Según un informe de la Fundación Rockefeller, los estadounidense solo pagan un tercio del valor real de los alimentos que consumen.
El estudio revela que en Estados Unidos el gasto total anual en comida es de US$ 1.1 billones, cifra que incluye los costos de producción, procesamiento y de venta mayorista y minorista, pero que excluye los costos de posventa como la preparación y la eliminación de residuos.
Si se incluye los costos de atención médica por enfermedades relacionadas a los alimentos, el impacto ambiental y otros factores ocultos, el costo total de los alimentos consumidos al año es de US$ 3.2 billones, casi el triple de los destinado por los norteamericanos.
“Los estadounidenses pagan ese costo incluso si los consumidores no lo ven en la caja y si no cambiamos nuestro sistema alimentario, las generaciones futuras también lo harán”, advierte el estudio.
La Fundación advierte además que los costos ocultos tienen un impacto desproporcionado en las comunidades afroamericanas, “las cuales se enfrentan a tasas más altas de enfermedades relacionadas con la dieta, tienen acceso reducido al agua y al saneamiento, y, a menudo, carecen de salarios dignos como productores y trabajadores en el sistema alimentario”.
El estudio indica también que los gastos en salud son los mayores impulsores de los costos ocultos de los alimentos, ya que se destinan hasta US$ 1.1 billones al año para tratar afecciones atribuibles a la dieta.
“El sistema alimentario de Estados Unidos en su forma actual está afectando negativamente a nuestro medio ambiente, a nuestra salud y a nuestra sociedad”, dijo en un comunicado de la Fundación.
Asimismo, se indicó que “los datos del informe revelan no solo los impactos negativos del sistema alimentario estadounidense”, sino también los pasos que se pueden tomar para hacerlo más equitativo, resistente y nutritivo.