Redacción Gestión

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Los costos laborales no salariales (CLNS), mal denominados también , afectan la competitividad de los países y los salarios, por lo que a mayores CLNS se tendrá más informalidad en el , así como mayor precariedad en el empleo en sectores de baja productividad, y menores salarios promedio, señaló la Asociación para el Fomento de la Infraestructura Nacional ().

El gremio indicó que entre los países de la , el Perú está a la cola debido a sus altos CLNS y en Chile estos costos equivalen a 31.7% del salario bruto; mientras que en México es el 36.4%; el 53.5% en Colombia; y en Perú llega al 59%.

"Chile hizo su reforma laboral hace décadas y redujo sus CLNS, de allí su éxito económico. México acaba de hacer su reforma laboral y también redujo sus CLNS, acercándose a los de Chile", agregó.

En cuanto a informalidad por países, la AFIN señaló que Perú tiene un nivel de 68.8% de población trabajadora informal, lo que coloca al país en el liderato de América Latina en cuanto a este factor de atraso, junto con Bolivia.

Colombia que tiene CLNS cercanos a los peruanos, aunque algo menores, tiene 56.8% de informalidad laboral. Y Chile es líder latinoamericano con solo 18.5% de informalidad laboral, gracias a sus competitivos costos.

"El problema del empleo y la informalidad en el Perú se potencia por la existencia de para las pequeñas y micro empresas que se formalizan, supuestamente transitorios y supuestamente promotores", enfatizó el gremio.

Es así que las micro empresas cuentan con 13% de CLNS; y las pequeñas empresas con 31% de CLNS, lo cual suena promotor sin embargo "en la práctica este esquema promocional ha fracasado una y otra vez".

"No funciona porque si cualquier pequeña empresa que se formaliza tiene éxito y supera el monto anual de ventas permitido o llega a contratar más personal del permitido en su norma promotora, pasaría a estar dentro del régimen general con CLNS que duplican los de las pequeñas empresas. Este salto es demasiado oneroso, imposible de enfrentar para la enorme mayoría de pequeñas empresas que se formalizan y acogen a los beneficios de su régimen especial", mencionó.

Para la AFIN, lo que usualmente sucede en Perú es que cuando las pequeñas empresas formales crecen al límite de su régimen, y caen en el riesgo de ser fiscalizadas y verse obligadas a pasar al régimen general, optan por una de dos posibilidades.

Esas posibilidades son: caer en la informalidad de nuevo, lo que ocasiona la gran rotación de pequeñas empresas formales, que entran y salen del mercado formal cada año; o se comienzan a dividir en varias pequeñas empresas formales de un mismo grupo para evitar las mayores cargas laborales del régimen general.

"La salida es hacer lo que hicieron Chile y México, y reducir los CLNS. En otras palabras, es como si el actual régimen especial de las pequeñas empresas se convirtiera en el nuevo régimen general: la informalidad se reduciría y los salarios promedio subirían", concluyó.