Desde fines del mes de setiembre, los pisqueros tradicionales han venido alertado sobre una norma de la Dirección General de Salud Ambiental (Digesa) que perjudicaría la actividad vitivinícola.
Dicho organismo -adscrito al Ministerio de Salud (Minsa)- emitió la Norma Sanitaria para la Fabricación y Elaboración de Bebidas Alcohólicas Vitivinícolas y sus derivados, la cual establece -entre otros cambios- que las bodegas cambien sus instalaciones por tanques de acero inoxidable y que se realicen nuevos procedimientos para la producción y almacenaje de productos.
Se tenía hasta el 25 de setiembre como plazo para aportar comentarios a la norma, pero luego fue ampliada hasta el 8 de octubre, es decir, venció ayer.
Marco Zúñiga, presidente de Unapisco -gremio que agrupa a las asociaciones de productores con Denominación de Origen Pisco a nivel nacional- alertó recientemente que esta norma afectaría a productores ancestrales con más de 100 años, en tanto los pequeños y medianos productores desaparecerían.
Por su parte, José Moquillaza, productor pisquero y embajador de la Marca Perú, envió el pasado 21 de setiembre una misiva con comentarios y observaciones al proyecto que busca emitir la Digesa.
A través del documento, Moquillaza señala, en primer lugar, que la función sustantiva de Digesa es de vigilancia, supervigilancia y supervisión con expresa competencia para otorgar, reconocer derechos, certificaciones, emitir opiniones técnicas, autorizaciones, permisos y registros en el marco de sus competencias.
De igual manera, que este organismo no es competente en materia regulatoria y normas técnicas de producción.
“Las normas técnicas de la industria vitivinícola en general y de la Dominación de Origen (D.O.) Pisco en especial es atribución exclusiva de INDECOPI a través de sus comités normativos”, señala.
Asimismo, precisa que la redacción general apunta al uso masivo de metabisulfito para eliminar toda actividad microbiológica de los productos en proceso, lo cual está en contradicción con la tendencias en el mundo hacia los productos vitivinícolas naturales, orgánicos y biodinámicas cuyo aspectos fundamental es la preservación de los pequeños ecosistemas de cada viñedo y cada bodega.
Finalmente, da a conocer siete cuestionamientos a la norma en mención:
- Las disposiciones por separado presentan inconsistencias pero el impacto agregado del conjunto podría llevar a la inviabilidad en el negocio para 520 productores artesanales del Perú y solo podrían financiar su conversión 15 grandes y medianos industriales.
- La norma tiene sesgo industrialista y nivel mundial es en la pequeña escala donde se obtienen los productos vitivinícolas más valorados y mejor cotizados, los productos industriales de alto volumen llegan a valores ínfimos.
- Se ignora la legislación y nomenclatura de la OIV Organización Internacional de la Viña y el Vino.
- La incursión en asuntos normativos de producción generaría distorsiones y altos costos regulatorios activando potenciales contingencias: - Privado/Público: Denuncia ante Comisión de Acceso al Mercado INDECOPI - Público/Público: Denuncia ante Comisión de Reglamentos Técnicos INDECOPI
- Los sistemas de buenas prácticas están basados en la sistematización de operaciones continuas y la industria vitivinícola es esencialmente estacional, es por ello que su legislación es específica a nivel mundial
- La forma de conciliar supervisión sanitaria, proceso tradicional y protección al consumidor es focalizando normas razonables de higiene PHS en bodega, BPM en la parte de embotellado con ambientes encapsulados y continuar con las inspecciones de inocuidad de productos terminados en punto de venta.
- Finalmente se aprecia cierta indolencia respecto a la esencia del Perú y sus culturas vivas productoras, el país que tiene uvas patrimoniales, procesos ancestrales y, envases únicos en el mundo se plantea borrar la huella histórica de sus bodegas ubicadas como pocas en el desierto.