Director de la Cámara Peruana de la Construcción – Capeco
La pandemia nos hizo ver la faceta más atroz de uno de los grandes males de nuestro país: la informalidad. En lo relacionado al sector construcción, resultaba irónico pedir a la población de bajos recursos quedarse en casa haciendo cuarentena. Porque es diferente hacerla en un distrito de Lima moderna que en una casa construida en la ladera de un cerro o sobre un arenal, sin contar con algún estudio de suelos, con materiales de mala calidad y sin el apoyo de algún profesional en el diseño y la construcción.
El Coronavirus llegó sin avisar y sus efectos en la salud y la economía han sido devastadores. Imaginemos ahora que llegara a Lima un virus que en pocos segundos o minutos provocara inmediatamente 51 mil muertes, 686 mil heridos y 549 mil viviendas inhabitables o colapsadas. Son cifras estimadas por Centro de Estudios y prevención de Desastres. Ese virus lo volvimos a ver en el 2007 cuando azotó Pisco: se trata de un sismo devastador. La diferencia con la Covid-19, es que este virus sí nos ha avisado de su llegada. Porque el silencio sísmico de más de 270 años que se registra en Lima hace muy probable que en esta ciudad ocurra un sismo de magnitud superior a 8.5, como lo ha señalado el Instituto Geofísico del Perú.
El modelo de regularización-represión para reducir la informalidad que se ha utilizado hasta hoy ha fracasado y es así como en la Cámara Peruana de la Construcción (CAPECO) planteamos una propuesta que pone el énfasis en iniciativas que promuevan formalidad. Un cambio de forma de pensar que pasa de combatir la informalidad a otra nueva, que implica generar incentivos para que la construcción sea formal. Se trata de una mirada distinta y positiva para afrontar el mismo problema.
La propuesta “Construyendo Formalidad” planteada por CAPECO contempla 5 objetivos estratégicos: 1) promover la generación de suelo urbano, 2) impulsar la provisión de materiales y servicios de construcción de calidad, 3) fortalecer a las entidades técnicas (ETs) que diseñan y construyen viviendas en el segmento social, 4) incentivar la formalización laboral y la productividad de los trabajadores, y 5) difundir una cultura de la formalidad y de la legalidad.
Hace más de un año que nuestras casas se convirtieron además de viviendas, en escuelas, en oficinas o centros de trabajo, en universidades, en restaurantes, en áreas de esparcimiento, en clubes, entre otros. Algunas de estas funcionalidades irán desapareciendo, pero otras perdurarán en modelos híbridos que serán parte de una nueva forma de convivencia. De allí la urgencia de garantizar la seguridad de las viviendas de las poblaciones de la base de la pirámide que viven en riesgo permanente a causa de la informalidad en su proceso constructivo. La propuesta enunciada busca atender esta realidad.
Hemos empezado el gobierno del Bicentenario y la principal conclusión que nos ha dejado el proceso electoral reciente, es que se hace imperativa la disminución de las brechas sociales y económicas. Por ello consideramos que la propuesta sectorial que hemos desarrollado con los aportes de todos los actores de la construcción peruana puede convertirse en una herramienta poderosa para disminuir las brechas y garantizar la vida de nuestros compatriotas más necesitados. Hacemos pública la invitación al gobierno que adopte y de ser necesario mejore nuestro trabajo y el mejor camino institucional para darle sostenibilidad y consistencia es que la propuesta “Construyendo Formalidad” se convierta en una política de estado.