Los precios al consumidor en Estados Unidos registraron en abril su máximo aumento mensual en casi 12 años, ya que el auge de la demanda ante la reapertura de la economía se enfrentó a las limitaciones de la oferta, lo que podría alimentar los temores de los mercados financieros de un largo periodo de mayor inflación.
El informe del Departamento de Trabajo estadounidense también mostró una fuerte subida de la presión de los precios subyacentes. La demanda está siendo impulsada por unas ayudas públicas de casi US$ 6 billones desde que comenzó la pandemia de COVID-19 en Estados Unidos en marzo del 2020 y por la vacunación de más de un tercio de la población del país.
El presidente de la Reserva Federal (Fed), Jerome Powell, así como muchos economistas consideran en gran medida que el aumento de la inflación es transitorio, ya que se espera que las cadenas de suministro se adapten y sean más eficientes. Pero preocupa que la inflación pueda persistir tras diversos informes de que las empresas están subiendo los salarios mientras enfrentan una escasez de trabajadores.
Aunque las ofertas de empleo alcanzan una cifra récord de 8.1 millones y casi 10 millones de personas están oficialmente desempleadas en Estados Unidos, las empresas tienen problemas para encontrar mano de obra.
Unas generosas prestaciones al desempleo, el temor a contraer el COVID-19, padres que siguen en casa cuidando de sus hijos y las jubilaciones relacionadas con la pandemia han sido los responsables de la desconexión del mercado laboral estadounidense. Los ingresos medios por hora aumentaron en abril.
El índice de precios de consumo subió 0.8% en abril con respecto al mes anterior, la mayor subida mensual desde junio del 2009. El IPC había subido 0.6% en marzo.
Los precios de los alimentos aumentaron 0.4% y el costo de los alimentos consumidos en el hogar también subió 0.4%, mientras que el valor de los alimentos consumidos fuera de casa se elevó 0.3%.
Los precios de la gasolina cayeron 1.4% luego de trepar 9.1% en marzo. Asimismo, los economistas encuestados por Reuters habían previsto que el IPC registraría un aumento intermensual de 0.2% en abril.
En los 12 meses transcurridos hasta abril, el IPC se disparó un 4.2%. Se trata de la mayor subida anual desde setiembre del 2008 y sigue a un aumento de 2.6% en marzo. El salto reflejó sobre todo la eliminación del cálculo de las débiles lecturas de la primavera pasada.
Se espera que el llamado “efecto base” impulse la inflación anual aún más en los próximos meses.
Los futuros de los índices bursátiles estadounidenses ampliaban pérdidas tras la publicación de los datos, que los inversores temen puedan obligar a la Fed a subir las tasas de interés antes de lo previsto. El dólar subía frente a una cesta de divisas. Los precios de los bonos del Tesoro de Estados Unidos bajaban.
La Fed redujo su tasa de interés de referencia a un día a casi cero y está inyectando dinero en la economía mediante la compra mensual de bonos. El banco central estadounidense ha señalado que podría tolerar una mayor inflación tras años de bajos niveles.
El IPC subyacente, que excluye los volátiles componentes de los alimentos y la energía, se disparó un 0.9% intermensual, la mayor subida desde abril de 1982. El dato había subido un 0.3% en marzo. Se produjeron aumentos en los precios de los vehículos usados, la vivienda, las tarifas aéreas, las actividades recreativas, los seguros de vehículos de motor y el mobiliario doméstico.
En los 12 meses transcurridos hasta abril, el IPC subyacente subió un 3,0% tras aumentar un 1,6% en marzo.
La Fed hace un seguimiento del índice de precios del gasto en consumo personal (PCE, por sus siglas en inglés) subyacente para alcanzar su objetivo de inflación de 2%, una media flexible. El índice de precios PCE subyacente está en el 1.8%.