La industria de la carne de res en Nicaragua está bajo nuevo escrutinio debido a un documental respaldado por el actor Leonardo DiCaprio que denuncia que ganaderos están destruyendo de forma ilegal las selvas tropicales para criar vacuno, cuya carne termina en los supermercados de Estados Unidos.
Patrullaje, el documental financiado en parte por Re:wild, la organización sin fines de lucro de DiCaprio, sigue el esfuerzo del grupo indígena Rama, en alianza con la comunidad afrodescendiente Kriol, para detener la ganadería ilegal en la Reserva Biológica Indio Maíz. En la última década, más de 70 miembros de comunidades en la costa Caribe del país han sido asesinados y miles más han sido desplazados a medida que ganaderos incumplen las leyes que protegen territorios indígenas, según los creadores del documental.
Las preocupaciones sobre la llamada “carne de conflicto” han plagado el mercado mundial. Si bien EE.UU. exporta alrededor de US$12,000 millones en carne de res al año, el país también compra carne a países como Nicaragua y Brasil.
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Nicaragua, el sexto mayor exportador extranjero de carne fresca a EE.UU. el año pasado, prometió en 2020 que haría el monitoreo a sus proveedores de ganado en medio de informes de que ganaderos estaban pisoteando los derechos indígenas y acelerando la deforestación.
El Instituto de Protección y Sanidad Agropecuaria de Nicaragua (IPSA), la agencia responsable de regular las fincas y ganaderos, no respondió a solicitudes de comentarios.
“Estábamos tratando de entender cómo el sistema facilita este proceso de colonización y deforestación que en Nicaragua está ocurriendo a un ritmo más rápido que en ningún otro país centroamericano”, dijo Camilo de Castro Belli, nicaragüense que dirigió el documental junto al estadounidense Brad Allgood.
La participación de EE.UU. en el tema es contradictoria, según Chris Jordan, director para América Latina de Re:wild. El Gobierno ha emitido sanciones contra el régimen del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, alegando violaciones de derechos humanos, mientras que empresas estadounidenses gastan millones de dólares al año en carne vacuna nicaragüense, dijo.
EE.UU. evalúa continuamente “la mejor manera de usar las herramientas a nuestra disposición” contra los abusos cometidos por el régimen de Ortega, dijo un portavoz del Departamento de Estado. “Los Gobiernos que niegan los derechos humanos individuales o amenazan los intereses de seguridad de sus vecinos no deben esperar que sus relaciones políticas y económicas con EE.UU. no se vean afectadas”.
Un proyecto de ley presentado en 2021 para prohibir las importaciones a EE.UU. de productos fabricados en tierras deforestadas ilegalmente no se ha convertido en ley. Entre 2019 y 2021, Nicaragua exportó aproximadamente el 91% de su producción de carne de res, y el 49% de sus envíos fue destinado a EE.UU., según datos del Gobierno.
La destrucción de Indio Maíz data desde alrededor de 2011 y se debe hacer más para proteger las tierras y las vidas de los indígenas, dijo Amaru Ruiz, un activista medioambiental nicaragüense que vive en el exilio luego de recibir amenazas y ataques en su hogar.
“Para estas comunidades, el bosque es su refugio, es su casa”, dijo Ruiz. “Es donde obtienen la comida, los recursos para sobrevivir”.
La ganadería ilegal es un tema difícil de abordar debido a la falta de transparencia y a la importancia que tiene para la economía la carne vacuna, una de las principales exportaciones de Nicaragua, según Enrique Sáenz, economista y exdiputado nicaragüense.
Aunque las autoridades encargadas de la aplicación de la ley saben que existe la ganadería ilegal, rara vez se hacen arrestos, dijo de Castro. Los ganaderos se apoderan de las tierras indígenas, a menudo mediante el uso de violencia, para expandir sus pastos y alimentar al ganado, dijo.
“Los funcionarios del Gobierno muy a menudo están dispuestos a torcer las reglas a cambio de dinero o porque están tratando con personas que tienen poder”, dijo.
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