El Reino Unido impuso este miércoles otra ronda de sanciones contra Rusia en respuesta a la invasión de Ucrania, que afectan al sector bancario y suspende las importaciones de energía rusa hasta fines de año.
“Nuestra última ola de medidas supone el fin de las importaciones británicas de energía rusa, y más sanciones a empresarios, para desarticular la maquinaria de guerra de (presidente ruso Vladimir) Putin”, subrayó un comunicado de la jefa de la diplomacia británica, Liz Truss.
“Con nuestros aliados, mostramos a la élite rusa que no puede lavarse las manos ante las atrocidades cometidas por orden de Putin”, aseguró.
Las nuevas medidas anunciadas prevén una “completa congelación de los activos” del primer banco ruso Sberbank y el fin de las importaciones de carbón ruso.
El gobierno británico ya había indicado que quería dejar de comprar petróleo ruso este año. Precisa que tiene la intención de “poner fin a las importaciones de gas en cuanto sea posible”.
La nueva batería de sanciones tiene como objetivos “industrias estratégicas y compañías públicas”, prohibiendo las importaciones de hierro y de acero.
El gobierno británico tiene en la mira, además, a ocho empresarios cuyos activos en el Reino Unido están congelados y que tienen prohibida la entrada a territorio británico.
Se trata del multimillonario Leonid Mikhelson, que dirige el conglomerado gasífero Novatek; así como los directivos de la empresa productora de camiones Kamaz, Serguéi Kogoguin; del banco Gazprombank, Andréi Akimov; del petrolero GazpromNeft, Alexander Diukov; y del gigante del diamante Alrosa, Serguéi Ivanov.
Boris Rotenberg, hijo de un oligarca del mismo nombre muy cercano a Putin, también está incluido en la lista.
Según el gobierno británico, con estas medidas 82 oligarcas que “pesan” 170,000 millones de libras (200,000 millones de euros, US$ 218,000 millones) están ahora sancionados, además de 18 bancos que representan 940,000 millones de libras (1.12 billones de euros) de activos.