EFE.- La Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO) pidió la colaboración de todos los sectores productivos que emplean antibióticos para extremar la vigilancia en su uso.

En un acto sobre la lucha contra la resistencia a esos fármacos y otros tipos de antimicrobianos, un problema de salud pública reconocido por Naciones Unidas, el jefe del Servicio Veterinario de la FAO, Juan Lubroth, sostuvo que la cuestión "va más allá de la sanidad animal".

Afirmó que existen hasta 45 sectores productivos diferentes que están vinculados de alguna forma con ese problema, por lo que la supervisión integrada de todos ellos resulta "compleja".

Desde los pequeños productores hasta la industria de piensos o los grandes exportadores, todos están involucrados en el uso de antibióticos que afectan a distintas especies de animales y plantas, y que muchas veces acaban vertidos en el agua como residuos que contaminan el ambiente.

"Necesitamos entender mejor el uso de los antimicrobianos", dijo Lubroth, que reclamó aumentar la concienciación, llevar las buenas prácticas a las zonas donde se producen los alimentos y mejorar la gobernanza entre ministerios y profesionales.

Lubroth dijo que están ayudando a los países a realizar sus propios diagnósticos, hacer las inversiones necesarias y gestionar el asunto, al tiempo que están elaborando documentos técnicos para dar a conocer las dinámicas de la resistencia a los antimicrobianos en la producción animal.

En mayo pasado, un total de 147 países respondieron a un cuestionario para medir sus progresos.

Entre los resultados, el 85% de los veinte principales países productores de carne de pollo dijeron tener un plan de salud al respecto, según la FAO.

La Asamblea General de la ONU acordó en 2016 luchar contra las "superbacterias", resistentes a unos fármacos que antes funcionaban y que cada vez son menos eficaces, lo que dificulta el tratamiento de infecciones comunes y potencialmente mortales como la neumonía o la malaria.

La FAO, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE), junto con el Banco Mundial y otros socios del sistema de Naciones Unidas, deben coordinar sus acciones e informar a la Asamblea General en septiembre de 2018 sobre los avances realizados.

La OMS pidió ayer en unas nuevas directrices que los animales para consumo humano no reciban antibióticos para estimular su crecimiento o prevenir enfermedades ya que pueden provocar el desarrollo de bacterias resistentes que son transmitidas a las personas.

Aunque faltan datos, se estima que en Estados Unidos unas 23,000 personas fallecen al año por infecciones resistentes a los antibióticos y en la Unión Europea otras 25,000.