Periodista
La encuesta de Datum que hoy presenta Gestión tiene poco de contundente, hay que decirlo. La posición de la población parece reflejar la misma apatía y falta de claridad que muchos ven en las calles.
Quizás sea hartazgo, hastío, o simple apatía porque ya nada le sorprende ni le entusiasma.
Una primera interrogante que nos plantea esta encuesta es ¿qué ha sucedido para que el Presidente suba tres puntos en su aprobación, y baje su desaprobación en cuatro puntos?
Uno podría pensar que con todo lo recientemente conocido a través de los audios difundidos sobre la relación entre Zamir Villaverde y el ex ministro Juan Silva; la condición de no habido del ex ministro y de otros cercanos miembros del entorno presidencial; la inagotable crisis en Las Bambas; la violencia contra unidades mineras; el alza de precios; la amenaza de la escasez alimentaria; la inseguridad creciente; y un largo etcétera; la desaprobación del Jefe de Estado hubiera llegado ya a niveles por debajo de 20%. Pero no, subió tres puntos y su desaprobación se redujo en cuatro.
Y eso solo puede tener tres explicaciones posibles:
- La “victimización” le da algún resultado en cierto sector;
- El discurso por la Asamblea Constituyente le da algún rédito en algunos bolsones radicales;
- La desaprobación y el comportamiento errático del Congreso lo ayuda.
Esa desaprobación del Congreso es ya redundante y exasperante. Las actitudes, declaraciones, y acciones de los miembros de la Mesa Directiva y de muchos de los congresistas, parece querer competir para ganar largamente cuando de desatinos políticos se trata. Y no creemos que se necesite que alguien les haga una campaña en contra, no necesitan ayuda para eso, lo saben hacer muy bien.
Ese “afán” por el protagonismo negativo le quita la autoridad moral que necesita para ser la oposición que el país reclama, o simplemente la oposición.
El 62% de los peruanos desaprueba la gestión del Primer Ministro. Sin embargo, cuando en otra parte de la encuesta se pregunta por cambios en el gabinete, una eventual salida de Aníbal Torres no parece gozar de una cifra tan contundente (44%) como la anterior, a pesar del desgaste de su imagen, de lo confrontacional de su actitud, de sus exabruptos, de la ineficacia de sus intervenciones en sus viajes, y de las permanentes críticas que sus palabras, opiniones, y decisiones provocan.
Aquí uno se pregunta, ¿la mitad del país piensa o cree que la presencia de Aníbal Torres sigue siendo útil?, ¿a quién?, ¿al Presidente o al país?
Siempre hemos afirmado aquí que el Premier es el principal operador político que tiene el Presidente, y quién pone la agenda, para atacar y para distraer. Además, es quién busca sacar “las castañas del fuego” a Pedro Castillo, en cualquier de las situaciones críticas que lo persiguen, razón por la cual hemos afirmado que el Presidente no tiene ningún incentivo para cambiarlo…todavía. Pero sorprende que menos de la mitad de la población pida su remoción, cuando bastante más de la mitad del país manifieste su desaprobación.
Cuando se habla sobre el camino que se debe tomar para superar la crisis política, 74% quiere que Pedro Castillo deje la Presidencia. Sobre eso parece no haber duda en la mayoría. Lo que no le queda claro a los peruanos es con quienes debe irse y de qué manera. Y en eso las opiniones están bastante divididas, y confunde.
Un tercio de los peruanos (33%) quiere que se vayan todos, Congreso incluido; otro tercio (30%) quiere ver la renuncia del Presidente; 24% no se hace problemas para que Pedro Castillo termine su mandato; y 11% plantea que el Congreso insista con la vacancia.
No vamos a negar que esperábamos más claridad y una definición algo más contundente. Sobre todo, con lo que se conoce ahora, que es muchísimo más que en noviembre y diciembre del año pasado cuando la vacancia estaba en la mente de una gran mayoría de los peruanos.
Pero mucha de esta dispersión tiene que ver con la ausencia de un liderazgo claro en la oposición. Es notorio que no hay capacidad de articular una coalición, una posición, ni un discurso de consenso que pueda ser ofrecido a la población como una alternativa de solución a la crisis. El gobierno en cambio si lo hace, se encierra en sí mismo con sus aliados, y acelera su paso polarizando y levantando la bandera del populismo y la Asamblea Constituyente. En eso llevan una buena ventaja.
Los adversarios políticos de Pedro Castillo deberían tomar y asumir una sola posición: vacancia o adelanto de elecciones presidenciales y congresales, no hay otra opción porque la renuncia -salvo prueba contundente del delito- no es una opción por ahora.
Y en medio de todo esto la percepción sobre la presencia de Vladimir Cerrón en el gobierno crece. 56% de los peruanos creen que es el verdadero poder en el gobierno. ¿Lo es?
No hay ninguna duda de que el Secretario General de Perú Libre tiene una enorme influencia y presencia en el gobierno; pero todo lo que se viene destapando y conociendo nos lleva a pensar que esa presencia es muy influyente pero no determinante.
Pedro Castillo parece haberse guardado varias opciones de juego propio -no político- en algunos sectores que permitían movimientos bastante oscuros. Eso no quiere decir que Perú Libre no haya participado del reparto de sectores, pero no los tuvo ni los tiene todos para sí.
En resumen, una encuesta que nos muestra que la población no tiene las cosas claras.