiento e inversión?
“Las compañías evitan tomar decisiones aceleradas pues no tienen certeza de lo que sucederá en los siguientes meses; por ello esperan a que el panorama sea más claro y las tasas de interés converjan hacia menores niveles”, acotó el ejecutivo.
En la misma línea, Walter Leyva, docente de Esan, comentó que el ruido político que arrastra el Perú en los últimos años, acentuado en los meses previos por el conflicto social con bloqueo de carreteras y paralización de actividades, genera temor e incertidumbre en los empresarios.
Esto provoca una menor demanda de financiamiento y reduce las colocaciones de crédito pues el segmento empresarial no tiene seguridad de que las ventas van a responder a las expectativas, teniendo en cuenta la dinámica económica, expresó.
“Se reporta cierto movimiento comercial P2P (persona a persona), entre pequeños negocios, pero la gran reactivación esperada nunca se concretó; incluso se complicó en los últimos meses en que las protestas violentas perjudicaron la actividad en el sur”, complementó.
Walter Rojas, gerente central de Negocios de Caja Cusco, coincidió en que la inestabilidad interna, así como la elevada inflación vuelven más cauta a la gente, que decide restringir su consumo, especialmente el de fines de semana o vacaciones.
Asimismo, las empresas operan por debajo de su capacidad instalada, menor producción que también perjudica a sus proveedores, lo que afecta directamente los ingresos de todos los negocios implicados y lleva a algunos incluso a reducir personal, añadió.
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Oferta cauta de créditos a empresas
En tanto, Falen comentó que hay un doble factor que reduce el crédito a empresas: la escasa demanda de las compañías, especialmente las más grandes, y una conservadora colocación de préstamos por parte de las entidades financieras.
Sostuvo que el debilitamiento observado en la actividad y ventas de las empresas enciende la alarma sobre si podrán cumplir con las obligaciones establecidas, por lo que la banca opta por ser más cautelosa.
Los bancos y microfinancieras ven que el cliente no reporta los mismos ingresos que antes y, pese a ser buenos deudores, tienden a reducir las líneas de financiamiento que antes les otorgaban o se muestran más restrictivos en las condiciones del préstamo, expresó Rojas.
“Hay muchas empresas que vienen golpeadas desde la pandemia; algunas lograron mejorar con la reapertura del mercado aunque sin retomar niveles precovid, otras tuvieron que cambiar de rubro y hay quienes siguen cerrando porque simplemente ya no acceden a crédito”, agregó.
Para Leyva, las continuas anomalías del mercado en los últimos años aumentaron el riesgo crediticio pues dejaron a las empresas vulnerables y deterioraron su historial por problemas en su capacidad de pago.
“El contexto no facilita el desarrollo de los negocios en condiciones normales y clientes que antes calificaban a grandes montos de financiamiento, hoy acceden a pocos recursos con plazos más cortos o, simplemente, no son sujetos de crédito para la banca”, acotó.
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Dinamismo de préstamos mejoraría en segundo semestre
El proceso de subida de tasas de interés se consolidaría durante el primer semestre, pues la tasa de referencia del BCR estaría cerca del techo, dijo Luis Eduardo Falen, de Intéligo SAB.
Con una inflación cediendo en el segundo semestre y expectativas de menor costo de la deuda, habría espacio para mayor dinamismo del crédito, señaló.
“Sin embargo, lo que el país necesita es mayor estabilidad y confianza en sus mercados para que los negocios evolucionen positivamente y se mitigue el riesgo crediticio; con ello se logrará un mayor financiamiento”, sostuvo Walter Leyva, de Esan.
Si el escenario continúa pesimista, las empresas seguirán reformulando sus planes de expansión, los negocios estarán ajustados y la oferta de crédito del sistema bancario también se alineará a un esquema restrictivo, añadió.