Como una tela de araña, los gigantes tecnológicos de Estados Unidos han ido construyendo con los años una extensa red de productos y servicios más allá de sus negocios tradicionales con los que sostener sus gigantescos imperios y, de paso, comer algo de mercado a sus rivales y bloquearles el paso.
Del cloud computing a la salud, pasando por los videojuegos, los vehículos autónomos o las plataformas de TV. Internet ha provocado que las fronteras entre las diferentes industrias sean más difusas que nunca y ha convertido a las grandes empresas digitales en auténticos depredadores.
Las adquisiciones han sido, en muchos casos, la vía elegida por estos titanes para penetrar en nuevos negocios. Y nadie ha mostrado un apetito más voraz por sumar e integrar tecnologías que Google. La multinacional nació hace 21 años con el objetivo de ordenar la información en Internet y hacerla accesible a través de su buscador.
Desde entonces, Google ha comprado un total de 212 firmas que suman un valor conjunto estimado en más de US$ 17,000 millones (casi 14,500 millones de euros), según los datos recopilados por el portal AcquiredBy. Entre las adquisición más destacadas figuran YouTube, la empresa de publicidad digital DoubleClick o la aplicación de mapas de tráfico Waze.
De todas sus adquisiciones, YouTube es la joya de la corona. El portal de vídeos representa, según cálculos de Morgan Stanley, alrededor de un 12% de los ingresos totales de Alphabet, la empresa matriz de Google.
El banco de inversión cree que se trata de la principal fuente de ingresos del grupo fuera de su negocio principal de publicidad. Y es que la plataforma, con cerca de 2,000 millones de usuarios activos mensuales, no desglosa los resultados de YouTube en sus cuentas.
Alphabet
"Para mantener su posición y proteger su principal fuente de ingresos, Google se está posicionando para dominar sectores adyacentes, como el cloud, los productos de hardware y el negocio de los contenidos", señala un informe reciente elaborado por la empresa de investigación CBInsights.
En los últimos meses, la compañía ha tratado de impulsar su negocio en la nube, que explota a través de la marca Google Cloud, ha entrado en el negocio del entretenimiento a través de YouTube -con el lanzamiento de su servicio de música y la producción de series propias- y el año pasado lanzó sus nuevos altavoces Google Home.
La creciente diversificación de su actividad llevó a la compañía a cambiar su nombre por el de Alphabet en 2015. Mientras que Google mantiene su negocio y su nombre, Alphabet actúa como el paraguas del resto de proyectos que está desarrollando el grupo: la división que desarrolla el coche autónomo, Waymo; sus vehículos de inversión, Google Ventures y Capital IG; las divisiones de salud, Calico y Verily; o la filial DeepMind, que investiga en el campo de la inteligencia artificial. "Alphabet abarca una gran cantidad de filiales cuyos proyectos son de naturaleza más experimental y que apenas contribuyen al negocio de Google", aseguran desde la firma de investigación.
La expansión a otros sectores, asegura Rosario Silva, profesora de Estrategia en el IE Bussines School, forma parte de la naturaleza de estas compañías. "Las grandes bases de usuarios de las que disponen les permiten entrar muy fácilmente en otras actividades y atacar los negocios de otras plataformas".
A ello contribuye también su enorme caja y los altos márgenes con los que operan, que les permiten disponer de mucha liquidez para acometer operaciones.
"Es un círculo virtuoso, la entrada en nuevos negocios les hace cada vez más grandes, lo que permite que tenga más recursos para acometer más operaciones", apunta la docente.
Además, existe una presión por parte del mercado que podría interpretar cualquier síntoma de estancamiento como el principio del fin del idilio que mantienen con estas empresas. "Son los reyes de la Bolsa y da la sensación de que la primera en estancarse será la primera en caer", asegura un inversor norteamericano.
Amazon
Amazon ha desembolsado más de US$ 20,000 millones por compañías desde que vio la luz como una plataforma de venta de libros a través de Internet en 1994.
Desde entonces, Amazon ha ido sumando enemigos casi a la misma velocidad con la que ha ido expandiendo su imperio online. Los últimos en sumarse han sido las grandes cadenas de distribución preocupadas por la irrupción de la tecnológica en el comercio minorista.
La empresa de Jeff Bezos compró en junio de 2017 la cadena de supermercados Whoole Foods por US$ 13,700 millones, su mayor adquisición hasta la fecha.
Además, ha ido abriendo en ciudades de EEUU una serie de tiendas sin dependientes conocidas como Amazon Go. Pero la conquista de Amazon de nuevos sectores no termina ahí. "Amazon se ha convertido en una fuerza propulsora en al menos cinco industrias: comercio minorista, logística, tecnología de consumo, computación en la nube y, más recientemente, medios y entretenimiento", señalan desde CBInsights.
La mayor empresa de comercio electrónico del mundo es también el primer proveedor de servicios en la nube para empresas a través de Amazon Web Services (AWS). Esta división es uno de los negocios más rentables de la compañía. El año pasado, AWS generó US$ 7,296 millones de beneficio operativo, un 58% del total.
Para reforzar sus suscripciones Prime, que representan la tercera fuente de ingresos de Amazon, después del comercio electrónico y el marketplace para vendedores, la tecnológica ha apostado fuerte por el negocio de contenidos a través de Prime Video.
En 2017, la compañía invirtió US$ 4,500 millones en producciones original, el doble que HBO. Además, cuenta con sus propios estudios cinematográficos.
Microsoft
Otra empresa que no ha dejado de reinventarse a lo largo de su historia es Microsoft. A ello ha contribuido su agresiva política de adquisiciones a la que ha destinado US$ 67,000 millones desde los años 80.
La empresa con sede en Redmond (California) es con diferencia la que más ha sacado la cartera en el ecosistema tecnológico de EE.UU.. Skype, LinkedIn y, la más reciente, GitHub, la mayor plataforma de software libre de Internet, figuran entre sus operaciones más destacadas.
Los analistas coinciden en aplaudir la estrategia de compras de la compañía, que le ha permitido escalar hasta situarse como la empresa más valiosa del mundo a principios de año, desbancando a Apple.
A ello ha contribuido de forma decisiva su consejero delegado, Satya Nadella.
Bajo su batuta, la empresa ha reorientado su actividad hasta convertirse en un proveedor de servicios en la nube para empresas a través de Azure y sus herramientas de Office.
Un negocio, el del cloud computing, en el que compite con AWS y Google, que cuenta también con su propio catálogo de aplicaciones de productividad G-Suites -que incluye Google Drive y Gmail, entre otras-.
Esta es una de las consecuencias más evidentes de la expansión de estos gigantes.A medida que desembarcan en nuevas industrias, sus intereses entran en conflicto con los de sus rivales.
Así se explica que una empresa como Amazon, que vende desde muebles hasta detergente a través de Internet, sea el gran rival de Microsoft en la nube. O que un vendedor de publicidad online como Google compita por vender a las empresas sus herramientas de productividad con Microsoft.
"Las relaciones tradicionales de la industria, donde estaba claro quiénes eran tus rivales y tus proveedores, han cambiado. Ahora, Samsung puede ser el rival de Apple y uno de sus principales proveedores", señala Silva.
Apple
En el caso de la empresa de la manzana, la búsqueda de nuevas vías de negocio no viene tanto por la presión de sus rivales como por un cambio de ciclo en la industria del smartphone.
En un mercado cada vez más saturado, el terminal, del que dependen alrededor de un 60% de sus ingresos, comienza a mostrar síntomas de agotamiento.
Se cree que Apple está trabajando en proyectos de realidad aumentada, software para el coche conectado, nuevos dispositivos y aplicaciones de atención médica, así como tecnología para el hogar inteligente y nuevas aplicaciones de aprendizaje automático. Aunque lo cierto es que, de momento, ha mostrado muy poco de sus avances.
Más tangible es su apuesta por el negocio de los servicios donde se incluyen la App Store, el servicio Apple Music y está trabajando en una plataforma de televisión en streaming, al estilo Netflix, que se prevé vea la luz este año. La empresa que dirige Tim Cook confía en que este negocio genere 50.000 millones de dólares en 2020.
La televisión, el nuevo campo de batalla
La televisión se ha convertido en el nuevo campo de batalla de los gigantes tecnológicos. Google debutó en este negocio en abril de 2017 con el lanzamiento de YouTubeTV, un servicio de suscripción que da acceso a más de 60 canales de televisión y que de momento sólo está disponible en EEUU.
En el caso de Amazon, la compañía ofrece su oferta de series y películas a los clientes que estén suscritos al programa Prime. La multinacional defiende que gracias a este servicio de vídeo, los usuarios de Prime tienen más posibilidades de renovar sus suscripciones.
En 2017, Amazon invirtió US$ 4,500 millones en contenido propio. Apple es la última en sumarse a esta batalla. El gigante de la manzana, que ha fichado a dos altos ejecutivos de Sony Pictures, prevé lanzar durante este año su propia oferta de televisión.
Diario Expansión (España)
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