Una de las causas de la ineficiencia en la gestión pública es la elevada rotación de funcionarios. Por ejemplo, en el caso del Ministerio de Salud (Minsa), en lo que va de este Gobierno -a julio del 2022- el tiempo promedio de la gestión ministerial es de cinco meses (por debajo del promedio de gobiernos anteriores).
Hernando Cevallos (afiliado al partido político Frente Amplio hasta enero del 2021) fue ministro de Salud desde julio del 2021 hasta febrero de este año. Y desde ese mes, Perú Libre ingresó a la cartera con Hernán Condori (afiliado a Perú Libre), Jorge López y Kelly Portalatino (afiliada a Perú Libre).
En el Perú, el Minsa es la autoridad nacional de salud y, como tal, ejerce la rectoría del sistema de salud. Aun así, con el proceso de descentralización se optó por un modelo donde el Minsa comparte algunas funciones rectoras con gobiernos subnacionales.
¿Mejoraron los indicadores de salud con el ministerio como cuota del lápiz? Parte fundamental de los cuidados de la salud es que los ciudadanos accedan a los medicamentos prescritos con oportunidad y seguridad. Según el Informe de Consumo Integrado (ICI) (Minsa y gobiernos regionales), analizado por Propuestas del Bicentenario de Videnza Instituto, desde que se tiene registro, “nunca más del 60% de establecimientos de salud en el país ha contado con una disponibilidad mayor al 80% de una lista de medicamentos esenciales definida por el Minsa”.
“En algunos meses de 2022 este porcentaje ha llegado a cerca del 30% (de establecimientos), lo que habla de un desabastecimiento significativo”, refiere el Observatorio de Videnza.
Si solo se toma la data de Lima, en el 2021 el promedio mensual de establecimientos con disponibilidad de más de 80% de medicamentos esenciales estuvo entre 50% y 70%; pero en parte de este año apenas se acercó a 30% de establecimientos.
Si hablamos de presupuesto para comprar medicamentos, el Minsa cuenta este año con S/ 736 millones, pero solo ha ejecutado -a poco más de un mes de terminar el año- el 52%. Le queda diciembre para acelerar el gasto si quisiera igualar el ritmo de años anteriores (el gasto estuvo en promedio en 83% por año).
“Hay incapacidad en las adquisiciones, fundamentalmente, de medicamentos. Cuando hay problemas en la compra de medicamentos, el efecto mayor lo sufre la gente, simplemente las enfermedades no se curan. El primer nivel de atención sigue débil, sin personal, sin medicamentos”, subrayó el exministro de Salud, Óscar Ugarte. Recordó que en el 2019, el 39.5% del gasto de bolsillo se concentraba en medicamentos, y consideró que se habría incrementado en estos años.
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Janice Seinfeld, directora de Videnza Instituto, comentó: “El tema de abastecimiento de medicamentos es un ciclo: planificas, compras, distribuyes, almacenas y, finalmente, el paciente lo recibe. Cuando hablamos de la compra de medicamentos es solo una parte del proceso, pero fallamos desde la planificación. Esa planificación se hace en función de lo que pasa históricamente, pero no en función de tu demanda que no llega. Necesitamos un operador logístico tercerizado”.
Respuesta del Minsa
El Minsa comentó a Gestión que la compra de medicamentos se realiza a nivel centralizado; a nivel regional y a nivel institucional.
“La compra centralizada es conducida por Cenares para la adquisición de alrededor de 600 medicamentos y dispositivos médicos a nivel nacional, los cuales representan en promedio entre el 30% y 40% de los productos que se utilizan en los establecimientos de salud. Cenares consolida las necesidades identificadas por las 214 unidades ejecutoras a nivel nacional, quienes determinan qué productos, en qué cantidades y la programación de entregas por el periodo de un año”, dijo.
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Agregó que, en algunos casos, estas compras se realizan conjuntamente con EsSalud, la Sanidad de las Fuerzas Armadas, Sanidad de la Policía Nacional, INPE, y otros.
La compra regional es conducida por las direcciones regionales de salud o gerencias regionales de salud. Y la compra institucional es conducida por los hospitales, institutos y unidades ejecutoras que tienen a cargo establecimientos de salud. En ambos casos, son diferentes a las compras centralizadas.
Infraestructura en salud
A inicios del 2022, el Programa Nacional de Inversiones en Salud (Pronis), unidad ejecutora del Minsa, contaba con un presupuesto de S/ 1,074.5 millones. Pero, tras transferencias presupuestales (sobre todo al Programa Creación de Redes Integradas de Salud y gobiernos regionales y locales), este se redujo en 54.9%.
El presupuesto que maneja Pronis hoy es de S/ 484.6 millones. Pero ni siquiera esta reducción ha catapultado la ejecución. A la fecha, se invirtió un 58% a poco más de un mes de culminar el año.
Entre el 2018 y 2019, la ejecución estuvo en alrededor del 65%. En el 2020, año de la pandemia, se deterioró (por debajo de 50%), y en el 2021 no logró recuperarse.
“Pronis ha cambiado funcionarios. El año pasado, durante el primer semestre, el nivel de inversión fue muy superior, pero decayó en el segundo semestre, cuando entraron las nuevas autoridades y se ha mantenido bajo durante el 2022. Eso es fracaso de la gestión y tiene que ver con la decisión de entregar el Minsa a Perú Libre”, subrayó Ugarte.
Seinfeld agregó que “no podemos seguir construyendo establecimientos de salud que queden paralizados por corrupción o por problemas en contratos”. “Tenemos 24 proyectos de salud paralizados por S/ 1,900 millones, cuando necesitamos una articulación de oferta pública y privada en redes integradas de salud”, refirió.
Para el Minsa, esto se explica por la deficiencia técnica en la elaboración de los expedientes técnicos elaborados en 2019 y 2020, que se encuentran en fase de ejecución; y a procesos de selección en esos años y hasta julio del 2021, que “no lograron seleccionar empresas idóneas”.
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El ministerio habló también de elaboración de cronogramas de ejecución de obra deficientes, “que los contratistas no han cumplido y han generado a lo largo del tiempo ampliaciones de plazo”; expedientes técnicos que en la parte de costos “no han sido revisados con la rigurosidad que garantice una buena ejecución de proyecto”; etcétera.
Sobre factores externos, mencionó conflictos sociales, fenómenos climatológicos que dificultan la accesibilidad a la obra, paralizaciones por la pandemia (2020-2021), y falta de profesionales especializados que cuenten con los requisitos establecidos en términos de referencia.
Consulta ambulatoria aún por debajo del 2019
En el 2019, las consultas ambulatorias en el primer nivel de atención, a nivel nacional, llegaron -en promedio- a casi 1.9 millones al mes, según data de Susalud, revisada por Propuestas del Bicentenario, de Videnza Instituto.
Con la llegada de la pandemia -y la cuarentena rígida- las consultas ambulatorias se redujeron, incluso, hasta poco más de 400,000. Sin embargo, con el pasar de los meses, empezaron a recuperarse, pero lo cierto es que hasta ahora no logran alcanzar otra vez el nivel del 2019. En lo que va del 2022, en promedio, las consultas se ubicaron en alrededor de 1.2 millones por mes.
“Los establecimientos de salud del primer nivel de atención, como postas y centros de salud, deberían atender la mayoría de los problemas de salud de la población. Las atenciones del 2020 representaron apenas el 54% de las del 2019 (en promedio), mientras que las del 2021 representaron el 58%. Con el paso de los meses, la brecha se ha ido cerrando, pero sin superar todavía el nivel prepandémico”, comentó Videnza Instituto en su Observatorio (como parte de Propuestas del Bicentenario).