Por Tyler Cowen
Con informes de inflación tan altos, cada vez es más difícil defender mi pertenencia al “Equipo Transitorio”. Sin embargo, sigo creyendo que el aumento de la inflación es, de hecho, transitorio: después de unos años de inflación de precios por encima del promedio, los precios volverán a un estado estable de crecimiento de alrededor del 2% anual, como ha sido en gran medida el caso desde el principios de la década de 1990.
El argumento del Equipo Transitorio no se refiere a si las próximas cifras de inflación que vendrán serán altas o bajas. Más bien consiste en las siguientes dos proposiciones:
- La Reserva Federal puede controlar la tasa de inflación de precios.
- La Reserva Federal no quiere que la inflación sea muy alta.
La primera afirmación parece obviamente cierta. Durante muchos años, los bancos centrales apuntaron a tasas de inflación de precios del 2% o ligeramente inferiores. Lo lograron con regularidad, aunque, después de la Gran Recesión, algunos académicos insistieron en que las economías occidentales estaban atrapadas en trampas de liquidez.
Pero los bancos centrales tienen muchos instrumentos de política a su disposición, incluida la gestión de las expectativas, y suele ser un error apostar contra ellas. Y la implicación de una trampa de liquidez es que la Fed no puede aumentar la tasa de inflación en tiempos de deflación, no que no pueda reducirla en tiempos de inflación.
Si hay una razón para discrepar con el Equipo Transitorio, es con la segunda afirmación. El hecho de que la Fed quiera reducir la inflación es cierto en abstracto, pero el precio político de hacerlo puede ser demasiado alto. Después de todo, reducir la inflación de precios requiere que la Fed aplique una política monetaria contractiva, lo que corre el riesgo de provocar una recesión. La política monetaria contractiva reduce la demanda agregada y, en un mundo de salarios y precios rígidos, puede conducir a una reducción de la producción y el empleo, como sucedió a principios de los años ochenta.
La pregunta clave, entonces, es si la Fed, con los márgenes actuales, está más preocupada por combatir la inflación o reducir la posibilidad de una recesión. Hay que admitir que hay incertidumbre sobre la respuesta a esta pregunta, como debe ser, pero aún así termino en el Equipo Transitorio.
Una forma de ver a la Fed es como una institución independiente con un mandato (la mitad de un mandato dual) para mantener los precios estables. El presidente Jerome Powell ha flexibilizado este objetivo al instituir “metas de inflación promedio”, y esta política le da a la Fed cierto margen de maniobra para decidir cuándo debe bajar la tasa de inflación de precios.
Pero no otorga a la Fed licencia para permitir una inflación anual del 5% durante los próximos cinco o 10 años. Si la Fed incumpliera su mandato, perdería gran parte de su credibilidad. Así es que, desde un punto de vista político e institucional, a la Fed le interesa controlar la inflación.
Una forma alternativa de ver a la Fed es como una entidad política, motivada por la autopreservación o el deseo de ayudar al gobernante Partido Demócrata. Dejando de lado si esto es cierto, los votantes perciben correctamente que una mayor inflación reduce su nivel de vida.
Un aumento marginal del desempleo podría afectar al 5% del electorado y podría afectar de manera desproporcionada a las personas poco cualificadas, que además son menos propensas a votar. En cambio, la inflación afecta a todos los votantes, y la mayoría de ellos la odian. Así que incluso un cálculo cínico también sugiere que la Fed reducirá las tasas de inflación.
Quizás lo más importante es la perspectiva del mercado, que espera que la Fed reduzca las tasas de inflación. Mientras escribo, el rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años es del 1.64%. Ese rendimiento ha estado subiendo, pero difícilmente parece predecir una hiperinflación, o incluso una inflación del 5% durante los próximos 10 años. La prueba más negativa hasta ahora es la del mercado de TIPS, que prevé una inflación de alrededor del 3% durante los próximos cinco años.
Quizás se pregunte si “el mercado” comprende la inflación y la Fed. Pues bien, los inversionistas están obsesionados con la Fed y la estudian de cerca. Cuando me encuentro con escépticos del Equipo Transitorio, les pregunto: “¿Qué es lo que ustedes entienden sobre la Fed que el mercado en general no entiende?” Aún no recibo una respuesta convincente.
En cambio, los argumentos del “Equipo Permanente” se basan en una serie de acontecimientos poco probables: el Senado no puede o no quiere confirmar nuevos candidatos a la Junta de Gobernadores de la Fed (actualmente hay dos puestos vacantes, además de los puestos de presidente y vicepresidente).
Mientras tanto, una crisis política golpea la Casa Blanca, digamos que el presidente Joe Biden se enferma, y no ofrece ningún nuevo candidato. Entonces se produce un vacío de poder en la Fed, que es menos capaz de tomar medidas decisivas.
En un mundo así, todas las apuestas estarían canceladas. Pero, por ahora, considerando los incentivos institucionales y políticos de la Fed, así como las proyecciones del mercado, me quedo con el Equipo Transitorio.