El primer ministro británico, Boris Johnson, fue blanco de duros ataques de la oposición y los sindicatos debido al plan de desconfinamiento anunciado la víspera, que calificaron de “contradictorio” y peligrosamente “confuso”, pese a sus explicaciones ante el Parlamento.
Downing Street publicó un documento de 50 páginas con el detalle sobre lo avanzado por Johnson el domingo en televisión. Y sobre lo que no mencionó como las ligas de fútbol profesional, que según dicho texto podrán reanudar las competiciones a puerta cerrada a partir del 1 de junio.
Con 32,065 muertos hasta este lunes, el Reino Unido es el segundo país del mundo más golpeado por el coronavirus tras Estados Unidos.
Ante las graves consecuencias económicas del confinamiento impuesto el 23 de marzo -el Banco de Inglaterra prevé una caída del 14% del PBI-, el gobierno llamó a retomar el trabajo a quienes no puedan hacerlo desde casa.
Pero Johnson pidió evitar el transporte público, donde el gobierno aconseja ahora cubrirse la cara, al igual que en los comercios, pero no obliga a llevar mascarillas quirúrgicas.
Muchas empresas afirman no saber cómo adaptarse al distanciamiento y los sindicatos se oponen a que los empleados regresen hasta que se garantice su seguridad.
La secretaria general del Congreso de Sindicatos TUC, Frances O’Grady, lamentó que no se deje tiempo para preparativos y calificó el plan de “receta para el caso”.
“Habrá una guía, hemos estado trabajando con los empleadores para asegurarnos de que se pueda hacer de manera segura”, aseguró el canciller Dominic Raab al canal Sky News.
Entre estos trabajadores figuran los menos cualificados -albañiles, guardas de seguridad, taxistas, cocineros o vendedores- que tiene mucho mayor riego de morir debido al coronavirus, según un estudio de la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS) publicado el lunes.
Mensajes contradictorios
“El país necesita claridad y garantías” y “en este momento tenemos escasez de ambas”, lanzó el líder de la oposiciones laborista, Keir Starmer, cuando Johnson compareció ante el Parlamento.
El plan del gobierno causó “considerable confusión”, insistió, a lo que el primer ministro respondió asegurando que la gente aplicará “buen y sólido sentido común británico”.
A partir del miércoles, se podrá hacer ejercicio al aire libre de forma ilimitada, tomar el sol, conducir a destinos alejados, bañarse en el mar o los lagos, incluso jugar al tenis o al golf entre integrantes de un mismo hogar.
Y el gobierno cambió su eslogan de “quedarse en casa para salvar vidas” a “permanecer alerta para salvar vidas”.
Según un sondeo de YouGov, solo tres de cada diez británicos afirman entender el nuevo mensaje.
“Hay que ser un genio para comprender qué hay que hacer”, se quejaba a la AFP el londinense Pete Elliott. “Es muy confuso quien debe ir a trabajar y qué hacer si tienes niños”, agregaba Alexandra Logan, responsable de marketing, en las calles de la capital.
Cuarentena con excepciones
Las medidas decididas por Johnson se limitarán a Inglaterra, dado que Escocia, Gales e Irlanda del Norte determinan su propia desescalada y rechazan un plan que consideran peligrosamente confuso.
“El gobierno escocés aún no está convencido de que estos cambios se puedan hacer con seguridad en Escocia sin correr el riesgo de que el virus se vuelva a descontrolar”, dijo la jefa del gobierno semiautónomo escocés, Nicola Sturgeon.
Por otra parte, el país establecerá “pronto” un aislamiento de 14 días a las personas que lleguen del extranjero, anunció Johnson sin más detalles, despertando duras críticas del sector aeroportuario.
Sin embargo, la regla tendrá “una corta lista de excepciones” no publicada, de la que solo se sabe que incluye a los viajeros procedentes de Francia.
Pese a estos cambios, el país seguirá confinado al menos hasta el 1 de junio, cuando se espera que puedan reabrir comercios y escuelas primarias. Después, en julio, se prevé que reanuden su actividad “establecimientos públicos” como peluquerías, cafés y restaurantes si la evolución de la pandemia lo permite.