¿Está la prensa digital llena de masoquistas?
Hace unos días, New York Times Company, publicó sus resultados económicos del último trimestre. Si bien las suscripciones digitales aumentan ligeramente, los ingresos por publicidad digital disminuyen un alarmante 10.3%.
Mientras eso sucede, el diario en el que usted lee esta columna ha renovado completamente su edición digital. No sólo se trata de un nuevo diseño, más sencillo y con grandes posibilidades para distribuir información; es también una apuesta por ofrecer una mayor cantidad de contenido (escrito y audiovisual) e incentivar las columnas de opinión, los comentarios y el debate.
¿Renovar la apuesta en un nuevo medio difícil de gestionar y de rentabilizar es masoquismo? De ninguna manera. El problema es que no hay otra salida. Las redacciones tradicionales siguen achicándose conforme la lectoría migra hacia lo digital.
Las nuevas redacciones digitales crecen cada vez más rápido, pero tienen el reto de aclarar cuál es el modelo de negocio adecuado: suscripción de pago, contenido gratuito soportado por publicidad u otras vías aún por definir.
El modelo de negocio no es la única duda. Existe otra y es mucho más importante: ¿Qué camino editorial tomar? ¿Mantener el foco en la investigación, el análisis y la descripción objetiva o ceder ante un contenido más superficial, ligero y “entretenido”? Todo ello como respuesta a un supuesto consumo digital más rápido, menos atento y sofisticado.
Nuestro punto de vista personal va por la primera vía.
El problema de la prensa actual no son las nuevas plataformas digitales. Es que por mucho tiempo se ha descuidado el hacer periodístico; aquel que busca contrastar y dar todos los detalles, contraponer distintos puntos de vista y luego poner el tema a debate actuando como un moderador objetivo. Mucha de la prensa a nivel mundial se ha dedicado a “cortar y pegar” y hacer un tratamiento superficial de los hechos y la realidad. Internet ha hecho que el corta y pega sea un commodity y aquella prensa ha perdido relevancia.
Sea prensa offline o digital, económica o generalista, el futuro está en enfocarse en lo que se supone sabe hacer bien: contenido periodístico. La distribución digital abaratará los medios para alcanzar a los lectores / televidentes / escuchas. ¿Significa esto más beneficios para los accionistas? De ninguna manera. Ese ahorro debe reinvertirse en más recursos de investigación, mejores periodistas, más cuidado editorial. No se trata sólo de mantener el objetivo social de la prensa. El contenido de alta calidad es la base para reforzar el interés de los lectores y optar por nuevos vías de negocios basadas en por ejemplo la suscripción de pago en plataformas móviles de valor agregado, publicidad que vaya más allá del modelo de impresiones y opte por modelos de pago por clic y agregación, así como una nueva relación con los anunciantes basado en un conocimiento más profundo de las audiencias. En mercados como el peruano los modelos basados en publicidad tradicional aún tienen vigencia y son un balón de oxigeno que nos permite observar y aprender de otras experiencias, pero debemos estar atentos y no perder el foco.
Alejandro Miro Quesada Garland decía que la radio anuncia, la TV muestra y el periódico analiza. Don Alejandro vería hoy con gran interés como las nuevas tecnologías son capaces de integrar las tres funciones en un solo medio y redacción. Sin embargo, estoy seguro que sabría utilizarlas sin perder de vista lo que es verdaderamente importante para el periodista: la información y el análisis que ofrece a la sociedad.
En ocasiones las plataformas digitales son los arboles que impiden que los verdaderos periodistas vean el bosque de lo que es su labor de toda la vida.
Mucha suerte a Gestión y a todos aquellos medios que utilizan estas plataformas para ver e ir más allá.