Ya sea por la lenta conexión a Internet, la carga de trabajo, las constantes llamadas y hasta lo más específico como un intercambio de mails, lo cierto es que el humor cambia y repercute directamente en el ambiente laboral y en las relaciones con nuestras jefaturas o compañeros.
Y es que quejarse es parte de la naturaleza humana y todos lo hacemos o lo hemos hecho en algún momento, algunos más que otros.
Los motivos son variados, pero lo cierto es que puede ser nocivo para uno y el entorno laboral si esto no se canaliza correctamente, asegura Gabriel Dondero, gerente regional de Desarrollo de Negocios en Visma Latam.
Este relata que una encuesta realizada por el coach ejecutivo y autor de Triggers, Marshall Goldsmith, entre más de 200 de sus clientes, reveló que la mayoría de los empleados pasa 10 horas o más al mes quejándose o escuchando a otros quejarse de sus jefes o de la alta directiva, y en casi un tercio de ellos la cifra asciende a 20 horas o más.
Al respecto, señala que lo peligroso de esta situación es que si la queja no es bien canalizada este comportamiento se puede interponer en el logro de cambios positivos en la empresa y es capaz de contaminar la cultura laboral, al esparcir negatividad y crear dudas en los otros integrantes del equipo.
Ante ello, Dondero recomienda tomar en cuenta algunos puntos claves para lograr que la queja sea provechosa para todos.
1. Comunícate directamente con la persona involucrada. En lugar de hablarlo con otros colegas, usa los canales adecuados para formular tu queja. Esto generalmente conduce a conversaciones constructivas en las que ambas partes pasan a conocer mejor las necesidades de cada una y pueden encontrar nuevas formas de trabajar juntas.
2. Hazlo de forma oportuna. Uno a dos días después de ocurrido el evento negativo, la persona que desea quejarse estará en control de sus emociones y no estará enojada. Es importante asegurarse de elegir un buen momento para hablar, cuando la otra persona tenga disponibilidad y no sea algo al paso.
3. Cuida el tono y el contenido. Sé respetuoso, elige las palabras adecuadas para comunicarte en busca de un intercambio positivo y evita herir al otro. Intenta comenzar resaltando algo bueno del otro para preparar el terreno, a fin de que el mensaje sea mejor recibido. Recuerda que el 70% de las discusiones no se generan por el “contenido”, sino por cómo se dicen.
4. Acompaña la queja con acción. Es importante que cuando se trata de una queja válida, también vaya acompañada de ideas para solucionar el tema expuesto, por lo que contar con la opinión de otros es fundamental.
5. Procura ser objetivo y específico. Explica tu punto de vista de forma concisa y aporta hechos y datos concretos, sin alterar el relato de lo sucedido. Esto incidirá en la credibilidad de la queja.
6. Hacer a un lado el “chisme”. Es preferible presentar la queja directamente a las personas involucradas a través de los canales establecidos para ello y no involucrar a terceras personas. Esto, para evitar que se afecte el ambiente de trabajo, lo que también puede entorpecer el logro de cambios tangibles.
Pero no todo es negativo en lo que a una queja se refiere, ya que también es posible que den paso a conversaciones que ayudan a encontrar maneras más eficientes de trabajar. Muchas veces se considera a quien se queja como alguien que desea contribuir con el futuro de la empresa y del equipo, dice el especialista.
“El diálogo entre profesionales, con visiones diferentes, permite el surgimiento de nuevas ideas que podrían beneficiar el crecimiento de la organización”, señala Dondero.
Finalmente, asevera que es importante tener en cuenta cómo canalizar la queja, ya que el respeto debe primar para que los resultados sean los esperados y se transforme en algo constructivo y no destructivo.