Campañas electorales: contenido para generar diferenciación
Me prometí a mí mismo mantenerme al margen en el tema de la campaña presidencial. Creo que el exceso de opiniones, comentarios, insultos gratuitos y amigos perdidos que suponen las discusiones políticas no permiten una mirada para reflexionar acerca de un voto responsable.
Sin embargo, una invitación a Radio Capital, al programa de Jesús Veliz me llamó la atención, pues me pedían que opinara sobre cuál era, desde mi punto de vista, la mejor campaña.
Mi respuesta fue simple: ninguna. Y creo poder justificarla.
Para ello, vale referirse a esta columna en El Comercio del economista Jürgen Schuldt, donde explica el concepto de la “paradoja de la elección”, un término muy común en la economía del comportamiento.
El razonamiento es este: ante tantas opciones (19 candidatos), todas iguales, es imposible que el consumidor (elector), pueda tomar una decisión informada, sobre todo si no recibimos información suficiente. Bajo esta premisa, terminamos eligiendo por el impacto de la imagen, es decir, aquello que nos parece más atractivo, simpático o que conecta con nosotros.
¿Son estos factores (atracción, simpatía o conexión) necesarios para un candidato?
Por supuesto que sí. Es más, diría que son indispensables. Sin embargo, en un mar de 19 propuestas con pocos elementos de diferenciación (quisiera evitar el término “mediocres”), aquel que pueda desmarcarse del resto y convertir sus propuestas en notables, será quien lleve la delantera.
Y para ello son necesarios dos procesos: identificar claramente cuáles son las audiencias y sus necesidades y generar contenido de valor, que solucione los “dolores” de esas audiencias de cara al, hasta ahora, penoso deber de tener que enfrentar una cédula de votación en tres meses.
Me refiero a propuestas que vayan más allá de temas recurrentes como economía y seguridad ciudadana. Hay aristas fundamentales, como educación, salud o infancia que no están siendo tocados por los candidatos y que, con propuestas concretas y bien explicadas, son banderas que podrían conseguir votos.
No me malinterprete, no estoy diciendo que los candidatos deben simplemente “hablar” de estos temas para tener adhesiones gratuitas; me refiero a que se deben diseñar planes de gobierno que contemplen acciones en estos ámbitos, explicar cómo se van a lograr, comunicarlas al máximo y, por sobre todo, cumplirlas.
En pocas palabras: tener un plan de gobierno coherente, conciso, aterrizado y medible y comunicarlo eficazmente, a través de contenido que genere movimiento (no, no queremos likes ni retweets, sino votos).
En un mercado saturado, solo el buen contenido logrará la diferenciación y la preferencia de sus audiencias.
Este consejo, que bien podría aplicarse a su producto o servicio, cualquier que este sea, sirve también para un candidato en época electoral; al igual que este, un bien o prestación debe destacar en medio de una oferta nutrida y para ello la comunicación estratégica es indispensable.
(Si tiene unos minutos, aquí le dejo el video de la conversación).