El Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) y diferentes analistas ya ajustaron a la baja sus proyecciones de crecimiento del producto bruto interno (PBI) peruano para el 2023 y 2024. Pero, también se ha puesto la mirada sobre el potencial crecimiento de la economía al 2030.
El PBI potencial es el nivel de producción máximo al que puede alcanzar una economía utilizando los recursos existentes sin producir inflación. La diferencia entre el PBI potencial y el PBI observado se denomina brecha de producto, es decir la diferencia entre lo que producimos y lo que podríamos producir.
“En lo que va de este siglo, el PBI potencial de Perú alcanzó sus mayores tasas de crecimiento en el periodo 2002-2008 (6% como promedio anual), coincidente con el auge del superciclo de precios de los commodities. En contraste, tras ello se observa una tendencia decreciente en la tasa de crecimiento del PBI potencial, al pasar primero a 5.3% promedio anual en el periodo 2009-2015 y luego a 2.3% en 2016-2022″, explica el BCRP en su último Reporte de Inflación.
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De acuerdo con un reciente reporte de Macroconsult, compartido con Gestión, existen cuatro grandes factores estructurales que determinan el crecimiento potencial de la economía: Stock de capital físico, fuerza laboral, capital humano y productividad total de factores.
El deterioro de cada uno de ellos explica que el PBI potencial para los próximos años se ubica alrededor del 2.6%, según la firma consultora; esto mientras el crecimiento económico se ubicaría en 2.9%, promedio, entre 2023 y 2030.
El stock de capital físico representa el nivel de activos fijos y la inversión fija que lo alimenta. Entre el 2004 y 2014 crecía a un ritmo de 7.1%. Del 2015 en adelante, este ritmo de crecimiento se redujo a 4.8% (promedio). Una situación similar se da en relación a la fuerza laboral, puesto que la tasa de crecimiento de nuevos puestos de trabajo se redujo de 1.4% entre el 2004 y 2014 a 0.8% a partir del 2015 (promedio).
La caída en la inversión privada es el principal factor detrás de ambos indicadores. Las perspectivas más optimistas, del MEF, esperan que dicha inversión caiga 4.5% en el 2023.
Más preocupante que ello es la evolución del capital humano en los últimos años. Se mide por el número de años de educación promedio de los mayores de 15 años. Registra un crecimiento promedio de solo 0.2% en los últimos cinco años.
“Esta variable mejoró un tiempo, pero su crecimiento se ha detenido. En su momento se llevaron a cabo reformas, tanto en educación básica como superior, pero ahora se están desmontando por intereses políticos. Las perspectivas no son para nada alentadoras”, señala Eduardo Jimenez, jefe del sistema de información de Macroconsult.
En cuanto a la productividad total de factores, en los últimos años la falta de innovación ha estado restando en lugar de sumar al potencial de crecimiento de la economía.
Por ejemplo, “la gran ola de modernización del agroindustrial se ha ido apagando con el tiempo. No hay más por donde crecer, los proyectos hidráulicos no salieron y se dejó de expandir”, comenta Víctor Fuentes, gerente de políticas públicas del Instituto Peruano de Economía (IPE).
¿Qué se puede hacer al respecto?
El BCRP lista una serie de medidas. Algunas están en proceso de implementación, como mejorar la calidad de la educación, simplificación administrativa y mejora de la calidad del gasto público.
Otras, son bastante complejas y su ejecución podría tomar varios años más, incluso décadas: reforma del sistema de justicia, cierre de brechas de infraestructura y fortalecimiento de las instituciones públicas y la gobernanza.
Para Alfredo Thorne, exministro de Economía y Finanzas y director de Thorne & Associates, se debería priorizar la formalización y la reducción de la burocracia estatal.
“Los mineros son el mejor ejemplo. Para sacar un proyecto demoras de 2 a 3 años, en Canadá son solo 6 meses. Todo trámite con el Estado tiene un efecto muy importante sobre la productividad. Una forma de generar shock de confianza es con el sector minero. Hay un boom del cobre, los inversionistas están buscando desesperadamente cobre por todo el mundo, cuando nosotros lo tenemos. Si se sacaran adelante solo cinco proyectos de los que están en cartera, cambiaría bastante el panorama”, explica Thorne.
Bachiller en Economía y Negocios Internacionales de la Universidad ESAN y especialista en Sostenibilidad por la Pacífico Business School. Fue analista de Sectores y Empresas y del Content Lab de Semana Económica. Actualmente es redactora senior de economía en Gestión.