Ejecutivos de bancos de Estados Unidos expresaron su preocupación por el impacto de una sostenida aceleración de la inflación, lo que eleva la presión sobre la Reserva Federal para que acelere los planes de reducción del ritmo de sus compras de activos.
Los altos cargos de la banca están cada vez más preocupados por el hecho de que la inflación pueda afectar la capacidad de los prestatarios para pagar los créditos, ralentizar el crecimiento económico de Estados Unidos y desestabilizar los mercados bursátiles.
El presidente ejecutivo de Wells Fargo, Charlie Scharf, comentó en una conferencia que el banco central de Estados Unidos podría tener que tomar medidas más pronto para hacer frente a las preocupaciones sobre la inflación.
El jefe de Goldman Sachs, David Solomon, sostuvo que preveía un periodo de mayor inflación.
El presidente de Bank of America, Brian Moynihan, señaló que su banco estaba llevando a cabo comprobaciones internas para asegurarse de que sus carteras podían soportar una vuelta a la inflación al estilo de la década de 1970.
“Llevamos tres o cuatro trimestres haciéndolo, pensando que estaríamos en este punto en el que la inflación es real y está ahí fuera”, indicó Moynihan en la Conferencia de Servicios Financieros de Goldman Sachs.
La inflación anual en Estados Unidos aumentó de 1.4% a 13.3% entre 1960 y 1979, mientras el crecimiento económico del país se estancaba.
El período tuvo un marcado impacto en la vida de la gente, ya que el valor de los ahorros y el poder adquisitivo de los ingresos fijos, como las pensiones, se vieron socavados.
La inflación en Estados Unidos es ahora más del doble del objetivo flexible del 2% anual de la Reserva Federal (Fed).
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió la semana pasada de la intensificación de las presiones inflacionistas, especialmente en Estados Unidos, y dijo que los banqueros centrales estadounidenses deberían centrarse más en los riesgos de inflación.
“Hay argumentos para decir que ellos (los miembros Reserva Federal) deberían moverse más rápido de lo que lo han hecho”, señaló Scharf.
“La inflación es muy, muy real. Los precios de los insumos son significativamente más altos en la mayoría de las industrias. La escasez de mano de obra y los aumentos salariales son muy reales. El hecho de que esto continúe durante varios años no es tan relevante, pero ciertamente tendrá un impacto durante el próximo año o más”, dijo.
La sombra de la pandemia
El banco central de Estados Unidos debe estar preparado para responder a la posibilidad de que la inflación no retroceda en la segunda mitad del próximo año como la mayoría de los pronósticos esperan actualmente, declaró la semana pasada el presidente de la Fed, Jerome Powell.
Solomon, de Goldman Sachs, anticipa que la inflación será más alta durante un período, pero no espera que se repitan las subidas de costos de la década de 1970, dijo en una entrevista con CNBC.
“Hay una posibilidad razonable de que tengamos una inflación por encima de la tendencia durante un periodo de tiempo, pero eso no significa que tenga que ser como la de los años 1970. Hay que ser prudente y gestionar el riesgo adecuadamente”, declaró.
Solomon reconoció la “incertidumbre” en los mercados financieros mundiales debido a factores como la aparición de la variante ómicron y los interrogantes sobre el ritmo al que la Fed y otros bancos centrales reducirán las compras de activos.
La Fed ha comenzado a reducir sus compras mensuales de US$ 120,000 millones de bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas a un ritmo que la situaría en la senda de completarla a mediados del 2022.
Existe una creciente presión sobre el banco central para que acelere el final del programa de compra de bonos, que se puso en marcha en el 2020 para frenar las consecuencias económicas de la pandemia.