A pesar de su nombre, nunca ha quedado muy claro qué representa el Partido Verde Ecologista de México.
Desde 2018, los Verdes han estado en coalición con un Gobierno que ha obstaculizado el sector de la energía limpia, mientras que ha invertido miles de millones de dólares en la compañía petrolera estatal.
Después de las elecciones de medio término del domingo, el partido fundado en 1986 mantendrá el equilibrio de poder en el Congreso, lo que significa que el presidente Andrés Manuel López Obrador probablemente necesitará su apoyo para aprobar presupuestos y avanzar en su agenda legislativa.
El Partido Morena, de López Obrador, y sus aliados cercanos del Partido del Trabajo tendrán un máximo de 244 escaños en la Cámara de Diputados integrada por 500 personas, según proyecciones de la autoridad electoral. A menos que hagan una alianza sorpresiva con los grupos opositores PRI o Movimiento Ciudadano, necesitarán los 40 a 48 escaños proyectados de los Verdes para aprobar leyes.
En las últimas dos décadas, los Verdes han respaldado a Gobiernos de tres partidos diferentes con agendas radicalmente distintas. Entre 2012 y 2018, eso significó respaldar el impulso del presidente Enrique Peña Nieto para liberalizar el sector energético. Ahora, significa apoyar los esfuerzos de AMLO, como se conoce al líder mexicano, para deshacer esas mismas reformas.
Los ecologistas dicen que las prioridades del partido tienen poco de ecológicas. En 2009, el Partido Verde Europeo retiró su reconocimiento a los Verdes de México en protesta por su apoyo a la pena de muerte.
“Ha sido a lo largo de la historia un partido que ha engañado a la población, primero con su registro como partido ecologista”, dijo Genaro Lozano, cientista político de la Universidad Iberoamericana de Ciudad de México y comentarista de televisión. “Es una franquicia familiar que lo único que hace es vender su apoyo al mejor postor. Es un partido impostor”.
El Gobierno de López Obrador ha sido criticado por los ecologistas por construir una refinería de petróleo en el lugar de un manglar, promover el uso del carbón, provocar una deforestación generalizada y recortar el presupuesto para el medio ambiente. Durante todo ese tiempo, los Verdes “no dijeron nada”, dijo Gustavo Alanis, director del Centro Mexicano de Derecho Ambiental.
“No hacen nada sobre el medio ambiente”, señaló Alanis. “Su interés es el poder, su interés es el dinero, su interés es hacer negocios”.
Las acusaciones de corrupción han rodeado al partido durante décadas. Su entonces líder fue grabado en 2004 supuestamente pidiendo un soborno de US$2 millones. En 2016, cientos de intelectuales mexicanos solicitaron la disolución del partido por corrupción sistémica. Las autoridades electorales investigan ahora si los Verdes contrataron a personas influyentes para que hicieran campaña ilegal por ellos el día de las elecciones, informó el jueves el periódico El Financiero.
Los Verdes no respondieron a las solicitudes de comentarios para este artículo.
Un portavoz de la presidencia dijo que no tenía comentarios sobre el asunto más allá de que no hay casos de corrupción abiertos contra el Partido Verde. Un portavoz de Morena declinó comentar las acusaciones de corrupción contra los Verdes, diciendo que la coalición gobernante “representa al pueblo de México de manera legítima y queremos esta mayoría para defender los intereses del pueblo”.
Extraños socios
En lugar de utilizar su nuevo poder para impulsar políticas ecológicas, es probable que el partido intente afianzarse aún más en el sistema político de México solicitando un puesto en el gabinete o apoyo para sus candidatos a las gobernaciones estatales en 2024, dijo Lozano.
Durante la carrera presidencial de 2012, el propio López Obrador se quejó de las gestiones del partido y dijo que solo pedía que el Gobierno financiara los medicamentos de los ciudadanos en las farmacias privadas porque la familia de su fundador era propietaria de varias cadenas de farmacias. En 2015, el partido de AMLO presionó sin éxito para que el instituto electoral prohibiera a los candidatos del Verde presentarse en las elecciones intermedias de ese año por presuntas violaciones a la ley electoral.
La reputación del partido lo convierte en un extraño socio para López Obrador, quien critica a diario la corrupción de la élite, dijo Eduardo Bohorquez, director del capítulo de México de Transparencia Internacional.
“El discurso de una nueva ética pública del presidente López Obrador, tan frecuentemente utilizado contra sus adversarios políticos, no aplica para ellos”, dijo. “La relación de AMLO con el Partido Verde comprueba el refrán: es más fácil ver la paja en el ojo ajeno, que la viga en el propio”.