¿Por qué el Banco Central mantiene la tasa de referencia?
La tasa de interés de referencia
interbancaria (en adelante TIRI) es la tasa de interés que se cobran los bancos
comerciales entre sí, por préstamos a muy corto plazo. Es usual que los bancos
se presten entre ellos, de modo que la liquidez pasa de aquellos que tienen un
exceso a los que la necesitan. La TIRI es la principal herramienta de política
monetaria del BCR. Recordemos que el BCR tiene como objetivo único una meta
anual de inflación de 2% +/- 1%. Si el BCR nota que la inflación está
aumentando, entonces sube la TIRI. Una TIRI más alta eleva el costo de los
préstamos entre bancos, por lo que estos responden trasladando el mayor costo a
los clientes, es decir, tienden a subir la tasa de interés activa.
El aumento en la tasa activa genera
que los préstamos, sea para consumo o inversión sean más caros. La idea es que
como consecuencia de lo anterior, disminuyan los créditos que otorgan los
bancos y con ello la demanda interna (el consumo y la inversión son componentes
de la demanda interna). La menor demanda controla la inflación.
Ahora bien, desde mayo de 2011, la
TIRI se mantiene en 4.25% y en la última reunión del directorio del BCR (13 de
febrero de 2013) se acordó mantenerla, debido a que la inflación de enero fue
0.12%, resultado que permitiría llegar a la meta anual. Hasta ahí todo bien; pero, ¿qué otros efectos
tiene el hecho que la TIRI se mantenga en 4.25%?
En primer lugar, la TIRI en Perú es
4.25%, mientras que en Estados Unidos, Europa y Japón es 0% o cercana a 0%. No
es difícil concluir que si hay libre movilidad de capitales, entonces el
diferencial entre tasas de interés genera que ingresen dólares al Perú, pues
“ganan más aquí que en su lugar de origen”. El efecto no deseado es que la
mayor cantidad de dólares origina una disminución
en el tipo de cambio, situación no deseable. El BCR está actuando sobre ese
problema de otro modo. Lo que ha hecho es elevar la tasa de encaje en dólares,
de modo que los bancos puedan prestar menos; así “salen menos dólares a
circulación” y aumentan las reservas, pues el encaje en dólares forma parte de
las reservas. Al salir menos dólares a circular, se atenúa la caída en el tipo
de cambio, como ha ocurrido en las últimas semanas.
En segundo lugar, si bajara la TIRI, podría
evitarse el ingreso de capitales de corto plazo, pero se haría aún más barato
obtener un préstamo, con lo cual se alimentaría el boom crediticio, efecto no deseado por el BCR.
Entonces, si bajara la TIRI colaboraría
con el boom crediticio; si sube la TIRI aumentaría el diferencial de tasas de
interés e ingresarían más capitales, deprimiendo aún más el tipo de cambio. De
ahí que el BCR, de acuerdo con su objetivo único que es el logro de la meta de
inflación, opte por mantener la TIRI. Parece que es una “trampa” de política
económica.
Si la TIRI está “diseñada” para
lograr la meta inflacionaria del BCR y no otra cosa, entonces se requiere de
otros instrumentos para enfrentar los dos problemas de política económica de
corto plazo: la caída del tipo de cambio y el boom crediticio. Pero, ¿cómo
hacerlo en un entorno de libre movilidad de capitales? Hace un par de meses el
FMI publicó un documento donde justificaba colocar algunas limitaciones al
ingreso de capitales, en especial del capital de corto plazo. Por ejemplo,
introducir un impuesto a la entrada de capitales, como lo hizo Chile entre 1991
y 1999. Así, el capital especulativo o golondrino lo pensaría dos veces antes
de tomar la decisión. Es cierto que ello va contra el mercado, pero ¿no es
acaso una distorsión el exceso de dólares introducidos al mercado por la
reserva federal (FED) para reactivar la economía de los Estados Unidos? Lo que
planteo es que hay que corregir los efectos que la distorsión genera sobre la
economía peruana. De lo contrario seguirán cayendo las exportaciones no
tradicionales, lo que se suma a la reducción de las tradicionales por el menor
precio internacional de los minerales.
Debemos tener presente que la
intervención del BCR en el mercado cambiario, a través de las compras de
dólares tiene límites, en la medida que las mismas generan una inyección de
soles que podría tener impactos inflacionarios (es difícil esterilizar tantos
soles) . En enero de 2013 compró US$ 1780 millones de dólares y en los 12 primeros
días de febrero, US$ 840 millones.
Por el lado del boom crediticio,
parece más simple la solución: la SBS puede colocar mayores regulaciones a la
entrega de créditos. También es posible aumentar el porcentaje que las AFPs
pueden invertir en el exterior. Ya subió en dos semanas de 30% a 32% y luego a
34%.
Ciertamente una medida asilada no
tendrá mucho efecto; se trata de una combinación de medidas que enfrenten ambos
problemas de corto plazo. La TIRI subirá solo si la inflación inducida por una
mayor demanda, comienza a “salirse” de la meta anual. Al menos es la señal que
entrega el BCR.