No es lo mismo el mercado bursátil que la economía. Ese adagio quizá nunca había sido tan claro como ahora.
Una increíble racha positiva de varios meses ha llevado al S&P 500 prácticamente al sitio en el que se encontraba antes de que el coronavirus golpeara a Estados Unidos, a pesar de que millones de trabajadores aún reciben subsidios por desempleo y las empresas continúan cerrando en todo el país.
El S&P 500, el índice referencial para los fondos bursátiles que conforman el eje de muchos planes de jubilación, cerró el miércoles en 3,380.35 puntos después de superar brevemente su máximo histórico de 3,386.15 al cierre del 19 de febrero.
Ha eliminado casi por completo el desplome de 34% de febrero y marzo en menos tiempo del que le toma a un bebé aprender a gatear.
Las economías de Estados Unidos y el resto del mundo han mostrado mejorías desde la primavera boreal, cuando los cierres de negocios eran generalizados, pero de ninguna manera han sanado por completo.
El número de infecciones sigue en aumento en buena parte de Estados Unidos, y la mayoría de los políticos locales y federales carecen de una estrategia para contenerlas. Para muchas industrias, como las aerolíneas, hoteles y restaurantes, recuperarse de los daños podría tomarles varios años.
La Reserva Federal (Fed) y el gobierno reciben mucho crédito por la recuperación luego de inyectarle billones de dólares a la economía. Las ganancias también mostraron una increíble resistencia en algunas de las compañías más influyentes del mercado bursátil, como Apple y Amazon.
El creciente optimismo en que la presencia de una vacuna potencial ponga fin a la pandemia, en tanto, ha alentado a los inversionistas a pasar por alto las actuales estadísticas negativas.
A continuación un vistazo a la manera en que Wall Street ha prosperado mientras el comercio atraviesa problemas.
Los peces gordos del mercado
El bar de la esquina, el restaurante familiar, las estéticas y otros pequeños comercios de todo el país que se tambalean o comienzan a cerrar definitivamente no operan en el mercado bursátil.
Apple, Microsoft, Amazon, Facebook y la compañía matriz de Google sí, y la fluctuación en el precio de sus acciones marca el paso el S&P 500. Hoy más que nunca.
La pandemia ha acelerado el trabajo desde casa y otras tendencias que han dado impulso a las grandes compañías tecnológicas, que acumulan ganancias.
El valor actual de los cinco gigantes del sector tecnológico alcanzó un total de US$ 7.6 billones, y esas cinco compañías representan más del 22% del valor total del S&P 500.
Debido a que las acciones con los mayores valores de mercado tienen un mayor peso en el S&P 500, los movimientos de los gigantes tecnológicos tienen mucha mayor relevancia que los de las aerolíneas, operadores de cruceros y otras compañías que atraviesan problemas.
American Airlines ha perdido más del 50% en lo que va del 2020, pero su mucho menor valor de mercado significa que no tiene tanta influencia, como Google o Amazon. El valor de Apple equivale a 280 veces el de American Airlines.
El mercado bursátil ha registrado ganancias más generalizadas recientemente, con una mejoría en el desempeño de los títulos de compañías más pequeñas. Pero los gigantes tecnológicos han cargado el mayor peso en el repunte del S&P 500.
Ayuda de Washington
Hay un dicho muy famoso en Wall Street: No luches contra la Fed. El banco central está haciendo todo lo posible por apoyar a la economía, desde reducir las tasas de interés a cerca de cero, hasta la promesa sin precedentes de adquirir deuda corporativa aun más riesgosa.
Todo tiene el objetivo de garantizar que los mercados crediticios cuenten con dinero suficiente para operar sin problemas y evitar que los precios se disparen. Los economistas afirman que las medidas han ayudado a evitar un desplome del sistema financiero similar al del 2008-2009.
La Fed ha indicado que mantendrá su tasa de interés referencial a corto plazo cercana a cero al menos hasta finales del 2022, y las tasas bajas suelen ser como esteroides para las acciones.
Ante el relativamente bajo interés que pagan los bonos del Tesoro y otros certificados, algunos inversionistas han comenzado a recurrir a las acciones, el oro y otras inversiones, impulsando su precio.
El Congreso también aprobó un monto histórico de ayuda para la economía. Algunas porciones de esa ayuda ya expiraron, y la entrega de un nuevo paquete de ayuda económica está estancada por disputas partidistas en el Capitolio.
Pero muchos inversionistas parecen prever que Washington eventualmente concretará un acuerdo y arrojará un nuevo salvavidas a la economía.
En tanto, la economía se recupera a un paso mucho más lento que el de su veloz colapso de los primeros meses del año. Después de contraerse a una tasa anual de 32.9% en el periodo de abril a junio, los economistas pronostican que se recuperará a un ritmo anual del 20% en el trimestre julio-setiembre.
La tasa de desempleo se encuentra en 10.2% y se prevé que permanezca más cerca del 10% que del 5% al menos hasta finales de este año.
La naturaleza del mercado
Los inversionistas ahora fijan los precios de las acciones basándose en dónde ven las ganancias corporativas en el futuro. Y para muchos en Wall Street, el futuro luce mucho más brillante que el oscuro presente, en buena medida debido a las esperanzas de que una vacuna contra el nuevo coronavirus pueda ayudar a volver a la normalidad.
“La economía tradicional es el presente, Wall Street es el futuro”, dijo Sam Stovall, director de estrategias de inversión en CFRA Research.
Varias compañías han comenzado la última etapa de pruebas de posibles vacunas para el COVID-19, y muchos inversionistas esperan que haya algo disponible para finales del 2020 o en cuestión de un año.
Un regreso a la normalidad podría echar a andar la economía y tal vez impulsar nuevamente las ganancias a niveles históricos. Los precios de las acciones tienden a seguir a los ingresos corporativos a largo plazo.
La misma mentalidad a futuro causó el severo desplome de los mercados a principio de este año, antes de que llegara la peor parte de la recesión.
Por ejemplo, los precios de las acciones comenzaron a caer a finales de febrero, un mes antes de que se desencadenara la oleada de despidos.
El S&P 500 alcanzó lo que resultó ser su punto más bajo el 23 de marzo, la misma semana en que el gobierno reportó que una cifra récord de trabajadores estadounidenses habían solicitado subsidios por desempleo, casi 6.9 millones de personas.
“Wall Street sigue viendo seis o nueve meses más adelante”, puntualizó Stovall.
Desde luego, aún persisten muchos riesgos para el mercado a pesar de su efervescencia.
A pesar de todo el optimismo en Wall Street, las negociaciones en Washington para inyectar más estímulos aún podrían romperse y privar a la economía de la ayuda que, los inversionistas aseguran, se necesita de manera crucial.
El aumento en las tensiones entre Estados Unidos y China también pende sobre el mercado. Las dos principales economías del mundo tienen añejas diferencias comerciales, y Estados Unidos ha incrementado recientemente la presión sobre las compañías tecnológicas chinas.
Y el virus sigue siendo el máximo comodín. Si una vacuna no llega al mercado dentro del próximo año, toda la esperanza que ha alimentado a Wall Street podría desvanecerse rápidamente.