La petrolera estatal venezolana PDVSA necesitaría US$ 58,000 millones en inversión para reanimar su producción de crudo y llevarla a los niveles de 1998, antes de que el ex presidente Hugo Chávez llegara al poder, o unos 3.4 millones de barriles por día (bpd), según un documento visto por Reuters.
En el documento de febrero del 2021 titulado “Oportunidades de inversión”, la división de planificación e ingeniería de Petróleos de Venezuela dijo que buscaba inversiones de capital de socios venezolanos y extranjeros, principalmente para recuperar y actualizar la infraestructura de producción de petróleo del país “bajo nuevos modelos comerciales”.
El principal nuevo modelo de asociación que PDVSA detalla en el documento son los acuerdos de servicios de producción (ASP).
Bajo esta modalidad, los contratistas financiarían el 100% de las operaciones en los campos petroleros y, a cambio, recibirían como pago una parte del flujo de caja de los proyectos. El Estado venezolano seguiría siendo el propietario total de los campos y la infraestructura asociada.
La nación socia de la OPEP, golpeada por una aguda crisis económica tras el desastre de más de dos décadas de régimen chavista, produjo solo 578,000 bpd de crudo en marzo, según cifras reportadas la OPEP, muy por debajo de la meta para el 2021 fijada en el documento en 1.28 millones de bpd.
La propuesta se produce cuando el ilegítimo presidente Nicolás Maduro busca recomponer los maltrechos lazos con el sector privado para atraer inversiones y reconstruir la colapsada economía del país, revirtiendo los duros controles estatales que imperaron bajo el modelo socialista de Chávez.
Los tres principales objetivos de la industria petrolera venezolana, según el documento, son “estabilizar y recuperar la producción de crudo y gas natural”, “restaurar la confiabilidad, seguridad y calidad de las operaciones” y “abastecer plenamente las necesidades del mercado local de combustibles”.
Washington impuso sanciones a PDVSA en un intento por desalojar a Maduro del poder, a quien identifica como dictador. El gobierno venezolano ha acusado a Estados Unidos de buscar controlar sus recursos petroleros.
Un endurecimiento de las sanciones en el 2019 bajo la gestión del ahora expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha complicado la capacidad de la compañía para atraer inversiones, dados los riesgos de que sus socios puedan ser incluidos en las listas negras del Departamento del Tesoro de ese país.
Incluso firmas estatales de países que aliados de Maduro, como Rusia y China, desconfían de la posibilidad de impulsar la cooperación con PDVSA tras años de corrupción e ineficiencia operativa que desdibujaron los objetivos de los proyectos.
En total, PDVSA identificó 152 “oportunidades” que requerían una inversión de US$ 77,600 millones, incluida la producción de crudo y gas; operaciones intermedias como transporte y almacenamiento; refinación y comercialización.
La mayor parte de la inversión requerida, o más de US$ 69,000 millones, se destinaría a infraestructura para producir petróleo y gas. De allí se necesitan US$ 58,000 millones para devolver la producción de crudo de las empresas mixtas y de los campos propios de PDVSA a los niveles de 1998, mientras que otros US$ 11,300 millones se destinarían a campos de gas en tierra y mar.
PDVSA también calculó que se necesitan US$ 7,650 millones para reactivar oleoductos, proyectos de inyección de gas a campos petroleros, terminales y refinerías que están inactivos o con bajo rendimiento debido a la falta de mantenimiento.
Ni PDVSA ni el Ministerio de Petróleo de Venezuela respondieron a las solicitudes de comentarios.
Venezuela está entre los países con mayores reservas de crudo del mundo, pero su industria petrolera está operando muy por debajo de su capacidad después de años de insuficiente inversión.
La oposición del país ha estado desarrollando un plan propio para reestructurar la industria y atraer inversiones tras un posible cambio de gobierno.
Un comité técnico que trabaja con la oposición ha establecido diferentes objetivos: el país requeriría alrededor de US$ 78,000 millones para proyectos de petróleo y gas, por lo que la producción aumentaría a 3.1 millones de bpd de crudo y a 14,500 millones de pies cúbicos por día de gas en aproximadamente ocho años, según la versión más reciente del plan.
Además de los acuerdos de servicios de producción (ASP), el documento de PDVSA también incluyó oportunidades de inversión en empresas mixtas con socios privados, aunque no especificó qué cambiaría, si ese fuera el caso, en el modelo actual de esos proyectos.
La legislación venezolana requiere que PDVSA tenga participación mayoritaria en todas las empresas mixtas petroleras.