En marzo, antes de que las mascarillas se convirtieran en habituales, turistas alemanes infectados por el coronavirus volvieron de Israel en un vuelo de más de cuatro horas producto del cual, para sorpresa de un grupo de investigadores, solo se identificaron dos contagios de otros pasajeros.
En un breve estudio publicado en la revista estadounidense Jama Network Open, virólogos del Hospital Universitario de Fráncfort contactaron meticulosamente a todos los pasajeros del vuelo con el fin de descubrir el riesgo real que representa la presencia de pasajeros infectados con el virus responsable del COVID-19.
El 9 de marzo, el vuelo Tel Aviv-Fráncfort, que duró 4 horas y 40 minutos, tenía 102 pasajeros a bordo, incluido un grupo de 24 turistas.
Las autoridades alemanas, tras recibir información de que el grupo había estado en contacto con un gerente de hotel contaminado en Israel, decidieron realizar la prueba a los 24 turistas a su llegada a Fráncfort.
Siete de ellos dieron positivo (siete más lo manifestarían más tarde).
De cuatro a cinco semanas después, los investigadores se comunicaron con los 78 pasajeros restantes, el 90% de los cuales respondió.
Al preguntarles sobre sus contactos y síntomas, y hacer el test a varios de ellos, encontraron a dos pasajeros que probablemente se infectaron durante el vuelo: dos personas sentadas al otro lado del pasillo de los siete casos originales.
Para los virus respiratorios, los virólogos tradicionalmente consideran que la zona de contaminación en un avión se extiende dos filas hacia adelante y dos hacia atrás.
Pero sorprendentemente una persona sentada en la fila (asiento 44K) inmediatamente delante de la de dos turistas portadores del virus (asientos 45J y 45H) no estaba infectada.
"La persona de la fila 44 nos dijo que había tenido una larga charla con los dos de la fila 45", relata Sandra Ciesek, directora del Instituto de Virología Médica de Fráncfort.
Tampoco se produjo contagio en dos pasajeros sentados justo detrás de otro turista infectado.
"Nos sorprendió encontrar solo dos transmisiones", dijo Sebastian Hoehl, del mismo instituto.
No obstante, todos los demás pasajeros no fueron sometidos a la prueba diagnóstica, por lo que no se puede descartar que hubiera otros infectados. El estudio confirma en todos los casos que las transmisiones en un avión, en ausencia de mascarillas, son en efecto posibles.
Pero, subraya el investigador, "siendo la tasa más baja de lo esperado, y siendo que ninguno de los pasajeros llevaba máscara, es tranquilizador que no hayamos detectado a otros".
Y los investigadores señalan que varios estudios de vuelos de repatriación desde Wuhan, China, al comienzo de la pandemia, establecieron que no se había producido ningún contagio a bordo, aunque en esos viajes los pasajeros utilizaron mascarillas.