Chile anunció medidas para impulsar el control estatal sobre su industria del litio, mientras busca diversificarse de la minería hacia las baterías y otras áreas, lo que despertó preocupación entre los inversionistas sobre el país donde operan la mineras dominantes del metal blanco, SQM y Albemarle.
El presidente progresista, Gabriel Boric, anunció a última hora del jueves el plan, que supone el cambio del segundo mayor productor mundial de litio a un modelo en el que el Estado tendrá participación mayoritaria en todos los proyectos a través de una firma estatal asociada con privados.
A última hora del viernes, las acciones de la chilena SQM cotizaban en Estados Unidos con una caída del 18%, mientras que las de Albemarle bajaban casi un 9%. El contrato de litio de SQM en Chile expira en 2030 y el de Albemarle en 2043, lo que complica en mayor medida el posible cambio.
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La apuesta por el control estatal en Chile, refleja una ola más amplia de nacionalismo de recursos en América Latina, donde se encuentra el llamado “triángulo del litio”, que alberga la mayor reserva mundial del metal esencial para las baterías de los vehículos eléctricos.
Esto supone un nuevo reto para los fabricantes de autos eléctricos, que luchan por conseguir el componente para sus baterías. México nacionalizó sus yacimientos de litio el año pasado, e Indonesia prohibió las exportaciones de mineral de níquel, un material clave para las baterías, en 2020.
Boric dijo en su anuncio que Chile no cancelaría los contratos existentes, aunque intentaría negociar con las mineras para cambiar voluntariamente a un modelo público-privado.
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Pero señaló las ambiciones del país de participar en sectores de mayor margen que rodean la producción de baterías en lugar de limitarse a la minería, un lamento común de los mercados emergentes con grandes depósitos del metal.
Hablando desde la norteña ciudad de Antofagasta el viernes por la tarde, Boric dijo que el Gobierno tiene ambiciones de producir productos de valor agregado y baterías.
“Acá en Chile podemos tener valor agregado, podemos producir baterías acá en nuestro país. No tenemos solamente que exportar el mineral en bruto”, señaló al agregar que el gobierno abrirá un instituto tecnológico de litio y salares en esa ciudad.
Sin impacto material
Por otra parte, la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) de Chile dijo que el fabricante de automóviles chino BYD planea construir una fábrica de cátodos de litio de 290 millones de dólares en la norteña región de Antofagasta.
SQM tiene una mayor presencia en Chile, con 81,000 hectáreas para la extracción de litio, frente a las 16,000 de Albemarle.
En un comunicado, SQM dijo que estaba “analizando” el plan del gobierno, mientras que Albemarle acotó que no tendría “ningún impacto material en nuestro negocio” y que continuaría las conversaciones para invertir en un mayor crecimiento y utilizar nuevas tecnologías en Chile.
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El Ministerio de Economía dijo que no se podía calificar la medida como nacionalización de la industria, pero reconoció que el Estado tendría una participación mayoritaria en todas las empresas público-privadas que pretendan extraer litio.
“No es efectivo hablar de un proceso de nacionalización porque la estrategia anunciada no altera en absoluto el régimen jurídico de propiedad actualmente vigente”, explicó en una declaración a Reuters, añadiendo que la ley actual ya otorga al Estado la propiedad sobre el litio.
“En cuanto al Salar de Atacama, el Presidente dijo claramente en su discurso que Chile respetará íntegramente lo establecido en los contratos vigentes”, agregó.
Nacionalismo de los recursos
En los países vecinos del triángulo del litio, que abarca Chile, Argentina y Bolivia, los gobiernos presionan cada vez más para que el sector público tenga una mayor participación en la extracción del metal.
Según Benjamín Gedan, director del programa sobre América Latina del Wilson Center, un centro de estudios de Washington, este tipo de nacionalismo de los recursos, que durante mucho tiempo ha caracterizado al sector petrolero latinoamericano, tiene un mal historial.
Según él, históricamente, la minería en América Latina ha fracasado en la mayoría de los casos a la hora de generar un crecimiento constante y ha causado daños medioambientales incalculables, lo que ha llevado con frecuencia a los gobiernos a tomar el relevo de las empresas privadas.
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“El auge actual del litio ofrece la oportunidad de aprender de los errores del pasado”, dijo Gedan, calificándolo de “difícil acto de equilibrio”.
Dar un papel importante al Estado sin excluir a los inversores privados es “un término medio inteligente”, afirmó.
La energética estatal argentina YPF empezó el año pasado a explorar litio, mientras que Bolivia mantiene desde hace tiempo un estricto control sobre sus enormes recursos, en gran parte sin explotar. Recientemente adjudicó una licitación a un consorcio chino que incluía al gigante de las baterías CATL.
El presidente mexicano, Andrés López Obrador, y el de Bolivia, Luis Arce, han sugerido la idea de crear una “OPEP” regional del litio para coordinar su política y beneficiar a las economías locales.
Fuente: Reuters
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