
Escribe: Maisa Mercado, CEO de Asertiva Consulting
Alicia trabajó duro todo el año. Asumió proyectos adicionales, propuso mejoras y contribuyó al crecimiento de su equipo y, por ende, del negocio. Pero cuando recibió su evaluación de desempeño, la calificación final no reflejaba ni su esfuerzo ni su impacto real. “Así son las reglas”, le dijeron. La frustración fue tal que, en menos de tres meses, aceptó otra oferta laboral.
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Este no es un caso aislado. Muchas empresas implementan sistemas de evaluación con la intención de mejorar la productividad, pero terminan generando ansiedad, desgaste y desmotivación. La razón: los modelos tradicionales de evaluación de desempeño suelen centrarse más en una calificación final que en el desarrollo real de las personas.
Cuando la evaluación se convierte en un castigo
En un reciente workshop que tuvimos con un cliente sobre feedback, surgió una pregunta clave: “¿El feedback es diferente de la evaluación de desempeño?”. La inquietud provenía de un problema común: la evaluación se percibe como una “nota” que, en muchos casos, está ligada a un bono o a beneficios económicos. Es decir, el proceso nace sesgado, transformándose en un sistema de recompensa y castigo más cercano a los experimentos de Pavlov que a una estrategia de desarrollo de talento.
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Las empresas están iniciando su proceso de evaluación de desempeño en esta época del año. Es el momento ideal para cuestionar cómo lo están haciendo y accionar con soluciones efectivas que mejoren el impacto de este proceso, tanto en las personas como en el negocio. La evaluación de desempeño no debería ser una herramienta que desmotive a los equipos; bien utilizada, puede convertirse en una palanca para el crecimiento y la evolución tanto de los colaboradores como de la organización. Hacerse cargo de esto es necesario para aquellas empresas que realmente quieren potenciar su talento y lograr resultados sostenibles.
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No es casualidad que un notorio porcentaje de las empresas más destacadas en los rankings de excelencia empresarial también figuren en los primeros puestos de los rankings de talento y/o reputación. Sabemos, además, que estas empresas tienen una metodología de evaluación de desempeño que viene evolucionando año a año. Más allá de ser perfecta, evidencia el alto potencial que tiene este proceso en el negocio y reputación, beneficiando a los colaboradores e impactando directamente en la percepción y logros de la organización.
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¿Cómo es el proceso de evaluación en tu empresa? Si no te está ayudando a crecer, tal vez es momento de transformarlo.