Los fondos de cobertura, o hedge funds, están escarbando la olla en busca de dinero: los “mini—millonarios”. La tendencia de atraer a médicos, abogados, empresarios —o a cualquiera con fortunas de siete u ocho cifras— ha ido ganando velocidad ya que la clientela habitual de los fondos de cobertura, formada por grandes instituciones y los ultrarricos, se ha vuelto cada vez más cautelosa.
Ocurre en todo Wall Street. Desde las empresas de capital de riesgo hasta los operadores inmobiliarios, pasando por los nuevos fondos de crédito privado, casi todo el mundo intenta atraer a los ricos-pero-no-tanto con promesas de acceso a inversiones exclusivas. Otros incluso están hablando con tenedores de cuentas de ahorro 401(k), a los que algunos en Wall Street se refieren como “dinero tonto”, dice Andrew Beer, quien dirige la empresa de inversión DBi.
¿Por qué? Lo que pasa es que el smart money, o dinero inteligente, no lo ha sido tanto últimamente. En los últimos años, muchos fondos de cobertura no han podido superar al S&P 500, y algunos de los grandes nombres del sector han registrado pérdidas asombrosas. Y grandes inversionistas con dinero atado en fondos de capital privado han retirado dinero de los hedge funds en busca de liquidez. Esto ha reducido el apetito institucional.
“Entre nuestros clientes, se habla mucho menos de fondos de cobertura en términos de asignación de activos, y eso ha sido así durante los últimos tres años”, dijo Neil Sheth, jefe de investigación global de NEPC, una firma que asesora a fondos de pensiones y otros inversionistas institucionales.
Para atraer a nuevos inversionistas, los típicamente herméticos gestores de fondos de cobertura están recurriendo cada vez más a las redes de patrimonios privados de grandes bancos, algo que antes les habría parecido indigno, sobre todo porque deben pagar para acceder a sus clientes.
Algunos advierten: cuidado con el comprador. Los fondos de cobertura no siempre son un buen negocio. Suelen inmovilizar el dinero y cobran a personas comisiones más elevadas que a las instituciones con más recursos. Los impuestos se acumulan. El apalancamiento y la liquidez plantean riesgos.
“Cuando llega a los inversionistas particulares, probablemente no sea la mejor oportunidad”, afirma Andrew Graham, fundador de Jackson Square Capital en San Francisco, quien no recomienda fondos de cobertura a sus clientes.
Otros argumentan que la democratización de los hedge funds permite a particulares acceder a algunas de las empresas más conocidas del mundo y de rentabilidad constante. Ayudan a diversificar el riesgo de las acciones y bonos tradicionales y protegen contra una caída del mercado.
Club exclusivo
Cualesquiera que sean los riesgos y las recompensas, el cambio es visible en entidades como Viking Global Investors, de Andreas Halvorsen.
Durante gran parte de sus 25 años de historia, Viking ha operado como un exclusivo club. Con sede en Stamford, Connecticut, atrajo a la antigua a fondos de pensiones, administradores de donaciones, o endowments, y fundaciones: con grandes rentabilidades. A diferencia de rivales menores, nunca ha ofrecido descuentos en las comisiones. Halvorsen, de 63 años, rara vez acudía a conferencias para promover Viking.
Hoy, apunta a personas con unos cuantos millones de dólares para invertir. La empresa ha organizado seminarios web para clientes de banca privada. Por primera vez, Halvorsen ofrece sus productos a clientes de JPMorgan Chase & Co. y Goldman Sachs Group Inc.
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Sus esfuerzos han dado fruto. El año pasado, cuando abrió su fondo insignia a nuevas entradas por primera vez en una década, los inversionistas minoristas hicieron cola. Alrededor de una quinta parte de los aproximadamente US$ 5,000 millones recaudados por Viking procedía de mini-millonarios.
Otros también ven oportunidades. Elliott Investment Management, famoso por lo exigente a la hora de elegir a sus clientes y que anteriormente rechazaba las plataformas bancarias, ha estado cortejando a los inversionistas privados desde 2020. Es una de las gestoras más constantes del sector, con una rentabilidad anualizada del 12.8% desde su debut en 1977, superando al S&P 500 en aproximadamente un punto porcentual.
Tras recaudar miles de millones de dólares de clientes ricos en los últimos años, Coatue Management ha vuelto por más. Lanzó un fondo que permite a particulares invertir desde US$ 50,000 en acciones tecnológicas y apuestas de riesgo. Jain Global se unió a la plataforma de patrimonio de JPMorgan tras levantar más de US$ 1,000 millones de cuatro redes bancarias este año, aproximadamente una quinta parte de su total. Balyasny Asset Management, la cual expulsó a las plataformas bancarias hace cuatro años, ha vuelto a silenciosamente incorporar algunas.
Los esfuerzos del sector fueron descritos por más de una docena de personas con conocimiento de las ofertas, que pidieron no ser identificadas porque muchos de los detalles no se han anunciado públicamente. Los representantes de los hedge funds declinaron hacer comentarios.
Guerra de ofertas
“Esta es la principal tendencia entre fondos de cobertura en este momento”, dijo Alexis DuFresne, fundador de la empresa de búsqueda de talento Archer Search Partners. “Están en guerras de ofertas por talentos de marketing que se especializan en llegar a clientes de patrimonio privado”, dijo, y agregó que los mandatos para buscar este tipo de ejecutivo aumentaron un 60% este año en comparación con 2023.
Todo apunta a una transferencia de poder en un sector conocido por grandes sumas de dinero y grandes egos.
Hace más de una década, era mucho más difícil para Bank of America Corp. persuadir a los hedge funds para que se unieran a su plataforma de banca privada. Ahora es lo contrario: Los principales fondos de cobertura están contactando a BofA para hacer planes a largo plazo con sus asesores financieros y clientes adinerados, dijo Mark Sutterlin, su jefe de inversiones alternativas.
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“Tenemos mucho mejor acceso que antes”, dijo Sutterlin.
Incluso la firma de wealth management Raymond James Financial Inc, con sede en St. Petersburg, Florida, recibe más llamadas de fondos de cobertura que buscan conectar con sus clientes. En algunos casos, después de varios años de malos resultados.
“Los gestores pueden estar mucho más interesados en nuevas fuentes de capital si sus rendimientos se han visto un poco cuestionados”, afirma Brad Sussman, especializado en inversiones alternativas de Raymond James.
En total, el 48% de los bancos privados o gestores de patrimonios aumentaron sus asignaciones a fondos de cobertura en 2023, y el 62% tiene previsto hacerlo este año, según una encuesta de BNP Paribas SA. Mientras tanto, sólo el 33% de los fondos de pensiones planea hacer lo mismo este año.
Y los ricos tienen sus chequeras listas. Este año, cuando Millennium Management, propiedad de Izzy Englander, abrió las puertas de su fondo a nuevo efectivo, cerca de la mitad de los más de US$ 20,000 millones en demanda procedía de clientes de alto patrimonio. Desde su creación hace más de una década, la empresa fue una de las primeras en recurrir a este tipo de clientes, los que actualmente representan entre el 30% y el 40% de los US$ 72,000 millones de activos de Millennium.
Nuevas plataformas tecnológicas también ayudan a asesores financieros a orientar a sus clientes hacia fondos de cobertura sin tener que pasar por las redes bancarias establecidas. Una de ellas, iCapital, proporciona a más de 100,000 asesores de todo el mundo tecnología y logística para poner en contacto a sus clientes con unos 40 hedge funds. Entre ellos están Point72 Asset Management, de Steve Cohen, Balyasny y Millennium, según algunas personas conocedoras de los esfuerzos. Este último sólo ha registrado un año de pérdidas en su historia.
Últimamente, los fondos multiestrategia neutrales en el mercado y con baja volatilidad han sido los más demandados en iCapital, según Joseph Burns, su jefe de investigación de fondos de cobertura. También ha aumentado el interés por los fondos macro y cuánticos, añadió.
Cada vez son más los representantes de fondos de cobertura que van directos a los asesores de inversión registrados para ofrecer sus productos.
Eso es lo hizo Christian Hoffmann. El responsable de plataformas y distribución de Capital Fund Management comenzó en 2023 a promocionar al gestor cuántico en ciudades como Cincinnati, St. Louis y Phoenix. La empresa, con sede en Nueva York, también empezó a gestionar productos conocidos como hedge fund lite para grandes proveedores de fondos mutuos que permiten a los inversionistas retirar su dinero a diario.
La estrategia funcionó. El dinero de los individuos de alto patrimonio aumentó al 22% de los activos totales de la firma a finales del año pasado, frente al 9% en 2019.
Extremadamente pegajosos
Las personas adineradas pueden ser excelentes clientes para los fondos de cobertura. Ejecutivos del sector dicen que una vez que se comprometen, tienden a quedarse. Las grandes instituciones, por el contrario, son más propensas a exigir la devolución de su dinero cuando los tiempos se ponen difíciles.
“Hemos visto que los fondos de cobertura son extremadamente estables en las carteras de individuos”, dijo Margot Kirby, responsable de introducción de capital de Morgan Stanley. Por lo general, representan menos del 5% de la asignación total de un particular, y no se consideran una fuente de liquidez, añadió.
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Pero lo que es bueno para los fondos de cobertura no siempre lo es para el creciente número de clientes de alto patrimonio. A diferencia de las instituciones exentas de impuestos, los particulares deben pagar tributos, como el impuesto a las ganancias de capital sobre operaciones a corto plazo, el cual puede reducir la rentabilidad neta entre un 30% y un 50%.
Además, los particulares suelen pagar una comisión adicional a las plataformas de banca privada. Algunos fondos de cobertura están adoptando fórmulas más favorables desde el punto de vista fiscal.
Y, como advierte la letra chica: el valor de su inversión puede bajar o subir, incluso si un gran equipo de wealth management actúa como guardián. JPMorgan encauzó miles de millones de dólares de clientes privados a fondos de Coatue y Tiger Global Management, de Chase Coleman, así como a Pershing Square Capital Management, de Bill Ackman, justo antes de que registraran fuertes pérdidas.
“Nuestras relaciones con socios clave, como Coatue, Pershing Square, Third Point, Millennium y Viking, se remontan en muchos casos a 2006″, declaró Darin Oduyoye, portavoz de JPMorgan.
Y sin embargo, para los mini—millonarios, un aire de exclusividad puede ser difícil de resistir.
El acceso a algunas estrategias de hedge funds, como los multiestrategias, puede ofrecer ventajas de “diversificación mágica”, mientras que otras no, afirma Beer, cofundador de DBi. “La persona promedio puede no ser capaz de discernir entre fondos seguros y riesgosos, sobre todo si son nombres de alto perfil”.
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