Los conflictos comunitarios han sido el talón de Aquiles de la minería peruana durante décadas, estos han frenado inversiones multimillonarias y afectado a minas de cobre gigantes.
Ahora, un economista local convertido en político promociona un enfoque novedoso para resolver las tensiones de una vez por todas: enumerar los derechos de propiedad indígena en los intercambios para hacer que las comunidades sean socias del proyecto o bien, darles una compensación de valor de mercado.
La idea podría parecer descabellada, especialmente en una nación cuyas riquezas minerales se yuxtaponen con instituciones e infraestructuras deficientes, y políticas volátiles y polarizadas.
Pero Hernando de Soto no es ningún loco. El economista ha asesorado a líderes mundiales, encabeza un influyente grupo de expertos y fue elegido por la revista Time como uno de los cinco principales innovadores latinoamericanos del siglo.
”Las comunidades ya no están de acuerdo con el precio que les pagaron por sus tierras”, dijo en una entrevista. “Ellos quieren que las empresas paguen por terreno sobre cobre, y no lo que pagaron las empresas que es por terreno sobre papa”.
De Soto, quien el año pasado se postuló para presidente con un partido de derecha, ve el sistema de propiedad indígena operando en web3, que se refiere a una visión de una internet descentralizada construida alrededor de cadenas de bloques. Esto permitiría a las comunidades hacer la transición de las costumbres ancestrales al capitalismo, dándoles acceso a los mercados internacionales, dijo.
La propuesta cuenta con el apoyo de al menos algunos grupos indígenas y partidos políticos. “Recibí a los representantes de las comunidades de Las Bambas a quienes apoyaremos en su búsqueda de integrarse al mercado internacional”, escribió en su cuenta de Twitter el titular del Congreso, José Williams, tras reunirse con De Soto.
El ultranacionalista Antauro Humala, quien lideró un levantamiento en el 2005 en Andahuaylas donde murieron cuatro policías y actualmente está organizando mítines en el sur rico en minerales, también ha expresado interés. El empresario minero Roque Benavides, quien atribuye gran parte de los disturbios a la mano blanda de las autoridades, discutirá la propuesta con De Soto en una conferencia organizada por la Universidad de Juliaca.
Incluso si la propuesta de De Soto fracasa, sin duda ampliará el debate sobre cómo abordar las tensiones comunitarias en las zonas mineras.
Hay mucho en juego. Perú ya es el mayor productor de cobre después de su vecino Chile y un importante proveedor de zinc, plata y oro. Su enorme potencial sin explotar podría ayudar a satisfacer la creciente demanda mundial a medida que la transición hacia la energía limpia cobra impulso.
Pero las protestas, a veces sangrientas, han anulado los proyectos, mientras que los bloqueos de carreteras esporádicos y las invasiones de sitios mineros trastornan las minas en funcionamiento. El más icónico de ellos el de la mina Las Bambas de MMG Ltd., que cotiza en Hong Kong, que actualmente ha suspendido la producción debido a los bloqueos y ha soportado aproximadamente 18 meses de interrupciones durante seis años.
Parte del malestar se debe a la frustración de los grupos indígenas por lo que consideran una compensación insuficiente por las tierras que ahora explotan las empresas mineras.
”Las comunidades indígenas están sobre las mayores reservas de cobre”, dijo De Soto. “Tarde o temprano se tienen que destapar esas minas. Pero, ¿cómo el país lo va a hacer? ¿Van a entrar las fuerzas armadas o beneficiamos a los comunidades? Ahora les toca a ellos”.