Ante el recrudecimiento de la pandemia del COVID-19, todo parece apuntar a que, por segundo año consecutivo, el regreso a clases será virtual. Pese a ello, los planes de crecimiento de la franquicia canadiense de educación Maple Bear no se han detenido, y la prueba es su primera sede en la ciudad de Arequipa, que ya está lista para operar en marzo próximo, revela Mateo Cuadras, su director de Expansión para Latinoamérica.
Los avances de su primer colegio en Perú, y otros detalles de su operación y expansión, los da a conocer en la siguiente entrevista.
¿Cómo impacta en sus planes de expansión la segunda ola del COVID-19?
En educación, como en muchos otros sectores, los tiempos de inversión se han retrasado porque la economía se ha frenado pero, de otro lado, también se espera un rebote.
Lo interesante es que todos nuestros fundamentos de la hipótesis del negocio se mantienen perfectamente viables a pesar de la pandemia: el alto potencial de crecimiento de las escuelas bilingües, que es mayor al de las tradicionales (estatales y privadas) y la falta de oferta de colegios bilingües de calidad a un precio asequible, incluso es posible que pospandemia el déficit sea mayor. Somos muy positivos y estamos convencidos de que abrir una escuela bilingüe en el Perú es una excelente inversión.
Pero la pandemia condiciona algunas negociaciones ante tanta incertidumbre.
Sí, siempre condiciona y algunas personas no lo terminan de ver. La inversión en educación es de mediano y largo plazo, entre 8 y 12 años, entonces si haces bien tu plan de negocios y de crecimiento el impacto de la pandemia al inicio es limitado y se diluye.
De otro lado, hay que tomar en cuenta también que el tiempo de implantación de un negocio educativo es de 12 a 16 meses, y creo que todos los expertos coinciden que en ese tiempo el COVID-19 habrá quedado atrás, especialmente por la vacuna. Por tanto, no le vemos un gran efecto.
Entonces, ¿en qué tiempo prevén operar los 15 colegios que anunciaron el año pasado?
De tres a cinco años. Es un rango agresivo pero viable, considerando el déficit de colegios bilingües que existen en el país. En nuestro segmento la demanda crece 6%; mientras que en otros decrece. En Brasil y México las escuelas de estas características representan el 5% de la oferta total, en cambio en Colombia y Perú están entre un 2% y 3%, aproximadamente.
¿Con cuántos posibles socios están conversando a la fecha?
Estamos en conversaciones con algunos socios potenciales en Lima para hacer varios proyectos, que espero pronto se puedan concretar. A la par, tenemos acercamientos con posibles socios en Cusco, Chiclayo y Piura.
¿Podrían llegar a buen puerto en el transcurso de este año o lo ve más para el 2022?
Este año formalizaremos las alianzas con algunos inversores porque ya estamos bastante avanzados y en el 2022 seguramente nos dará tiempo de abrir la segunda escuela.
¿Esta segunda escuela sería en Lima?
Yo creo que sí será en Lima.
Y ¿cómo van los avances de su primer colegio en Arequipa?
La sede de Arequipa tiene previsto iniciar operaciones en marzo. Está empezando con un buen nivel de alumnado, pese a la coyuntura adversa que está pasando el Perú. El operador de la franquicia e inversor tuvo que hacer un trabajo de remodelación de infraestructura y pasar por el proceso de entrenamiento a profesores. Toda esta fase de implantación se hizo durante el año pasado, y el lanzamiento a la comunidad y familias arequipeñas empezó en agosto último.
¿Con cuánto alumnado empezará?
Tiene aulas de preescolar de 2 a 5 años y con primer grado de primaria con 20 alumnos, lo cual nos entusiasma. Históricamente nuestras escuelas en Brasil han arrancado con alrededor de diez alumnos y dos o tres años después han experimentado crecimientos importantes.
¿De cuánto es la inversión?
La inversión es variable, depende de la ubicación que es lo que más impacta en el monto total. Pero, puede partir desde los US$ 200,000 hasta los US$ 350,000, lo cual incluye el monto de las tasas de franquicia, su construcción o remodelación, el mobiliario, entre otros.
¿Cómo se han preparado para la educación virtual, considerando que lo más posible es que este año también sea así?
Ser parte de una red (tenemos más de 500 escuelas) da la ventaja de trabajar todo de manera integral y estandarizada, y que la parte educativa y organizacional se trabaje a nivel de red. Desde el año pasado hicimos todo el proceso de digitalización y ya tenemos adaptados todos nuestros programas y contenidos para ello.
Los profesores ya están entrenados y estamos también preparados para una enseñanza híbrida, que en algunos lugares ya se está empezando a dar, donde se alterna el alumnado entre la educación remota y presencial.
En Perú ahora la educación será remota, pero en algún momento volverá a primar, como en otros países, el regreso a las aulas.
El año pasado muchos colegios tuvieron que adaptarse sobre la marcha, lo cual generó mucho descontento entre los padres y el alumnado en cuanto a la propuesta de precios.
Sabemos que hubo muchas quejas, y aunque el desafío lo tuvimos todas las escuelas de la noche a la mañana, la diferencia está en cómo lo afrontas y en qué condiciones. Maple Bear tiene una gran infraestructura, los recursos y el respaldo de un grupo de profesionales de Canadá que hizo que esta migración momentánea sea satisfactoria.
Algunas escuelas lo único que hicieron fue portar sus contenidos a las red y entregarlos como lo hacían de forma presencial; a estas, definitivamente les ha costado mucho más.
Un reto también ha sido mantener los márgenes de rentabilidad porque con la educación remota se exigieron reducciones en las pensiones ¿En Arequipa también arrancarán con una tarifa menor a la prevista?
En nuestro caso es distinto porque recién vamos a iniciar operaciones, así que no hay por qué entrar a un proceso de negociación. El rango promedio de matrícula y pensiones está entre US$ 400 y US$ 500.
En general, vemos que esta situación no ha sido nada positiva para las escuelas, porque han tenido que seguir pagando costo de local, renta, planilla del personal e, incluso, en algunas tuvieron que contratar más personal, ya que el ratio profesor-alumno en digital es menor que presencial.
Lo positivo ha sido que, a diferencia de otros sectores que permanecieron tres meses cerrados, los colegios sí continuaron vivos.
¿Por qué empezaron en Arequipa?
Nosotros siempre estudiamos las segundas ciudades de los países porque hay una cierta facilidad en llegar e iniciar, en cambio en Lima era más complicado, más territorio y población, etc. Además, tuvimos la fortuna de cruzarnos rápido con la persona adecuada, con mucha experiencia y conocimiento local.
¿En cuánto tiempo se recupera la inversión en este tipo de proyectos?
En el modelo que nosotros proponemos, la inversión inicial se recupera a partir del tercer y cuarto año. Nadie abre una escuela pensando en operarla solo tres años. Un colegio tarda en madurar y en crecer y se nutre mucho de su propia reputación.